📚Capítulo 8📚

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Aquella luz al final del túnel, nos enseña que a veces se necesita estar sumergido en la oscuridad para dar paso a un nuevo nacimiento.


Las puertas se abren frente a mí y disfruto de la fría brisa que me envuelve. Escucho el cantar de los pájaros y veo la armonía que hay a mi alrededor. Me adentro al lugar y veo el hermoso césped que está bien cuidado, no hay tantas personas aquí, esto siempre ha sido un lugar muy solitario y bueno, tomando en cuenta lo que es tiene lógica.

Ayer luego de pasar el día con los chicos, regresé a casa para irme a dormir al instante, quería evitar a toda costa deprimirme aunque fuese imposible.

Sin embargo, esta mañana por alguna extraña razón, algo me instó a venir aquí antes de trabajar; no sé por qué pero quiero averiguarlo.

Camino sin mucha prisa mientras siento como mi corazón se va estrujando, ¿qué sucede?, ¿por qué siento esta tristeza profunda dentro de mí? Poso mis manos en mi pecho para tratar de tranquilizarme. Visualizo mi destino y al llegar ahí me arrodillo.

Toco su nombre y leo lo que dice ahí.

''Laura Hamilton 1972-2021''

La madre de Austin fue lo más cercano a una figura materna que tuve, pero al ella irse me he quedado sin eso. Le agradezco mucho todo lo que ella hizo por mí, al principio cuando la conocí pensé que ella también me rechazaría, pero al no hacerlo sentí que una parte de mi volvía a vivir.

—No sé qué hago aquí, tía Laura, de verdad que no, pero ahora solo quiero decirte que no sé qué hacer para dejar de sentir esta tristeza que hay en mi interior. —No me importa que las personas que pasan a mí alrededor me escuchen, tampoco me importa que vean como las lágrimas empiezan a empapar mis mejillas—. Tú siempre decías que había un porqué y para qué a todo, pero ¿cuál es el de este? No se imagina lo duro que han sido estos meses.

»La humillación que he tenido que pasar y solo por querer seguir a mi corazón, usted lo dijo una vez, que si sentía una corazonada con alguien era porque esa persona era para mí. ¿Pero a qué costo? ¿Debo sufrir más de lo que estoy sufriendo? Quisiera decirle que ya no me importa lo que digan de mí, pero lo cierto es que sí, lo único que escucho son comentarios con desdén por mi color de piel. ¿Por qué la gente cree que no puedo ser capaz de hacer algo por esto? ¿Por qué el que tiene dinero quiere humillar a las personas que son como yo? ¿Por qué?

Torrentes de lágrimas caen de mis ojos y termino por sentarme frente a la lápida, ¿cuál es el sentido de mi vivir?, ¿por qué mis padres no tuvieron la oportunidad de estar conmigo y acompañarme en esto? Tengo a personas que me quieren, eso lo tengo claro, pero a veces no es suficiente.

No es suficiente porque aunque muchos me quieran tal cual soy, yo no podría hacer lo mismo, ¿cómo puedo amar aquello que se ha convertido en mi maldición?, ¿cómo puedo llegar a pensar que alegro la vida de alguien cuando la mía está llena de dolor? Es fácil fingir que me va de maravilla, pero cuando todos se van y llego a la oscuridad de mi cuarto, me despojo del chico extrovertido y le doy paso al hombre que llora como un niño y anhela los brazos de su madre.

—Está bien, déjalo salir. Tú no estás solo, nunca has estado solo. —Siento palmadas en mi espalda al escuchar esa suave voz, levanto la cabeza y me encuentro a un señor mayor. Su piel es muy blanca, su cabeza está llena de cabello del mismo color y está vestido completamente de blanco, no obstante, lo que llama mi atención es la gran sonrisa que tiene en su rostro.

¿Qué le sucede?

¿Le satisface ver a una persona llorando en el cementerio?

—Lo que me satisface es ver que aquí no estás usando una máscara, sino que estás mostrando a quien eres de verdad. —Abro los ojos en sorpresa tras escuchar sus palabras, es como si me hubiese leído la mente, aunque de seguro escuchó todo lo que estaba hablando aquí. Es imposible que alguien pueda leer tu mente.

—¿Quién es usted? —inquiero mientras me limpio las lágrimas.

—Muchos hablan de mí, a veces para bien y a veces para mal. —Me echa a un lado y se sienta junto a mí. Al parecer no le importa ensuciar su ropa—. Pero tú llámame Esperanza.

Sin poder evitarlo suelto una carcajada y él sonríe con más ganas.

—¿Esperanza? ¿Sabía usted que es un nombre femenino? —Niego con la cabeza, esto es increíble.

—De hecho, mi padre es quien pone los nombres a todo lo que desea. Pero en este caso, yo he venido a traerte esperanzas a ti. —Clava sus ojos en los míos y siento un ligero cosquilleo.

—¿Por qué a mí? ¿Eso qué significa?

—Porque él ha visto que de ti puede salir algo muy grande.

—¿Él me conoce? —Se encoje de hombros y me hace señas de que mire al cielo.

—Hay una palabra que dice que los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán. —Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas a medida que él sigue hablando. Siento tantas cosas con tan solo escucharlo que no puedo explicarlo—. Lo que estás viviendo hoy, no es lo que está preparado para ti...

—¿Cómo lo sabes? —lo interrumpo.

—Solo lo sé. —Me mira y una sonrisa surca su rostro—. Por eso he venido a traerte esperanzas, aunque ahora mismo sientas que el dolor puede contigo, llegará un momento donde te mirarás en el espejo; recordarás a tu pasado, sonreirás, te pararás frente a una audiencia y comenzarás a llevar esperanza a aquellas personas que te seguirán.

—Eso es pensar en grande.

—Y yo nunca he pensado pequeño. —Se levanta y yo hago lo mismo—. Vendrán cosas fuertes a tu vida, pero tranquilo, no será nada que no puedas soportar.

—¿Debería de asustarme? —Esto ya me está dando escalofríos.

—No. Tranquilo, mi padre está en control. —Frunzo el ceño. ¿Su padre?

—¿Y quién es su padre?

—Pronto lo conocerás. —Palmea mi hombro y empieza a caminar lejos de mí—. Y recuerda, Jardel; los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán.

Un momento, ¿acaso yo le dije mi nombre?

Lo veo marcharse pero la duda sigue sembrada en mí.

—¿No me dirá su nombre? —Levanto la voz para que pueda escucharme, el sigue caminando de espaldas a mí.

—Ya te lo dije.

—Ese no, su verdadero.

—Tengo muchos nombres, pero para ti soy esperanza. —Otra vez con eso...

—¿Dónde puedo encontrarlo? —Se detiene y se gira. Jamás vi a alguien con un rostro tan lleno de vida.

—Solo mira hacia arriba y cree que yo estaré presente. —Y con eso se termina de marchar.

Esto ha sido tan extraño, yo me siento extraño.

¿Qué ha sido todo eso?

No.

La pregunta correcta sería, ¿quién es ese sujeto y qué ha hecho conmigo?

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Este capítulo me ha encantado, ¿y a ustedes, amores?

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora