📚Capítulo 39📚

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Coloco mis manos en los bolsillos de mi chamarra y continúo caminando. Hoy particularmente hace un poco de frío, pero estos días me he sentido en las nubes y he querido explorar este lugar una vez más.

Sonrío a la nada mientras veo como los dueños de los locales empiezan a abrir sus negocios.

Recorro con mi vista el lugar por donde hace un tiempo caminé con ella; sigue sin ser muy transcurrido.

Un par de chiquitines morenos asoman su cabeza al verme llegar y sin mediar palabras corren en mi dirección.

Despliego una sonrisa con orgullo al verlos, tienen puesto parte de la ropa que les compré y cada uno carga un juguete.

—¡Tío Jardel! —gritan todos al unísono. Me agacho hasta a su altura y nos envolvemos en un abrazo que hace que termine por sentarme en el suelo.

Trato de corresponder el gesto a todos por igual, no quiero que uno de ellos se vaya a sentir menos.

Termino por sentarme al frente de un negocio que todavía no abre sus puertas y empiezo a escuchar con atención las cosas que han vivido los niños.

Me cuentan con entusiasmo que hubo alguien que durante el día trabajó por iluminar el callejón donde ellos duermen, y que ahora ya no es oscuro y que se sienten seguros.

También me cuentan que cada día aparece ropa nueva cuando despiertan y que entre ellos se abrazan y lloran porque de seguro alguien ya los quiere y que por eso les deja ese obsequio.

No imaginé que todo eso estaba pasando, me enfoqué tanto en mis cosas que estaba pasando por alto esos acontecimientos.

Siguen hablando sin parar sobre sus travesuras para conseguir comida y para jugar entre ellos, sin embargo, en una de sus disputas uno de los más tímidos hace un comentario que me sorprende.

—¿Qué has dicho, pequeño? —indago, con curiosidad. No doy crédito a lo que oyeron mis oídos.

—Que la tía Lucy se molestará si sabe que volvimos a robar para comer —contesta entre susurros.

¿Desde cuándo es tía Lucy?

—¿Puedes contarme un poco más de tu tía? —asiente con una pequeña sonrisa y brillo en los ojos.

—Ella siempre viene a darnos comida y nos hace prometerle que no robemos —cuenta como si este ha sido su mayor descubrimiento—, y que si tenemos hambre solo debemos llamarla. Nos enseñó cómo hacerlo desde un teléfono.

No salgo de mi estupor aun cuando ellos me ayudan a levantarme y me muestran lo que aprendieron de ella.

¿Por qué ha hecho eso?

Cuando la traje no pensé que le interesaría volver por aquí, siendo sinceros es un lugar muy descuidado para alguien que se ve tan delicada; y más por su estilo de vida.

¿Con qué objetivo se ha involucrado?

No quiero que hiera a mis niños, ellos lo son todo para mí, y por más absurdo que suene, no quiero que lo lastime si da un paso en falso y su madre se da cuenta de lo que ha hecho por ellos.

Me cuesta asimilar las atribuciones que se ha tomado, yo sé que tiene un buen corazón, ¿pero hacer esto solo porque sí? Es bastante extraño.

Una parte de mí se alegra por la atención que le ha dado, pero otra está a la expectativa de lo que pueda suceder.

Escucho a los pequeños contarme sobre como la han contactado y todas las actividades recreativas que han hecho juntos.

Debo admitir que estoy asombrado, sé el gran corazón que tiene Lucy, solo que está opacado por todas las vicisitudes que la vida le ha impuesto.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora