📚Capítulo 31📚

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Jardel

Sus ojos... sus preciosos orbes avellanas eran como dagas a mi corazón, y dolía, dolía tanto que hasta me había quitado la esperanza de muchas cosas.

¿No merecía ser amado por mi color? ¿Era esto una limitación?

Mi mente no deja de repasar sus últimas palabras cuando la vi en aquella plaza, a pesar de todo estaba radiante, pero su semblante era demasiado evidente para confirmar lo que ya sabía; ella sentía culpa.

Y solo por esta vez me sentí en la necesidad de aferrarme a lo poco que considero debo tener, quería su amor, quería toda su atención para mí, quería que me dejara ser feliz e incluso quería que me permitiera poder cambiar aquello que durante años le han inculcado.

Sentí que podía hacerlo, cambiar sus pensamientos errados, su forma de ver la vida, su manera de verme ahí...

A un simple chico que no hace más que fracasar una y otra vez.

Coloco una mano en mi pecho y vuelvo a sentir aquellas punzadas que no dejan de incomodarme, recordar que soy tan poca cosa para que ella me hiera de esa manera me entristece más.

Y entonces mi mente me transporta a los momentos donde nos dimos la mano, donde podía notar en sus ojos que ella también quería ser partícipe de esto que teníamos, de eso tan especial... ¿o acaso solo yo lo consideré así?

Niego con la cabeza y masajeo el lugar donde está mi mano.

Quisiera gritarle a los cuatro vientos lo mal que me siento por ser así, pero no, el mundo solo conoce al extrovertido e impulsivo Jardel, no al que se desprecia y llora cada noche por las oportunidades que les son arrebatada por ser negro.

—¿No está de acuerdo con la cláusula, señor Wash? —Cierta voz me saca de mi ensoñación y vuelvo mi atención a donde estaba.

Ni siquiera he escuchado lo que ha dicho.

—¿Podría repetirlo, por favor?

—En el contrato expone que esta propiedad pasará a su nombre automáticamente —explica el abogado—, de pasarle algo a usted, puede tener la libertad de colocar a alguien de confianza para que pueda pasar a su mando.

—Austin Hamilton y Liam O'Neill. Estas son las dos personas de confianza a la que pueden acudir en caso de que me pase algo.

Eso no había que preguntármelo dos veces, mis amigos son mi familia, a ellos le confío hasta mi vida entera.

El abogado sigue anotando unas cuantas cosas en el contrato y me tomo la libertad de analizar hasta donde he llegado.

Luego de la confesión de Lucía cuando estaba en su casa y la pérdida de mi auto, me enfoqué por completo en acelerar los planes que tenía con la propiedad que quería comprar.

Austin me está ayudando con lo de mi carro y yo me enfoco en otras cosas.

Me ayudaba a no pensar en lo que acababa de pasar y me hacía tener a mi mente ocupada.

Pero estoy orgulloso de lo que estoy logrando. Sé que mi padre se pondría feliz por seguir adelante con nuestro sueño.

Ya no más niños en la calle mientras yo siga con vida, sé que puedo cambiar sus vidas para bien y darles la oportunidad que no me dieron en su momento.

Quiero hacer un refugio para ellos, que puedan sentir el apoyo y considerarse niños normales a pesar de su condición.

Ellos merecen tener un lugar seguro en el cual puedan comer y dormir cada noche, sobre todo un lugar que pueda apoyarlos emocionalmente.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora