📚Capítulo 24📚

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Introduzco la llave en la cerradura de la casa, pero antes de entrar miro hacia el cielo y un fuerte suspiro brota de mis labios.

Es increíble las cosas que pude vivir el día de hoy, aún puedo recordar la manera en que Jardel puso sus delicados labios sobre los míos, como se llenó de alegría al ver a los niños que estaban en la calle y como tomó la valentía necesaria para confesarme el acuerdo que tiene con sus amigos.

Cada experiencia con él es única, cada momento e incluso palabras son inexplicables.

Espero algún día poder pagarle lo que ha hecho por mí...

Se arriesgó a estar a mi lado aun sabiendo que puede haber consecuencias en el futuro, ¿tanto me quiere como para no hacer caso a eso?

Niego con la cabeza y me adentro a la casa con una gran sonrisa puesta en mi rostro.

Él me quiere, quiere a este desastre llamado ser humano.

—Me preguntaba cuando ibas a aparecer. —Mi sonrisa disminuye y frunzo el ceño al escuchar la voz a mis espaldas.

Me giro y abro los ojos de manera exagerada debido a la impresión.

¿Cómo es que está aquí?

¿Por qué no me avisó?

—¿Cuándo llegaste? —Es todo lo que permito que salga de mi boca.

—Hace unas horas. Me he cansado de esperarte en tu habitación y justo ahora iba de salida.

—Aun no entiendo qué haces aquí, Jasper. —Mi hermano se acerca a mí a pasos lentos y es entonces que noto su rostro ligeramente rojo—. Pensé que no te volvería a ver por ahora.

Camina hacia mí y me envuelve en un abrazo. Él es más alto que yo pero me las ingenio para corresponderle.

—Necesitaba verte y hablar contigo.

—¿Qué sucede? —le pregunto aún abrazada a él.

—Mi novia me engañó...

Me suelto de su agarre en un santiamén y lo miro a los ojos, pero justo cuando lo hago dos gruesas lágrimas bajan por su rostro.

Se pueden contar las veces que Jasper ha llorado y que yo lo he visto. Él siempre ha sido el hermano fuerte e impasible, que todo se lo toma a broma y ayuda a otros a botar el estrés, sin embargo, verlo roto en estos momentos me hace pensar que si eso es él, quien nunca se muestra débil frente a mí, pues qué será de mí que soy como una hoja que el viento se lleva cuando quiere.

Él niega con su cabeza mientras se limpia el rostro y toma mi mano. Salimos de la casa y le doy las llaves de mi auto para que sea él quien decida a donde querrá ir.

Durante el camino no decimos nada, solo aprieto su mano para tratar de confortarlo. Me siento impotente, quisiera poder yo misma arrancar el dolor que debe estar sintiendo, ¡joder! Es mi hermano, mi héroe, quien ha estado para mí desde el primer día en que me raspé las rodillas y prometió protegerme; ¿cómo puedo devolverle ese favor? ¿Cómo puedo demostrarle que yo también quiero hacer lo mismo por él?

No se merece eso, no sé lo que habrá pasado pero sé que no lo merecía.

Siento el auto detenerse y diviso donde estamos, no reconozco el lugar pero por lo visto él sí.

Salimos del carro y nos acercamos a un puente, quien está bastante iluminado y luces decorativas están por sus bordes. Caminamos hasta llegar al barandal y nos apoyamos ahí, la vista es espectacular, las olas del mar nos dan la bienvenida pero casi no se puede distinguir nada debido a su evidente oscuridad.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora