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No vi a mi padre hasta después de volver del hospital. Me hicieron una resonancia y me curaron las heridas, aunque el más afectado había resultado ser Mew, quien a regañadientes había tenido que aceptar que le pusieran un cabestrillo en su mano izquierda.

No se había separado de mí en toda mi revisión. Había rechazado como cinco veces recibir asistencia médica hasta que no acabaran conmigo.

Cuando llegamos a casa, mi padre parecía muy molesto, mandó a llamar a Mew a su despacho.

Yo tuve que acompañar a Grace hasta que se durmiera, la pobre no había parado de llorar.

Luego la curiosidad me mató y volví a bajar, caminé por el pasillo que daba a la oficina de mi padre y empecé a escuchar voces. Henry estaba con ellos.

Me seguía preguntando: ¿Quién y por qué habían llevado mi coche al taller? No recuerdo que tuviera algún daño.

-¡Vas a llamar a Cortes! ¿Me has oído? ¡Vas a decirle que o me ayuda o no vuelve a ver un puto centavo en su vida!

¿Quién era Cortes?
Alguien más habló pero no entendí lo que dijo porque no gritaba como mi padre.

-¡Te equivocas! -percibí el ruido de una silla caer contra el suelo.

-No voy a parar hasta ver a ese cabrón comiendo mierda.

Abrí los ojos. Alguien volvió a hablar y luego escuché demasiado tarde que la puerta se abría. Me hice hacia la derecha para que nadie más que el que saliera me viera. Era Mew, quien al notar que estaba escuchando me miró con desaprobación.

Pero luego sus facciones se relajaron de repente.

-¿Cómo estás?

Sentí escalofríos cuando tomó mi rostro entre sus manos para examinarme.

-Mejor que tú, supongo. -dije viendo la herida en su ceja, había vuelto a sangrar manchando la venda. Además estaba su brazo apoyado contra su pecho.

Me tomó y me alejó de la puerta.

-No deberías estar escuchando.

Apreté los labios con fuerza.

-¿Quién es Cortes? -le pregunté una vez fuera del pasillo.

-Nadie que deba preocuparte.

-Claro que me preocupa si es a él a quien necesitan para mantenerme con vida.

Mew se me acercó y alargó una mano hasta mi nuca, enredando algunos dedos en mi cabello.

-Yo te mantengo con vida. -parecía casi ofendido de que hubiera insinuado lo contrario.

Luego pareció darse cuenta de su arrebato, miró hacia el pasillo y después se alejó de mí.

-Ve a descansar. -dijo antes de intentar dar la vuelta para irse.

Lo detuve tomándolo de su mano. Hablé suave para que sólo él pudiera escucharme.

-Necesito que me expliques qué está pasando. -dije intentando ocultar mi enojo. -Mi padre no va a decírmelo y esto ya se salió de control. Algo me dice que ustedes lo saben y no quieren decírmelo.

Mew vio nuestras manos unidas y me acarició los dedos.

-Acabará pronto, Gulf. Sólo tienes que quedarte en casa.

Di un paso atrás, frustrado. Nuestras manos cayeron.

-No sé en qué momento comenzaste a saber más de mi vida que yo. Pero ten por seguro que terminaré averiguándolo. Esto no es normal, ¿por qué no hay policías por ningún lado haciéndome preguntas del accidente?

Como si fuera posible. [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora