Último golpe.

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Impotencia era lo que T/n  sentía en ese momento. Se odiaba a sí misma por arrasar con todo lo que la rodeaba. Sabía que debía de dejar de darse golpes de pecho. Barry ya estaba muerto y no había nada, absolutamente nada que ella pudiera hacer. No podía regresar en el tiempo y evitarlo. Si pudiera regresar en el tiempo, habría muerto junto a Fausto desde esa noche.

Todo está estrictamente relacionado y eso era lo que más le dolía. Una cosa le había llevado a otra, tener a todo el mundo detrás por proteger al heredero al trono había marcado el final de su vida, su tan solo hubiera sido más fuerte para poder ella sola, Barry no estaría muerto, Apolo estaría en Inglaterra con su primo, no hubiera conocido a los Fairchild, a los Ackerman o a los Grey, ellos estarían bien. Alexander estaría vivo.

Era como si tuviera una maldita maldición. Todo aquel que la amara iba a morir. Eso era inevitable.

Moriría. Ella quería morir. Quería dejar todo el sufrimiento que la estaba consumiendo. Y si había un dios, el cielo o el infierno, quería estar con su familia. Fuera donde fuera. Y lo haría. Esa sería su última pelea. Iría por Apolo, a cualquier costo. Terminaría con la vida de Iván Fairchild... Y eso sería todo.

No quería abandonarlo y dejar que viviera en un infierno. No podía dejar que él siguiera cometiendo ese tipo de atrocidades, no quería siquiera imaginarse el dolor que sentiría después. Los Gallagher no habían hecho nada malo... Solo estar con ella.

Querían a Aidan... Y Apolo tomó su lugar...

Siempre han sido ellos dos. Siempre se cuidaban el uno al otro.

—Déjame ayudarte con esos

T/n levantó la mirada de inmediato. Theresa entraba a la habitación mientras extendía la mano para ayudarle a T/n a suturar la herida que se le había abierto.

Sus cabello rubio antes suelto, se encontraba en una coleta baja, mientras los pequeños hematomas comenzaban a desaparecer. Su organismo tenía la capacidad de regenerarse rápidamente. Eso le parecía fascinante a T/n.

—Puedo hacerlo sola... -bajó la mirada a la herida.

Theresa sonrió de lado.

—Cuento con ello.

A pesar de su respuesta, le quitó la aguja e hilo a T/n para ser ella la que le ayudara.

—Tu lo sabías... - murmuró.

Su voz estaba rasposa y gélida. El dolor ya había pasado a sentirse como algo normal, que le dio igual a T/n.

—Si.

—Siempre he admirado que seas directa conmigo Theresa...

—¿Pero?

No quiso contestar. Se limitó a quedarse en silencio, sintiendo como la aguja perforaba su piel, ya que el dolor era algo que había estado soportando por horas, daba lo mismo que le pusieran algún analgésico.



Sus dedos desgarraron la tela rota de su pantalón mientras escuchaba a los demás discutir por algo. La silla giratoria en la que se encontraba, se movía ligeramente. Sintió a Aidan sentarse a su lado, inmediatamente levantó la mirada. Tal parecía que él también estaba al tanto de lo que había pasado, su mirada tratando de ocultar la tristeza.

Entrelazó sus manos con cuidado, dejando pequeños círculos en su dorso. T/n cerró los ojos, disfrutado la sensación de tranquilidad que las caricias de Aidan le daban.

Todos tomaron su lugar en la gran mesa. Ben estaba a su lado Izquierdo.

—¿Tienen idea de lo que nos dirán?

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora