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A las siete y media, después de volver de darle un paseo a Chopper, recibí una llamada inesperada. Mi padre.

Para mi sorpresa, me dijo que estaba en Nueva York y que quería que quedáramos al día siguiente por eso de las diez.

Algo me decía que una cosa no iba bien.

-¿Pasa algo? -me preguntó Mew, casi no habíamos hablado en todo el día.

-Nada. -contesté encerrándome en mi habitación.

Ese sábado me desperté muy temprano porque sabía que mi padre me estaría esperando en el restaurante del hotel Plaza. Era amigo del dueño y siempre se quedaba allí cuando venía.

Sabía que Mew ya estaría despierto, siempre salía a correr por la mañana, y repetía en las tardes si a mí se me apetecía ir. Cuando yo salía de mi cuarto, él siempre ya había vuelto y hecho mil cosas.

Me apetecía ir cómodo, así que me puse unos pantalones de chándal que había comprado el día anterior que salí con Win. Afortunadamente pudimos aclarar lo que había pasado el otro día con Bright, aunque me seguía pareciendo extraña la actitud de ambos.

Cuando salí arreglado, Mew frunció el ceño.

-¿Dónde vamos? -preguntó con Chopper dando brincos a su alrededor.

-Mi padre quiere verme.

-¿Tu padre está aquí?

-¿No lo sabías? -No que muy colegas.

No contestó, se fue a su cuarto y luego apareció como odiaba verlo: de traje y corbata. No es que se viera mal, al contrario, pero eso me hacía recordar que era mi guardaespaldas y nada más.

Chopper ladró para llamar mi atención.

-¡Oh, diablos! Debo sacarlo. -dije fijándome en que ya no tenía tiempo.

-Lo saqué esta mañana. -me informó Mew.

-No tenias por qué. -dije saliendo del departamento para luego subir en el ascensor.

-Hago muchas cosas que no debería, no pasa nada por agregar una más a la lista.

¿Eso era una queja?

-Como meterme la mano, por ejemplo.

Mew detuvo el elevador y en cuestión de segundos ya lo tenía frente a mí.

-Basta. -dijo exacerbado.

Levanté mis ojos y los posé en los suyos.

-¿Por qué te molesta tanto que lo mencione? Que tú seas capaz de borrarlo, no significa que yo también pueda.

-Pues deberías.

-Tengo memoria privilegiada.

Subí mi mano hasta su cuello para provocarlo, no quería tocarlo, bueno sí, pero seguía enojado con él.

-Vas a conseguir que un Mew nada simpático sea quien te proteja de ahora en adelante.

Su aliento rozó mi rostro y me estremecí.

-¿El Mew que se vuelve loco y pisa el acelerador hasta el fondo? ¿Ese Mew que no tiene miedo de tocarme, besarme o decirme cosas sucias al oído? Porque ese es el Mew que me gusta.

-Créeme. -dijo rozando sus labios con los míos. -No podrías con ese Mew.

Se apartó bruscamente y puso el ascensor en marcha.

Me encontré con un Mew malhumorado en todo el camino.

En el hotel ya me conocían, fue fácil pasar y tener acceso a su restaurante de azotea. Era demasiado, pero así era mi vida y estaba acostumbrado.

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora