Soy yo.

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T/n tragó con dificultad al escuchar la explosión al otro lado del lugar.

Ben miró a T/n y a Aidan.

-¿Esa es la señal?

-Si. -respondió el segundo -Andando...

T/n miró por última vez el lugar por donde Jonathan y Marcus habían desaparecido hace apenas unos momentos. Tragó con dificultad antes de girar en sus talones y ver a Aidan que la esperaba. Ben había comenzado a trotar a la entrada.

-Toda la atención está desviada al otro extremo del lugar...-murmuró.

-Aún así, no bajes la guardia... - miró a los costados.

El lugar estaba con las lámparas encendidas, pero completamente frío. Lo que lo hacía ver y sentir de una manera tetrica. Mientras Ben buscaba en la parte de abajo, Aidan y T/n subieron encontrándose con varias puertas en un enorme y estrecho pasillo.

T/n tensó la mandíbula.

-Genial...

-Dividamonos... -sugirió Aidan -Yo las de la izquierda y tú las de la derecha.

-Si algo pasa... Grita... - lo señaló con su espada.

Aidan asintió yendo por su lado y comenzando a tumbar las puertas con una patada.

T/n apretó los labios y caminó abriendo la primer puerta con facilidad. Miró una última vez a Aidan que iba por la segunda.

<<Él va a estar bien...>>

Haciendo caso a sus pensamientos, revisó una por una las habitaciones sin encontrarse con algún rastro de Apolo. La última, que estaba al fondo, fue la que llamó su entera atención al descubrir que estaba atascada con seguro. Parpadeó varias veces sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo.

Apoyo su pie izquierdo atrás, plantándolo bien en el suelo y después, lanzó una patada con el derecho, haciendo que la puerta fuera abajo. Tirarla no había supuesto nada difícil como en un principio T/n había pensado.

Incluso antes de que entrara, pudo sentir como volvía a respirar con tranquilidad. Pero otra alarma se encendió en su cabeza. Una que le generó un enorme dolor en la cabeza.

Se encorvó un poco, presionando las cienes con fuerza. Era Cero tratando de tomar el control.

Algo no anda bien. Fue muy fácil, déjame tomar el control.

<<Ya basta.>>

Aún con el dolor palpitante en cabeza, se incorporó entrando al lugar, que ahora sabía, era una habitación. Sintió como su corazón se detuvo por un momento antes de comenzar a bombear sangre como un loco.

Ahí estaba, con su cabello dorado algo desordenado, ahora estaba más largo. Sus ojos miraban en su dirección claramente sorprendido, su barba comenzaba a hacer acto de presencia, en la comisura de sus labios, yacía un hematoma morado. Se veía cansado, agotado, y aunque no pudiera encontrar otra herida a simple vista, no había rastro alguno del Apolo que ella había conocido.

El hombre que tenía frente a ella se veía acabado.

Un nudo se instaló en su estómago. Pero a excepción de eso, parecía aparentemente bien, lo que, en cierto grado, la desconcertó. Ella lo había visto herido y ahora lucia tan fresco como una rosa.

Vestía un suéter negro con pantalones de mezclilla azul. Sus armas estaban en la cama, como si estuvieran listas para usarse.

-¿T/n? -después de la sorpresa, frunció el gesto -¿Qué haces aquí?

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora