📚Capítulo 6📚

37 6 17
                                    

Es mejor hacer silencio cuando tus palabras serán como veneno para alguien más.

Me mira como si hubiese tocado un punto sensible para él. ¿Pero qué debía hacer? Las palabras de mi madre retumbaban en mis oídos.

Aprieto mis pertenencias y miro hacia todos lados menos a él, por algún motivo que desconozco, me siento mal por lo que ha salido de mi boca.

¿Hice lo correcto en decir aquello, no? Obedecí las palabras de mi madre, ¿pero por qué se siente tan mal?

Suspiro profundo. No entiendo si le he hecho un bien a este chico, ¿pero él debe estar acostumbrado, cierto?

Las personas como él no son bien recibidos en ningún lugar, reciben comentarios ofensivos todo el tiempo y aun así ellos siguen como si nada. Pese a saber eso, ¿por qué insisto tanto en parecerme a ese tipo de personas?

Claro que sé la respuesta, no puedo decepcionar a mi madre, al menos no más de lo que ya lo he hecho.

Paso por su lado y comienzo a caminar, pero esta vez no voy en la misma dirección; me desvío hacia un restaurante que está al cruzar la calle.

Siento pasos atrás de mí y al girarme veo como Jardel me sigue, me volteo y sigo mi camino, se supone que debería de decirle que no me siga, pero lo cierto es que no quiero hacerlo.

La verdad es que no sé qué estoy haciendo. Tantas cosas rondan por mi mente que no sé a cuál prestarle atención.

Es como si cada pensamiento tirara de mí para decirme algo diferente, no puedo tener el control de ellos y eso es lo que me frustra.

—¡Detente!

Escucho ese grito y tarde me doy cuenta que estoy metida en la calle y el semáforo está en verde. Cuando miro al frente abro los ojos sorprendida y mi corazón se acelera a una velocidad descomunal.

Mis pies se quedan estancados en la vía y aunque sé que debo apartarme, el miedo me paraliza y me quedo estática.

Una luz me ciega y al mismo tiempo siento como algo impacta contra mi cuerpo y me lanza en otra dirección.

Lanzo un grito pero mi voz queda ahogada mientras busco algo seguro a lo que atenerme pero mis ojos se oscurecen cuando mi cabeza es golpeada con algo duro...

[...]

Parpadeo repetidas veces para intentar acostumbrarme a luz.

Trato de enfocar algo de este lugar y al hacerlo noto que estoy en una habitación de hospital, intento levantar mi cabeza pero esta se siente tan pesada que no puedo hacerlo. Me siento desorientada.

Joder, ¿qué me pasó?

Escucho murmullos provenir pero no puedo entender lo que dicen y mucho menos acercarme.

¿Por qué me duele tanto la cadera y la cabeza? Siento como de ambas partes me dan múltiples punzadas.

Levanto mi débil brazo que está conectado a una computadora y al hacerlo los recuerdos vienen a mí produciéndome más dolor.

Calle.
Semáforo.
Luz cegadora.
Mi cuerpo lanzado a otro lado y de pronto todo se vuelve oscuro.

Menudo día para salir accidentada, eso me pasa por estar metida en mi cabeza y no a la realidad.

Veo una silueta entrar a la habitación e instintivamente trato de echarme hacia atrás pero no puedo.

¿Por qué él no me detuvo?

¿Por qué dejó que siguiera caminando si estaba detrás de mí?

¿Por qué no hizo nada?

¿Dónde estaba su sentido común?

—Al fin despertaste —dice el moreno. Lo miro con recelo y desvío mi mirada—. ¿Me reconoces? Se supone que no debería estar aquí, pero necesitaba saber si por fin habías despertado.

Eso llama mi atención por lo que vuelvo mi vista a él y dejo la pregunta salir de mi boca.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —Aparta su mirada y muerde sus labios.

—El doctor debería de informarte eso. —Lo miro incrédula y cuando trato de levantarme recuerdo cómo me encuentro y lo dejo estar.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí, Jardel? —insisto entre dientes.

—¿Cómo es que puedes recordar? —Entre cierro mis ojos porque vuelve a ignorar mi pregunta—. Seis meses

Siento como si esas palabras fueran un láser pasando por una herida abierta.

Mi corazón retumba y el sentimiento de que he perdido seis meses de mi vida por estar en cama me abruma. Mi respiración se torna irregular y no doy crédito a lo que escucho.

¿Cómo pudo pasar esto?

¿Por qué demonios no desperté antes?

¿Qué pasó con mi trabajo?

¿Mis amigas?

¿Mi oportunidad de que podía ser buena en algo?

¿Qué pasó con todo eso? ¿Simplemente se acabó?

—Se suponía que no debías recordar nada al despertar, pero me has sorprendido. —Oigo su voz pero se siente tan lejana, se siente como si se estuviera extinguiendo—. ¡Eh, Lucía! Respira profundo, no pierdas la calma. Solo respira.

Hago lo que me dice y mis ojos comienzan a sentirse picosos. Unas ganas de llorar me invaden pero me niego hacerlo delante de él. Estoy segura que me veo más horrible de lo que de por sí ya soy.

—¿Por qué no hiciste nada cuando me iban a chocar?

—No pude llegar a tiempo, lo intenté pero...

—¿Qué era tan importante como para no evitar que me hicieran daño? ¡Esto es tu cul...

—¡No! No te atrevas a decir que es mi culpa porque no lo es. Ya suficiente tengo con que estos meses hayan sido una mierda para mí y que tu accidente me recordara al de mis padres. —Las palabras se quedan atoradas en mi garganta tras él decir esto último.

¿Pero eso que tiene que ver conmigo? Él debió de hacer algo y no lo hizo.

¿Qué se supone pasó él durante estos meses? Seguro lo ha dicho para exagerarlo todo.

—Eso te pasa por ser... —Dejo la palabra suspendida y un atisbo de tristeza se visualiza en su rostro.

—Dilo. No te calles. Pero mírame. —A regañadientes clavo mi vista en él—. ¿Alguna vez será capaz de mirarme como un ser humano cualquiera?

—No —digo con rapidez.

—¿Y cómo se supone que me ves?

—Como lo que eres.

—¿Y que soy? —Levanto mi mentón y sin titubear dejo que las palabras salgan de mí.

—Un simple y fracasado negro.

--------------------------------

¡Doble actualización por la larga espera!

Les confieso que estos dos capítulos me han roto el corazón. ¿Qué les ha parecido? Los estaré leyendo, amores.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora