El día que su mundo se destruyó.

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T/n fruncía el entrecejo enfrente del espejo de cuerpo completo, volvió a cuestionarse por que estaba haciendo aquello, ella se encargaba de la seguridad, no era empresaria o lo que sea que sería al ir con los príncipes.

– Te queda perfecto el vestido... – dijo Valentina, contenta con el resultado – Mejor que a mí... — aplaudió emocionada... — Quédatelo... Se te ve asombroso... — T/n se miró de nuevo en el espejo, estaba enfundada en un vestido azul oscuro, se veía formal, pero también seductor. Enchueco el gesto. — tranquila... No es nada vulgar... — ese punto se lo otorgaba, no se veía nada vulgar, al contrario, hacia ver a T/n, incluso con poder.— Solo tienes que ir a hacer unos convenios con los chicos. Es todo... — Valentina la sujetó de los hombros dandole un leve apretón para tranquilizarla. – Respira...

T/n hizo lo que le pidio.

– Valentina... ¿Desde hace cuanto conoces a El Príncipe Aidan? – se giró a ella.

– Desde que teníamos 10 años. Es mi mejor amigo... Aunque, siento que en ocaciones puedo ser muy empalagosa con él. Yo sé que él jamás me va a decir nada... Por qué es un caballero. Lo amo con todo mi ser... Es un gran amigo... — sonrió. — A veces siento como si fuera mi hermano mayor... Es tan maduro y centrado... Y apenas tiene 18... — suspiró orgullosa de su amigo — Yo sigo pensando que los unicornios existen — rió nerviosa.

T/n se cuestionó cómo se sentiría tener un mejor amigo, por su estilo de vida, ella no podia tener amistades, que deprimente era su vida. Ella quería poder contarle a alguien en quien confiara plenamente, su vida, sus miedos y los demonios que la atormentaban.

– Parece que... Cada quien tiene un mejor amigo que te salva... — la miró de nuevo — por ejemplo, tu con Apolo.

– ¿Cómo dices? — T/n frunció el entrecejo.

– Tu eres la centrada, Apolo es el macho con mentalidad de niño... Y, aunque chocan mucho... Se tienen la confianza para decirse todo... — lo pensó.

Era verdad lo que Valentina decía... Y ¿Si Apolo era esa persona que ella quería...?

Admitió que se conocieron de una manera poco convencional, hasta la fecha siguen gritándose el uno al otro por la enorme diferencia de mentalidad pero ya no suele ser tan catastrófico como al inicio. Ambos comenzaban a tolerarse más entre sí. Aceptaba que de vez en cuando pasaba momentos agradables con el rubio.

La voz de Valentina la regresó a la realidad. La vio ir por unos zapatos de tacón e ir a su dirección.

T/n trató de pensar en quién habría propuesto que ella hiciera aquello. Prometio que si descubría que el culpable de todo era Apolo, lo iba a golpear dejándole un hematoma en toda la cara. Odiaba vestirse tan formal. Lo suyo era la ropa monocromática con botas toscas y ese tipo de cosas. No vestidos... Mucho menos eventos donde sería el centro de atención.

Ni loca formaría parte de la realeza. Detuvo sus pensamientos al no saber que relación tenía con le Príncipe Aidan, pero si las cosas seguían aquel camino, tendrían serios problemas. Ella no estaba dispuesta a ser parte de la realeza.

Eso lo hubieras pensado antes de irte a meter con el príncipe...

T/n giró los ojos ignorando a su segunda personalidad, comenzaba a arrepentirse de darle algo de libertad.

– Vete al cuerno... — susurró para si misma.

Apenas recordó lo que estaba pasando, se apresuró a quejarse como de costumbre. Valentina sonreía divertida, estaba claro que se la estaba pasando bien con ello.

T/n chasqueó la lengua cuando se vio de nuevo al espejo. Toda una señorita formal y respetable. Estuvo de acuerdo en golpear al que se le ocurriera aquello.

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora