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Cuando abrí los ojos aún era de noche. Al principio me costó comprender dónde estaba, pero cuando mis ojos se encontraron con Mew, que dormía en un sofá junto a la cama, los recuerdos de lo que había sucedido volvieron para atormentarme.

Lo primero que hice fue leer los mensajes de Bright informándome sobre Win. Lo segundo que hice fue preguntarme por qué de nuevo no habían policías pidiendo nuestros testimonios.

Al moverme, Mew abrió los ojos.

-No quería despertarte. -anuncié viendo que se levantaba y venía hasta mí. Se sentó en la cama.

-Estaba despierto. -explicó levantando una mano para acariciarme la mejilla. -Siento todo esto, elefante.

Cerré los ojos cuando sus labios besaron mi mejilla con ternura.

-¿Pudiste dormir?

Asentí sabiendo que se avecinaba una conversación inevitable.

Mew suspiró como si me hubiera leído la mente.

-Mirarte a los ojos es como mirar a un ángel. -pasó su pulgar por mi labio inferior.

Fui a replicar, pero sus labios apretaron los míos con suavidad.

Suspiré y aprovechó que mis labios se abrían para profundizar el beso. No me lo esperaba, pero tampoco me quejé. Me acostó y se montó sobre mí. Era la primera vez que estábamos solos en una cama, completamente solos.

Él me había dado una camiseta suya para dormir y era lo único que llevaba puesto, además de mi ropa interior.

-Lo que siento por ti me asusta, Gulf. -confesó sobre mi boca.

Subí mi mano hasta su nuca y lo acerqué más a mí. Arqueé mi cuerpo para entrar en contacto con el de él.

-A mí me asusta saber muy poco de ti y sentir lo que siento... -le dije com mi voz temblorosa.

-Sabes más de lo que deberías, créeme.

Me apretujó contra el colchón, exactamente como lo quería tener. Con todo su peso sobre el mío.

Metí mis manos en su camiseta y acaricié su cuerpo. Todos sus músculos se marcaban a la perfección, yo quería pasarle mi lengua. Con su ayuda, mandamos su camisa a volar.

¿De verdad estábamos haciendo esto? ¿Justo ahora?

Algo me sabía mal, se sentía casi como una despedida. Ese pensamiento me asustó tanto que lo abracé con más fuerzas, como si no lo quisiera soltar nunca.

Me volvía loco que controlara su fuerza conmigo, podía matarme si quería.

-Enséñame, Mew. -decreté separando nuestras bocas y mirándolo a los ojos. -Enséñame a darte placer.

La mirada que dio bastó para que pasáramos al siguiente nivel, nos dio la vuelta, de manera que ahora yo estaba sobre él, a horcajadas.

-Bésame. -me exigió.

Me incliné e hice lo que me pidió. Primero besé sus labios y luego fui bajando por su divino cuerpo, hasta que llegué al inicio de sus pantalones.

Estaba tan serio viéndome allí, tan cerca de aquella parte que moría por saborear. Y de repente el miedo había desaparecido, me olvidé de los problemas por un momento; porque justo ahora sólo me importaba darle placer al hombre del que estaba enamorado.

Le desabroché los vaqueros y me ayudó a quitárselos. Su erección se marcaba tanto en sus bóxer que llamaba toda mi atención. Me miró como si estuviera dándome permiso a seguir.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora