43 [Final]

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MEW

Llevaba media hora sentado a su lado en el coche, esperando a que el efecto de la pastilla se le pasara.

Estábamos frente al avión privado de Derek Kozel; esta vez no iría con él, no le tomaría la mano durante el viaje, pero no sólo eso, también iba a separarme de él, tenía que dejarlo ir.

Gulf empezó a moverse y me preparé para lo que fuera a pasar.

Sus ojos se abrieron despacio. Al verme a su lado un brillo único apareció en su mirada.

No duró mucho, su cerebro debió recordar las últimas horas.

-¿Dónde estamos? -preguntó viendo hacia todos lados y deteniéndose en el avión a unos metros de nosotros.

-En el aeropuerto de Newark.

No quería ni saber lo que pasaba por su cabeza, lo asustado que tenía que estar. Saber que no podía hacer nada para ayudarlo.

-¿Me drograste?

Lo miré y antes que pudiera salir corriendo, eché los pestillos del coche.

Necesitaba unos minutos con él.

-Sólo te di una píldora, necesitabas descansar y yo necesitaba traerte.

-¡Eso es drogar, imbécil!

Se giró para abrir la puerta y al ver que no abría, me fulminó con sus preciosos ojos.

-Abre la maldita puerta, Mew.

-Lo haré, pero necesito que entiendas por qué te he traído aquí.

-No pienso subirme a ese avión.

Suspiré y giré todo mi cuerpo para estar frente a él.

-No será mucho tiempo. Te esperan en Miami, sólo hasta que encuentre la manera de proceder.

-¡No pienso subir a ese avión! -gritó mientras intentaba abrir la puerta una y otra vez. Sentí asco de mí mismo.

-¡Gulf, escúchame! -lo tomé de sus hombros al notar que su pánico estaba subiendo. -Te sacaré de allí ¿sí? Lo prometo.

Frunció el ceño.

-¿Por qué iría a creerte? Me has mentido desde que te conozco.

-Me vas a creer porque te quiero ¿Me oyes? -tiré de su nuca y junté nuestras frentes. -Si hubiera un lugar más seguro para ti, tomaría el coche y nos largaríamos, pero no lo hay, no llegaríamos muy lejos antes de que nos maten. No voy a permitir que te maten, ¿entiendes?

Gulf pestañeó intentando liberarse de las lágrimas que tapaban su visión. Mi alma sangraba.

-Me estás mintiendo.

-¿De qué me sirve mentirte cuando podrían matarme por sentir lo que siento por ti?

Elevó su mirada hasta la mía.

-¿Por qué me lo dices hasta ahora?

-Porque esperaba a que desapareciera, pero sólo se ha hecho más grande e insoportable.

Cerró los ojos y deseé llevarlo lejos, para ahora sí contarle toda la verdad, y sin embargo, no pude, no lo hice.

-Pues no voy a corresponderte, Mew. No vas a oírme decir lo mismo.

Fue como si clavara una daga a mi corazón, me lo merecía.

-Eres precioso y frío como el marfil, pero yo siempre seré ébano.

-Para mí tú siempre serás el cobarde que después de hacer el amor conmigo me entrega a otro hombre, que aparte es un maldito psicópata.

Sin que me diera cuenta, apretó el botón de desbloqueo y abrió su puerta para salir corriendo.

Conseguí alcanzarlo a varios metros, lo sostuve con fuerza.

-¡Déjame! -decretó sin dejar de intentar liberarse de mis brazos que lo sujetaban desde atrás. -¡No pienso ir! -sollozó.

-No hay opción, Gulf.

Mis palabras se adentraron en él y dejó de zarandearse.

Entonces finalmente lo solté y lo giré para que pudiera verme.

-Averiguaré la forma de cuidar de ti ahí dentro, sólo dame tiempo.

Él prácticamente temblaba y me dolió ver sus ojos rojos. No pude evitar traerlo hacia a mí en un abrazo; al principio se resistió, pero entonces metió sus manos por dentro de mi chaqueta y me correspondió el abrazo.

Un segundo después se apartó de mí de un empujón y me apuntó con mi pistola directamente en la cabeza.

Maldije en voz alta y levanté las manos con cuidado.

Su mano temblaba por el peso de la pistola.

-Gulf.

-Vas a llevarme a casa.

-No puedo.

-¡Busca la forma!

Nos miramos un largo rato.

-No vas a dispararme. -mencioné tranquilo.

Ni siquiera tenía miedo por mí. Ver a Gulf empuñando un arma era mi peor pesadilla convertida en realidad.

-Dame el arma, bebé.

Entonces tomó el arma con ambas manos.

-No pienso ir con Derek Kozel... -di un paso hacia él. -¡No te muevas! -me exigió. Lo ignoré.

Seguí caminando hasta que la pistola rozó mi pecho. Lo miré directamente a los ojos.

-No vas a disparar.

Gulf demoró unos segundos en acabar de derrumbarse del todo.

Tomé la pistola y lo atraje hacia mí. Esta vez me abrazó de verdad y tuve que hacer mucho esfuerzo para no derrumbarme con él.

-Confía en mí, Gulf. -le murmuré. -Te sacaré de allí. -hice que me viera a los ojos para hacerle comprender que no mentía.

Al ver que no decía nada, me desesperé y lo besé con fuerza. ¿Quién sabe si iba a poder volverlo a hacer?

-Un día lo entenderás todo, elefante. Lo prometo.

-Deja de hacerme promesas que no podrás cumplir. -y con todo el dolor de mi alma se alejó de mí. Miró fijamente hacia el avión.

Tomó airé varias veces y cuando pudo, volvió a hablar.

-Adiós, Mew.

Me rodeó y empezó a caminar hacia el avión.

No miró atrás, no titubeó. Se montó en el avión y no había nada que yo pudiera hacer.

Ya estaba hecho. No había vuelta atrás. Acababa de entregar al amor de mi vida en las manos de mi peor enemigo.

Cuando vendes tu alma al diablo, enamorarte de un ángel puede llevarte directo al infierno.

                                            -The end.

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Gracias a todos los que llegaron al final de este primer libro.

La continuación de esta historia se titula "Vendetta" la cual se estará estrenando en los próximos días.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora