Diversión con Pierce.

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Aidan sintió su corazón acelerarse al saber que no estaba bien lo que estaba haciendo, no era verdad lo que había dicho segundos atrás, el cariño de hermandad que sentía por la castaña jamás iba a cambiar. Sabía que se arrepentiría de aquella decisión, toda su vida.

—Tal vez no sea el mejor hombre, pero prometo que haré todo lo que este en mi poder por hacerte feliz. Así que... —abrió la pequeña caja de terciopelo que contenía el anillo y se lo ofreció a Valentina.—¿Te casarías conmigo?

El mundo terminó de derrumbársele a T/n, una lagrima rebelde se deslizó por su mejilla y desvió la vista a otro lugar, Apolo sintió como sus esperanzas se esfumaban y se giró a T/n queriendo saber cómo estaba.

—¿Te encuentras bien?—susurró.

—Por supuesto que estoy bien. —susurró con la voz rota —¿No me vez? —sonrió forzosamente, sus ojos irritados y llenos de lágrimas le hicieron ver a Apolo lo mucho que sufría —Ambos cumplen con su deber. —sollozo sin evitarlo, el dolor aumento al ver a Valentina aceptar la propuesta —Serán buenos... Reyes... Valentina es... Pues ya ves, una princesa y tiene clase, estilo... Y poder que le beneficiará al pueblo.

—T/n... —trató de hablar.

Sin embargo, ella se cubrió la boca con una mano, giró en sus talones y salió al patio con desesperación llevando consigo su corazón hecho trizas. Los aplausos en el lugar no sirvieron de nada, cerró las grandes puertas detrás de ella y se sentó en la acera apretando con fuerza la piedra mientras cerraba los ojos que desbordaban lágrimas y su gesto se contraía uno de dolor.

Sollozó en voz alta deseando no poder sentir nada.

—Mamá... —sollozó desconsoladamente — Mami, ¿Porqué me dejaste? Te necesito mas que nunca. Te necesito...

Apolo trató de ir detrás de T/n, sin embargo, los aplausos atronadores lo obligaron a quedarse y acercarse a su primo para felicitarlo, Aidan lució levemente afecto mirando el lugar por donde T/n había desaparecido, si, también a él se le había roto el corazón.

—Felicidades... —miró a su primo que sonrió de lado y lo abrazó dandole unas palmadas.

Estaban jodidos... Ambos lo sabían.

—Gracias... —se alejó de él, sonrió amablemente a los demás —Si me permiten, tengo que resolver algo, permiso.

Se alejó con una reverencia y fue en dirección a donde T/n había ido. Tragó duro y giró en sus talones mientras respiraba varias veces para no llorar. Se cuestionó cuando se había vuelto tan debíl, estuvo de acuerdo con su conciencia cuando le dijo que se volvió débil desde que T/n había llegado a su vida.

Cuando las puertas se abrieron, T/n se levantó de inmediato dando la espalda y apresurándose a limpiar las lagrimas. Supo quien era desde que dio unos pasos a ella después de cerrar las puertas.

—T/n...

—Felicidades. —sorbió la nariz sin verlo aún.

Respiró lentamente conteniendo sus emociones. Se dijo así misma que ya debería de estar acostumbrada a perder a las personas que amaba. Aidan se puso enfrente de ella sintiendo su pecho encogerse al verla, con los ojos y nariz rojos por el llanto.

—Lo siento mucho, de verdad que lo siento. Desearía no hacerte daño.

T/n levantó la mirada obligándose a poner una sonrisa en sus labios.

—Solamente estas haciendo tu deber...

—Debí de haber mandado el deber al carajo, es a ti quien amo. No quiero que pienses que esto de casarme con Valentina ha sido mi sueño dorado, porque déjame decirte que no es así. —dio un paso al frente tomando sus manos con delicadeza.

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora