Sus palabras son como un cubo de hielo cayendo en mi rostro, frías y dolorosas.
¿Cómo negar aquel hecho si tiene razón? Joder, hasta mi propio padre se dio cuenta de eso.
El silencio se instala entre nosotros y siento pena por lo que dijo, me avergüenza que él sepa que todavía necesito la aprobación de ella y que a él lo tengo prácticamente seguro.
—¿Mamá siempre fue así? —Cambio de tema y él sonríe, sabe lo que acabo de hacer.
Pero no me juzgará, así es mi padre, me entiende y no me presiona con las cosas que sabe que me tomará tiempo en asimilar.
—¿Así cómo?
—Tan ruda y... —Sopeso mis palabras mientras lo miro—, cruel...
Papá suelta una carcajada que me sorprende y al ser tan contagiosa yo me le uno.
Pensé que se molestaría por mi comentario.
—Tu mamá no siempre fue así —dice, mirando algún punto fijo de la habitación—, cuando me enamoré de ella no era la versión ogra que tú y tus hermanos ven ahora...
—¿Ah no? —lo interrumpo—. ¿Era peor?
—Era dulce —me corrige—. Todo de ella era perfecto, creía no merecerla porque ella era todo lo contrario a mí; siempre tan alegre, extrovertida y bastante sociable a pesar de tener dinero, pero entonces estaba yo, un chico tranquilo, con aspiraciones de ser ingeniero y muy aburrido.
Eso no suena a mamá, de ninguna manera.
—No te creo, papá. —Enarco una ceja, incrédula por sus palabras—, pero si tú vivías haciendo bromas con los chicos a cada rato, ¿cómo es posible que hayas sido aburrido?
—Son otros tiempos, cariño, es imposible compararlo.
—Vale, sígueme contando de mamá. —Esto me ayuda un poco en entenderla mejor y olvidarme de Jardel aunque sea por unos breves minutos.
Papá se sube a mi cama y se acomoda a mi lado, pasa sus manos por mi hombro y me recuesto en el mientras lo escucho contar su historia.
—Cuando nos casamos aun no podía creer que ella se hubiese fijado en mí, éramos polos opuestos y todo el mundo lo sabía. —Suspira con desgana—, pero entonces su familia la presionaba en cómo debía llevar nuestro matrimonio, y como me sentía un poco inútil por no venir de una familia adinerada, guardé silencio y dejé que ella tomara el mando de la relación.
—Sí. Es bastante obvio que eso suena a algo que tú harías —le reprocho.
—Quería hacerla feliz y no presionarla como los demás —se justifica—. Entonces ella cambió, tanto que me era imposible reconocerla y todo esto se fue convirtiendo en una costumbre. De algún modo perdimos contacto con su familia pero todo siguió igual, me enteré que había pasado algo pero ella siempre cambiaba de tema y nunca supe que pasó en sí.
Desconozco el sentimiento que me invade al escuchar a papá contando esto de mamá.
¿Qué le habrá pasado para que ella cambiara tanto?
—Quizás fue algo que le afectó tanto que no quiso traerlo a la luz —digo, no muy segura.
—Tal vez, pero como su esposo y persona que convive con ella, me merecía una explicación al respecto... Aunque años después pasaron otros acontecimientos que hicieron que las cosas empeoraran.
—Esto parece una telenovela, pero continúa. —Las risas no se hacen esperar y él entrelaza sus fuertes manos con las débiles mías.
—Antes de que supiéramos de tu existencia, tu madre y yo habíamos estado esperando otro bebé. Con los gemelos las cosas no eran fáciles, pero también queríamos una niña; y cuando nos enteramos que venía en camino tu madre volvió a ser casi la misma a cuando la conocí.
››Estaba muy emocionada por esa bebé, habíamos planeado absolutamente todo para no sufrir contratiempos, su habitación, la ropa, como iba a llamarse, en qué colegio estudiaría, toda una locura.
—No me imagino a mamá emocionada por todo eso —añado, con el ceño fruncido.
—Por eso te dije que volvió a ser casi la misma persona que conocí, sin embargo, el embarazo era delicado y tu madre lo sabía, pero eso no dejó que siguiera trabajando como si nada, a pesar que el doctor le dijo que debía de guardar reposo.
No me gusta a donde se dirige la conversación, no me gusta para nada.
—Tenía seis meses cuando cayó por las escaleras de la empresa y tuvo un aborto espontáneo. —Abro la boca sorprendida por la manera tan fría en que papá lo dice—. Luego de eso se sumergió en una depresión que todavía no sé si logró salir de ahí o simplemente la ocultó con su rudeza.
Un momento... si mamá tuvo un aborto y el bebé era niña, ¿yo de dónde salí?
—¿Soy adoptada? —Formulo la pregunta al incorporarme y encarar a papá.
Pero me da miedo conocer la respuesta, ¿y si es por eso que ella me trata así?
No joder, no estoy preparada para una noticia como esa.
—No eres adoptada, Lucy —dice mi padre entre risas y yo siento que el aire vuelve a mis pulmones.
—Pudiste haber dicho eso más rápido, papá, casi me muero del susto. —Que locura la historia de mi familia—. ¿Entonces yo que pinto en este cuento? —menciono, ya que él no ha dicho nada.
—Tu madre volvió a quedar embarazada, pero entonces preparó todo para tu llegada. —Otra vez, pienso—. No obstante, fue tanta la preparación que no permitía que me acercara por según ella, cuidar a su embarazo. Hacía todo en extremo, y aunque me frustraba trataba de estar para ella lo más que podía.
››Pero cuando finalmente llegaste, ya ella tenía tu manual de vida arreglado de todo lo que haría contigo, me parecía demasiado y su excusa era que había que cuidarte para no perderte también, que por eso lo hacía, pero no podía opinar, sin embargo, la sorpresa se la llevó cuando tú no podías hacer nada de lo que ella había planificado.
Miro apenada a papá, llegados a este punto no sé si eso fue para bien o para mal.
—No te sientas mal —me dice al ver que me he quedado en silencio—, tú tenías derecho de ser lo que querías ser y a tu manera. Pero tu madre todavía parece no entender eso.
En cambio, yo sí la entiendo a ella, es claro que el temor por perderme al igual que su antiguo embarazo la llevó a tomar este camino de succionar mi vida.
Se nota que aún no ha superado eso y lo disfraza de que quiere lo mejor para mí.
—Esto parece no tener ni pies ni cabeza. —Trato de romper la tensión que se ha formado de pronto.
—¿En qué sentido significa ese chico para ti?
No pensé que volveríamos a tocar el tema, me sorprende que lo haga.
Abro la boca para responder pero vuelvo y la cierro, no encuentro una respuesta a su pregunta y me hace sentir mal, no puedo creer que no sepa eso y más por la situación que estamos pasando Jardel y yo.
Busco en mi cabeza algo para decir pero me quedo en blanco, no hay nada.
Estoy sin palabras, ¿cómo es posible?
Creí que ya me sabía eso, avergonzada por no poder darle una respuesta, agacho la cabeza para tratar de no mirarlo.
—Cuando seas capaz de responderte tú misma esa pregunta —mi padre continúa con su tono de voz suave—, entonces atrévete a buscarlo y no lo dejes ir.
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Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]
Short StoryLibro II de la trilogía ''Tan solo tú''. LIBRO INDEPENDIENTE PERO "QUIZÁS" INCLUYA SPOILERS DEL PRIMERO. Ser feliz y positivo siempre fue la única opción cuando el mundo decidió bombardear con sus maldades a su vida. Sobrevivir para no ser ahogado p...