📚Capítulo 16📚

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Lucía.

Recojo mis llaves que se encuentran en mi mesita de noche y salgo de la habitación. Bajo la enorme escalera que se conecta con la parte de abajo de la casa y voy hacia la puerta.

Hoy es uno de esos días donde me reúno con mis hermanos, debo aprovechar el tiempo que todavía me queda con ellos aquí.

Aunque me imagino de qué quieren platicar conmigo...

Los gemelos no son muy buenos disimulando los temas que quieren hablar ni nada parecido.

—Eres Lucía, ¿cierto? —Cierta voz desconocida interrumpe mi huida y me detengo.

Me giro y al hacerlo me encuentro con la mujer que mi madre había traído el día de la fiesta, la escritora Lisa Blake.

—Sí, soy yo...

Le sonrío un poco incómoda y ella me hace señas de que la siga. Suspiro resignada y la sigo, los chicos me van a matar si llego tarde, pero qué más da.

—Hace días he querido platicar contigo —comienza a decir mientras nos dirigimos al comedor. Vaya, alguien se ha aprendido el camino—. Y bueno, al parecer solo hoy he podido encontrarte.

No tengo idea de lo que quiera hablar conmigo, ni siquiera llegué a saludarla ese día.

—Supongo que sí, he estado en plena recuperación y como ya me siento mejor decidí trabajar y ponerme al día con mi vida otra vez.

—Supe lo que te pasó. —Se sienta en uno de los sillones que se encuentran ahí y yo la imito—. Lamento mucho eso.

—Si eso es usted, imagínese yo. —Una risa amarga brota de mí.

Imposible no hacer eso cada vez que me recuerdan aquel acontecimiento donde mi vida se puso en pausa durante medio año.

Es difícil continuar donde uno se quedó porque las cosas en ese pequeño periodo de tiempo pueden cambiar.

Pero realmente no necesito que nadie me lo recuerde, mucho menos ella que no sabe nada de mi vida, pero claro, seguro mi madre ya la puso al tanto.

—Tu madre no me ha dicho lo que crees. —Su voz me saca de mis pensamientos y la miro con el ceño fruncido—. Tampoco vine en plan de psicóloga, solo como una chica normal que quiere tratar de entender por qué tu aura solo desprende tristeza.

Eso me descoloca por completo.

—¿Cómo sabe usted...?

—Oh, tranquila. Me he dado cuenta porque una vez viví eso. —Hace un ademán con las manos como si le restara importancia—. Cuando conocí a mi esposo eso era lo que desprendía, de verdad, recuerdo que lo primero que pensé fue que a ese chico se lo estaba llevando la depresión.

Suelto una estruendosa carcajada al escucharla, agarro mi estómago porque no puedo parar de reír y lágrimas saltan de mis ojos.

No la conozco bien y ya me agrada esta mujer.

Parece tan jovial, a diferencia de otras personas cuando tienen ciertos reconocimientos o fama.

—¿Te divierte contar nuestra historia de amor, chiquilla grosera? —Una tercera voz se escucha en la casa y ambas paramos de reír para ver de donde proviene.

El sonido de unos zapatos detrás de mí hacen eco en el comedor. Me quedo quieta como cualquier adolescente que es pillado haciendo algo indebido.

Sin embargo, me relajo al momento de ver como la expresión de Lisa cambia a una de pura adoración, amor y ternura.

Aquella silueta cruza por mi lado y al instante caigo en cuenta de que es su esposo Alex. Él se sienta al lado de ella y la misma expresión que su esposa tenía adorna su rostro.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora