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Cuando fui a darme una ducha a la mañana siguiente, caí en cuenta de lo complicado que sería lavarlo y aplicarle la crema al tatuaje.

Creo que tendré que pedírselo a mi querido y guapísimo guardaespaldas, una idea que me puso de buen humor.

Aproveché que era domingo para ir a practicar una nueva rutina, así que me puse un maillot, uno que tenía una abertura en la espalda y no topaba con el tatuaje, encima me puse unos pantalones de chándal grises.

Encontré a Mew en la cocina preparando el desayuno. Él estaba dándome la espalda, pero cuando lo vi con unos pantalones iguales a los míos y una camiseta negra, me dieron ganas de desnudarlo y buscar sus demás tatuajes.

-Buenos días. -me senté en la mesa.

No se me había olvidado que había ido de chismoso con mi padre, pero no soy una persona que pueda pasar mucho tiempo enojada, y menos con alguien tan guapo y que además me prepara el desayuno.

Puso un plato con hotcakes sobre la mesa y le dio un empujón hasta a mí, luego me exigió que comiera. Siempre tan simpático.

Me levanté a preparar mi leche con miel.

-No sé cómo puedes preparar desayunos tan elaborados siempre, yo apenas y me levanto a beber esto.

-Eso dice mucho de ti.

-¿Que soy encantador por ejemplo?

Me reí de mi propio ingenio y me volví a sentar en la mesa. Aparentemente todo lo que hizo era sólo para mí.

Se quedó parado, recargado contra el mostrador bebiendo su café.

-¿No te aburres de estar todo el día aquí?

-Es mi trabajo.

-¿Cómo decidiste ser guardaespaldas?

Mew se giró hacia el fregadero para lavar su taza vacía y luego recuperó su postura original.

-¿Te gusta? -dijo refiriéndose a la comida.

-Me encanta. ¿Por qué ignoras mi pregunta?

-¿No te cansas de estar parloteando?

-No, no me canso, el silencio es aburrido, ¿Por qué decidiste ser guardaespaldas?

Mew me miró muy serio. Camino hasta mí y puso sus manos sobre la mesa, se agachó un poco para mirarme más directamente.

-Si te lo dijera... tendría que matarte.

Sentí escalofríos al notar que hablaba en serio. Quise bloquear mis nervios y contesté lo primero que se me vino a la mente.

-¿A besos?

Mew parpadeó incrédulo, luego se alejó de mí y suspiró.

-Limítate a comer, Gulf.

Sonreí divertido por mis ocurrencias.

-¿Y tu novia... o novio... no te echa de menos? -no podía dejar de insistir en ese tema. -Estando aquí todo el día conmigo...

Estaba que me aplaudía irónicamente a mí mismo por ser tan poco obvio en mi búsqueda de información de este hombre.

Mew me sorprendió sonriendo ligeramente.

-No tengo novio. -dijo haciendo énfasis. -Ya puedes dormir tranquilo, nadie sufre mi ausencia.

Por dentro estaba dando brincos de emoción.

-Para que veas lo buena persona que soy, me preocupo hasta por los que no conozco.

Entonces se me ocurrió una idea. Algo que podría ayudar con mi acercamiento -al menos físico- con mi dios griego.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora