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Me arreglé lo mejor que pude, además mi hermana vino a echarme una mano con lo del maquillaje en el rostro. Con una camisa manga larga negra para cubrir mis rasguños y unos pantalones ajustados... muy ajustados.

Tenía muy pocos ánimos para ir a sociabilizar pero no tenía más remedio.

Mientras mi hermana me acomodaba el cabello yo me rociaba un poco de perfume.

-Deberías ponerte tu boina negra. -dijo ella.

-¿No crees que es demasiado?

-Tú eres demasiado. -contestó observándome a través del espejo.

Le hice caso, busqué mi boina francesa y me la puse.

Cuando bajé Mew estaba parado junto al auto de mi padre. Mi papá se fumaba un puro mientras me esperaba.

Cuando salí por las puertas, ambos voltearon a verme. Los dos tuvieron una reacción bastante parecida pero opuesta.

Mi padre me miraba con admiración y orgullo, pero no admiración de un padre a su hijo, si no como cuando compras un Ferrari nuevo. Mew parecía casi embobado, como si no esperara verme así.

Bajé las escaleras hasta ellos.

-Padre, está haciendo mucho calor como para llevar esta camisa, sabes que los zapatos de vestir me molestan. -y así la burbuja de encanto se rompió. Mi papá me miro con disgusto y Mew sonrió con disimulo.

Me senté con mi padre en la parte trasera del coche. Mew no se subió con nosotros. Fue en otro auto que nos seguía, iba con Henry y otros tres tipos que nunca había visto.

-¿Quiénes son esos?

-Contraté seguridad adicional.

Luego de eso sacó su teléfono para hacer una llamada que duró todo el viaje. Casi me quedé dormido pero mi padre me zarandeó cuando llegamos.

Salí del auto y noté que toda la gente iba vestida de forma normal y casual. Me sentí ridículo. Aunque cuando llegamos al palco privado de mi padre, comprendí que ahí todos vestían igual de ridículo que yo.

Habían puertas de cristal, sillas muy cómodas y meseros repartiendo Champán.

Me puse nervioso al no ver a Mew por ninguna parte, pero luego de buscarlo con la vista un buen rato, finalmente lo encontré parado en una esquina viendo hacia todos lados con seriedad. Incluso llevaba un pequeño micrófono para comunicarse con los otros guardaespaldas.

Empezaba a aburrirme por estar rodeado de gente desconocida y agrandada cuando llegó mi padre acompañado por dos hombres.

-Gulf, te presento a Leonardo y Derek Kozel.

El primero era un hombre ya bastante mayor, era el padre de Derek supuse. Este segundo era bastante apuesto.

Le tendí mi mano a Leonardo, pero mi atención se desvió involuntariamente a Derek, era muy guapo. Él me miraba bastante sorprendido también.

-Este es mi hijo, Leonardo. Te he hablado mucho de él.

-Te quedaste corto, amigo mío. -dijo Leonardo con una sonrisa.

Entonces Derek habló.

-Me habían dicho que eras guapo, pero pensé que exageraban. -tomó mi mano y le dio un ligero beso.

Sonreí como agradecimiento y me devolvió la sonrisa como si fuera una obra de arte. Me sentí incómodo pero también se sentía bien recibir esa atención de un hombre como él.

-Tu padre me ha contado lo que sucedió con el auto. -Leonardo volvió a llamar mi atención. -Siento mucho que hayas tenido que vivir algo así.

-No lo sienta. La culpa fue del imbécil que intentó matarme.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora