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Bright vino cuando lo llamé.

Cuando entró al cuarto silbó como un idiota al verme yaciendo sobre la cama enfermo.

-Pensé que nunca diría esto de ti, pero te ves horrible.

Me tapé la cabeza con las mantas.

-Te llamé para que me hagas sentir mejor, no peor, estúpido.

Sentí cómo se sentaba a mi lado.

-Estaba bromeando. Estás adorable con tus mejillas rojas, los labios hinchados y tu cabello que parece un nido de pájaros.

Le pegué débilmente con la almohada.

Resonó un pequeño sermón de su parte por el tatuaje. Se lo mostré y me dijo que no tenía buen aspecto, esto debía ser el karma.

-Oye. -dijo destapándome el rostro. -Tu guardián está afuera con cara de preocupación extrema. Siempre me ha parecido que va por la vida como si le hubieran metido un palo por el culo pero... esta vez parece que quien se le ha metido eres tú, ¿Quieres contarme algo?

-Qué va. -me hice el tonto. -No nos llevamos bien, eso es todo.

Bright abrió la boca para decir algo pero fue interrumpido por el timbre de la entrada.

Luego tocaron a mi puerta.

-Adelante.

Era el médico acompañado por Mew.

Al contrario de lo que pedí, se recostó contra la pared y se quedó ahí todo el rato en el que el médico estuvo.

-Sigues con fiebre, pero al menos está controlada. Continúa bebiendo agua, tomándote el antibiótico y aplicándote crema. Lo más probable es que la fiebre vuelva esta noche. -se dirigió a Mew. -Si es así, vuelve a hacer todo lo que te dije, procura que no suba de treinta y nueve.

Me fijé en la mirada de Bright hacia Mew.

Cuando el doctor se fue, volví a tumbarme.

-¿Tú haz pasado toda la noche cuidando a Gulf?

Mew lo ignoró, y en lugar de contestar, puso sus ojos en los míos.

-Te prepararé algo de cenar.

Dicho eso, se marchó.

-Dime que no se han enredado, Gulf.

Su tono serio me puso un poco en tensión. Solo negué con la cabeza.

-¿A caso hacer de enfermera es ahora su trabajo?

-¿Qué querías que hiciera? ¿Que me dejara tirado mientras ardía en fiebre? Él sólo me ayudó...

-Ya...

No quería seguir hablando de él, así que propuse ver una película y nos tumbamos juntos en la cama para buscar una. Al rato entró Mew con una sopa para mí. No se me escapó el detalle de que Bright podía comer aire.

Colocó la bandeja en la mesita de noche y se quedó un instante a mi lado.

-Come. -asentí de mala gana.

Mew le lanzó una mirada glaciar a Bright y después se marchó.

-¿Por qué de repente sentí que sobraba? -dijo Bright.

-Porque estas paranoico.

Esa noche fue Bright quien se encargó de mí. Esa y las dos noches siguientes. Hasta que empecé a sentirme mejor y le dije que ya no sería necesario que viniera a todas horas. Así que vino Win en su lugar. Tampoco le conté lo de Mew, pero si lo invité a irme a ver en las vacaciones a la mansión de mi padre. También me contó cómo iban las clases de ballet sin mí.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora