📚Capítulo 1📚

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A veces la felicidad no se trata de pasar una larga temporada feliz, sino de disfrutar aquellos momentos que fueron un logro para ti.

¡Fue el negro! ¡Él tiene la culpa!

¡El negro fue que lo robó!

¡Ha sido él! ¡Sáquenlo de aquí!

¡Es una plaga inmunda!

Recuerdos de aquella escena aparecen de golpe en mi cabeza, es increíble lo menospreciado que uno puede ser y solo por tener un color de piel diferente a los demás; pero no importa, con el tiempo aprendí que ese tipo de personas son necesarias para que te impulsen a luchar por lo que quieres.

Mi lema es "deja que te destruyan para que luego vean cómo te levantas", ¿por qué? Porque durante toda mi vida hubo personas que me destruían con tan solo mirarme, no obstante, me enseñaron que yo debía demostrarme a mí mismo que podía ser mejor de lo que ellos pensaban.

Me imagino lo feliz que estarían mis padres si vieran las cosas que he aprendido, aún los extraño con locura, hace años que ya no están conmigo y he tenido que enfrentar este cruel mundo solo, pero aquí estoy, dispuesto a no ser lo que otros piensan de mí.

No entiendo como las personas son capaces de perder su tiempo en hacer sentir mal a los demás, todos merecemos ser felices, y sí, con luchas y pruebas pero felices; quizás es un pensamiento tonto, pero soy fiel creyente en que aunque sea por una vez en la vida yo debo ser feliz.

Vivir bajo el dolor nunca es sano, pues lo he vivido en carne propia desde el momento en que vi los cuerpos de mis padres tendidos en el piso llenos de sangre.

—Señor. —Aquella voz me saca de mis pensamientos y agacho la cabeza para ver el proveniente de ella—. ¿Puede darme un dólar? Es que no tengo que comer y tengo hambre...

Una punzada atraviesa mi corazón al percibir como esa niña está en una situación similar a la que yo pasé, sus ojos están cargados de tristeza, su cabello crespo está sucio y su ropa en un mal estado. Ver esta escena es como verme a mí mismo años atrás, mientras salía a las calles a pedir hasta agua porque ni eso tenía.

Cada vez que veo a alguien en la calle buscando que comer, durmiendo, suplicando o llorando mi corazón se parte en pedazos, porque yo sé lo que es estar en una situación así y que nadie te ayude.

¿Cómo es posible que esta pequeña no tenga un hogar? Claro, se me olvidaba un detalle, al ser de piel morena es casi imposible que una buena familia se fije en ti para adoptarte; sin conocerte te tachan por "escoria de la sociedad".

Vaya prejuicios.

—Claro que sí, nena. Toma. —Saco un billete de veinte y se lo entrego—. Trata de comprarte algo de comer y procura no ir a las zonas solitarias de noche.

Ella sonríe y al mismo tiempo se calienta mi pecho, esa sensación de satisfacción por haber ayudado a alguien se hace presente en mi interior.

—Muchas gracias, señor. —Se va corriendo hacia un puesto de comida rápida y la observo a lo lejos.

Espero algún día poder hacer algo por ese tipo de personas.

Sigo mi camino hacia uno de los centros comerciales de la ciudad, le había dicho a Austin que le debía un regalo por su ascenso y no había tenido la oportunidad de comprarlo.

Coloco mis manos en los bolsillos de mi chamarra y continúo por aquel sendero que me llevará hacia mi destino. Sin embargo, una figura que comenzaba a conocer muy bien aparece a lo lejos en mi campo de visión.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora