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A la mañana siguiente me arreglé lo mejor que pude, no quería que se me notara lo afectado que estaba. Si bien es cierto que lo chantajeé, pero, ¡vamos! ¿Se imaginan yo acudiendo a mi padre para contarle que me había metido con mi guardaespaldas? Ni de coña. Creí que era algo que Mew también tenía en claro, y que si se había dejado llevar fue porque también lo deseaba.

Lo bueno de ser una casa tan grande es que resulta más fácil evadir a alguien. Eso es justo lo que he hecho todo el día.

Mi hermana llegaba esa noche, eso seguramente me facilitaría las cosas, porque podré distraerme con ella.

Vi a Mew salir del despacho de mi padre con Henry. Estaba muy serio, lo que sea que hayan hablado ahí dentro fue suficiente para que me miraran con incomodidad, podría jurar que sentían pena por mí.

-¡Estoy en casa! -gritó Grace desde la puerta, tiró su mochila y corrió hasta mí.

-¡Estás enorme! -le dije, abrazándola.

La había extrañado tanto. Me hacía ilusión que estuviera conmigo al menos unos días.

Detrás de ella venía Roy cargando sus maletas. Mi padre salió de su despacho a recibirla.

Nos sentamos los tres en el salón.

-Bueno chicos, hay algunas cosas que tenemos que dejar claras. -este hombre sí que no perdía el tiempo.

-Grace, a tu hermano lo secuestraron y lo dejaron tirado en un hospital. -madre mía, qué bueno que yo ya se lo había contado, porque este señor no tiene tacto. -Por una razón que aún desconozco, quieren hacerle daño y pueden intentarlo también contigo. Así que mientras estés aquí, tendrás un guardaespaldas.

Justo en ese momento entraron Mew y Roy. Roy se colocó a lado de mi hermana muy serio.

Luego mi hermana contó algunas cosas y finalmente se fue a dormir cansada por el viaje. Yo aproveché para hacerle unas preguntas a mi padre.

-Todavía no sé quién está detrás de esto, Gulf. -dijo impaciente. -Mira, así son los negocios, la gente hace cualquier cosa por un par de billetes.

¿Pero que tenía que ver yo en eso?

-No creo que aguante mucho más tiempo viviendo así.

Roy, Henry y Mew charlaban al otro lado del salón, pero sabía que Mew estaba prestando atención a mi conversación.

-Es lo que hay. -dijo por último mi padre antes de levantarse e irse.

Me levanté y me fui muy enojado a mi habitación.

Al día siguiente me alegré de saber que tenía algo que hacer. Desde hace cuatro años era voluntario en una ONG que ayudaba a los afectados del huracán Katrina.

Me encantaba ese lugar, me había tenido que alejar cuando decidí mudarme a Nueva York para estudiar, pero todos los veranos organizábamos una fiesta para recaudar fondos.

Me vestí con ropa cómoda, bajé a la cocina y encontré a mi hermana hablando con Mew, Roy y Ana. Mew incluso sonreía con ella, lo que me molestaba porque eso significaba que sólo era molesto conmigo.

Cuando entré a la cocina sus ojos se fijaron en mí, pero rápidamente los desvió. Por el contrario, a Roy se le fueron los ojos, habíamos pasado mucho tiempo juntos durante tres días, y el agrado era mutuo.

-Ven Gulf, Ana nos está preparando galletas. -dijo mi hermana.

La ignoré con la excusa de que buscaba una botella con agua para luego guardarla en mi bolsón.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora