27

1.4K 253 6
                                    

Finalmente mi hermana se marchó para pasar el resto de sus vacaciones con su mamá y su padrastro. Me sentí triste, no volvería a verla hasta el próximo verano.

Lo bueno fue que Win me escribió y aceptó pasar el resto de las vacaciones en mi casa. Volveríamos juntos a Nueva York.

Derek Kozel me envió flores todos los días. Volvimos a salir juntos, aunque no solos, sino que me presentó a su grupo de amigos. Luego de darme otro agresivo beso, se fue prometiendo que vendría a verme al final de las vacaciones para despedirse.

Mi relación con Mew se había enfriado. A pesar de que pasábamos todas las horas juntos, nos evitábamos mutuamente.

Eso me había hecho llegar a la conclusión que por más que saliera con Derek, era otra persona la que ocupaba mis pensamientos.

No podía seguir saliendo con Derek sabiendo eso. No era justo.

Mi intención era proponerle que siguiéramos siendo amigos. Eso era lo que haría hoy, a tres días de volver a mi departamento.

-¿Qué tal una carrera? -le dije mientras cabalgábamos por los campos de mi padre.

-¡Tonto el último que llegue al granero! -gritó, tomándome desprevenido y ganándome la delantera.

Lo seguí rápidamente, sin darme cuenta a qué granero se estaba dirigiendo. Casi me detengo en seco cuando llegamos ahí, haciendo que él me ganara.

Sentí escalofríos al entrar en el lugar donde hace unas semanas Mew y yo, habíamos hecho cualquier cosa menos comportarnos de manera profesional.

Mew y Roy venían detrás de nosotros, pero ellos esperaron afuera. No me hizo falta ver a Mew para saber que también le pasó por la cabeza lo mismo que a mí.

-Has perdido. -dijo acercándose a mí para ayudarme a bajar del caballo.

Cuando mis pies tocaron el suelo, Derek intentó besarme pero me aparté de manera sútil.

-¿No piensas compensarme por haber ganado? -dijo enterrando su cada en mi cuello.

-Derek... -empecé diciendo sútilmente.

-Oh, vamos, príncipe. -dijo tomándome por las caderas y acercándome a su cuerpo con ganas. -Dame algo que pueda recordar.

Además del beso en aquel lugar, la presencia de Mew afuera, me hacía sentir incómodo.

Sus manos fueron a apretarme mi trasero, entonces reaccioné.

-Vas muy deprisa, yo no... -pero me calló con un beso.

Su lengua se metió tan profundo que sentí asco. Empecé a empujarlo con las manos para quitármelo de encima, pero cuando más presión ponía yo, más duro se ponían sus pantalones.

-¡Suéltame! -grité enojado y asustado al notar que mis intentos por deshacerme de él, eran en vano. La historia se estaba repitiendo, y nada de lo que Mew me había enseñado podía ponerse en práctica ahora. -Joder ¡Dije que me sueltes!

-Me merezco algo por haber estado detrás de ti toda la maldita semana. -dijo topando con fuerza nuestras caderas y quitándome cualquier posibilidad de darle una patada.

-¡Maldito hijo de... -me cubrió la boca con su mano, al mismo tiempo que la otra se metía bajo mi camisa.

Nunca me habían tratado así. Ni siquiera Mauricio.

Mi corazón se aceleró y el miedo me golpeó. Entonces supe que no se detendría, que no le importaba que le estuviera pidiendo que parara.

-¡Mew! -grité cuando la mano de Derek bajó para rasgarme la camisa.

-¡Quédate quieto, joder! -dijo en tono escalofriante.

Entonces escuché un clic, y Derek se detuvo.

Abrí los ojos y vi que Mew tenía su pistola contra la nuca de Derek, pero este sólo sonrió divertido.

-Apártate de él. -exigió Mew.

Derek se desternilló y me soltó despacio. Me apresuré a ponerme detrás de Mew.

-¿Quién te crees que eres para decirme qué hacer? -le preguntó dándose la vuelta para encararlo sin una pizca de miedo. -¿Piensas disparar, Suppasit?

Mew no vacilaba. Seguía apuntándolo directamente.

-Lárgate de aquí. -le dijo Mew.

Derek volvió a reir y luego volteó su vista hacia mí, que estaba soportando para no llorar.

-Dile a tu padre que me cobraré la deuda lo antes planeado.

Sus ojos ardieron sobre los míos con promesas oscuras. Había pasado de ser un encanto a un psicópata.

Cuando se marchó cabalgando a casa junto con Roy. No quería que Mew me dijera ni hiciera nada. Le di la espalda e inútilmente intentaba unir las partes rotas de mi camisa para cubrirme.

-Gulf. -dijo acercándoseme por detrás. - No volverá a tocarte.

Fue estando allí que comprendí que Mew era en el único hombre que confiaba. Al que quería...

Giré para mirarlo, vi que estaba furioso, no conmigo, pero apretaba los puños a su costado.

-Se me olvidó lo del taekwondo. Vas a tener que enseñármelo de nuevo.

Mew no sonrió. Cruzó la distancia que nos separaba y me acarició el rostro.

-Te enseñaré todo lo que quieras. -dijo limpiando una lágrima que acababa de derramar.

Sus ojos se desviaron a mi camisa rota, y sin dudarlo, desabrochó su sudadera. Me ayudó a ponérmela, luego cerró la cremallera despacio.

-Si vuelve a tocarte, lo mato.
Lo dijo como si no existiera otra opción.

-Quiero irme de aquí. -le dije abrazándome a mí mismo. -Quiero volver a Nueva York contigo y olvidarme de todo.

Mew permaneció quieto, mirándome. Yo cerré el espacio que nos separaba, y sin permiso, me pegué a su cuerpo, y puse mi cabeza en su hombro, aún sin dejar de abrazarme. Fue él quien finalmente me rodeó con sus brazos, abrazándome con fuerza. Nunca me había sentido más seguro, a pesar de que nunca había corrido tanto peligro.

Mew habló con mi padre o eso fue lo que me dijo.

No tenía ni idea a qué se había referido Derek con la advertencia que le mandó a mi padre.

Quería irme cuanto antes. Esa misma noche compré dos boletos de regreso. Tristemente tuve que cancelarle la invitación a Win.

Aquel viaje había resultado horrible y simplemente necesitaba volver a mi casa. Pero había al menos tres cosas de las cuales ahora tenía claras.

Primero: Mi vida corría un verdadero peligro.
Segundo: Mi padre ocultaba una lista de secretos.
Tercero: Estaba totalmente enamorado de mi guardaespaldas.

°°°°°°°°°°
Maratón 7/10

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora