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MEW

¡Hijos de puta!

Tuve el mal presentimiento desde que vi el paquete.

No sabría explicar por qué, tal vez la hora de la entrega no me pareció normal... pero cuando escuché el grito de Gulf temí lo peor.

Cuando abría la puerta de su habitación, la única habitación en la cual no había cámaras para protegerlo, y lo vi de pie, cubriéndose el rostro con las manos manchadas de sangre y sus bonitos ojos devolviéndome la mirada completamente horrorizado, comprendí que le había fallado.

Los muy cabrones mezclaron la sangre del ave con pintura roja para que fuese más difícil de quitar las manchas. Su rostro blanco, casi como la cerámica, había presentado un aspecto macabro con aquellas manchas cubriendo su piel.

El pobre estaba temblando, tanto, que creí que se desmayaría. Ver toda aquella sangre, el animal muerto y el mensaje que le habían enviado, debió ser lo peor que había visto en su vida.

Bueno, en realidad no, si teníamos en cuenta su pasado.

Me puse manos a la obra para limpiar todo aquel escenario de película de terror. Metí el ave en una bolsa para mandarla al laboratorio y que la examinaran.

Quité la funda y el edredón, habían quedado totalmente inservibles. Los metí en una bolsa de basura y fui a buscar el mío.

Justo cuando ya todo estaba en orden, oí la puerta del baño abrirse de donde Gulf salía temeroso. Su cabello goteando, sus ojos rojos por las lágrimas que había derramado y sus mejillas pálidas por el calor del agua.

-Te he traído mi edredón, el tuyo he tenido que tirarlo.

Asintió, mirando su cama sin ánimos.

-¿Has hablado con mi padre?

-No me contestó. Pero logré hablar con Henry. Mañana enviaré todo para ver qué pruebas podemos obtener de ello.

Gulf se sentó frente a su tocador. Pude verlo a través del reflejo del espejo.

Ver cómo esto podía llegar a destruir toda aquella energía suya, me molestaba más de lo que mi gusto podía aguantar. Desearía tener a esos cabrones enfrente y matarlos con mis propias manos.

-¿Viste la nota?

Apreté los labios, estaba furioso.

-Están vengándose de mi padre a través de mí y ni siquiera sabemos por qué. O bueno, yo no lo sé.

No tenía idea de cuánto sabía Gulf sobre este tema, pero su padre especificó tenerlo al margen de cualquier información que pudiera asustarlo.

Sentí una punzada de dolor pero debía cumplir con mi trabajo.

-No pienses más en eso. ¿No quieres un té o algo caliente?

Él negó con la cabeza, estaba inmerso en su propio reflejo en el espejo.

Eché un último vistazo a su habitación antes de salir y dejarlo que se cambiase.

Me preparé un café. Necesitaba estar alerta esta noche. Cuando ya estaba acabándomelo, su puerta se abrió y apareció él descalzo y con su pijama amarilla.

-¿Estás bien? -no pude evitar preguntar.

Pareció dudar antes de abrir la boca para pedirme algo.

-Sé que seguramente te reirás de mí, pero...

Dejé la taza sobre la isla para prestarle atención.

-¿Puedes quedarte un rato conmigo hasta que me duerma? Es que...

-Está bien.

Lo seguí hasta su habitación y me senté en un sofá que había en la esquina.

Casi parecía que después de lo ocurrido, algo había cambiado entre nosotros. Se acostó, apoyó su cabeza contra la almohada y se cubrió hasta el cuello con la sábana. Sus ojos no se apartaban de los míos.

Vi cómo aspiraba mi aroma en las sábanas y así nos quedamos. Mirándonos hasta que el sueño le venció y cerró sus ojos.

Yo me quedé observándolo por mucho más tiempo.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora