6. Parte 1.

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Hoy no tuve que ir a la universidad a pesar de haber sido día de semana, creo que hubo algún problema. En fin, yo aproveché para ir a recoger las gafas que me encargué. Resulta que sí necesitaba de su uso. Me medí la vista el sábado y hoy por fin podré lidiar con el astigmatismo.

Dentro de poco empezarán los parciales, así que me dispuse a estudiar lo posible. Sin embargo una persona me propuso realizar una videollamada, como antes.

Me pregunto qué dirá de las gafas...

Preparé la laptop, y accedí a la llamada.

- ¿Por qué no te veo?

- Porque... no.

- Prende.

- Okay, okay. Listo.

- ¿Cómo estás?

- Hoy no fui a la universidad. ¿Y tú qué haces en casa?

- No fui al trabajo.

- ¿Coincidencia?

- Es posible, ja ja.

- ¿Qué haces?

- Pues debía ordenar algunas cosas en la cocina pero ya estoy por terminar.

De repente, me dirigió una mirada extraña y detenida. Me observó fijamente hasta por fin darse cuenta.

- Oye, tienes gafas.

- No, ¿enserio?

- ¡No me había dado cuenta! ¿Cómo es que las necesitas?

- Astigmatismo.

- Oh... vaya.

- Sí, el problema mayor era al ver la pizarra. Además, el uso de los dispositivos electrónicos también afecta.

- Pues creo que se te ven bien.

- ¿Ah, sí? Estoy muy guapo, ja ja

- Uy ya, tranquilo. Mejor no te decía nada.

No evité reír debido a la cara que puso.

- Siempre es un placer molestarte la vida, cariño.

- Ah ja, sí.

Ella solo hizo un gesto de incomodidad fingida.

- ¿Qué tal todo, Allison?

- Pues normal, justo ahora acabo de terminar el quehacer. La niña está en el jardín como cualquier día de semana y el otro idiota no sé en qué estará.

- Uhm...

- ¿Qué pasa?

No me gusta nada la idea de que ella siga viviendo con el papá de la niña a pesar de que supuestamente ya no haya una relación de por medio. Puede que haya muchos factores como la propia niña o el hecho de las posibilidades de vivienda.

¿Por qué no dejo de celar a esa idiota?

- La verdad que nada, solo ando algo cansado. En poco darán inicio los parciales y eso me tiene... pues...

- ¿Jodido?

- Supongo.

- ¿Por qué dices supongo? Odio realmente esa palabra. ¿No puedes decir sí o no?

- Wow, ¿sucede algo?

- Es que esa palabra siempre me la decía ese. "Supongo" Siempre "supongo".

Wow gracias, prima. Ahora esa palabra me molestará.

- Esta bien, sí. Sí me jode. Estoy seguro de eso.

- Gracias.

Miré hacia otro lado debido al momento ocurrido, no esperaba enterarme de algo así. No quería adentrarme a lo que pudo haberle pasado a mi prima, quizás por el daño que provocaría. Quería enfocarme en el presente.

Tomó el teléfono y se dirigió al sillón. Cuando llegó a él pude observar el cómo estaba vestida. Una camiseta cualquiera de tono anaranjado, medias negras y una braga rosa. Intenté dejar atrás cualquier tipo de pensamiento lascivo que mi mente pudiera dar cabida.

Se recostó boca abajo para seguir hablando.

- ¿Siempre vistes así cuando estás sola, verdad?

- Eso ya lo sabes.

- Te echo la culpa de que me guste eso en las mujeres.

- ¿Así que me culpas de tus fetiches? ja

- De ese y de las pantimedias negras. ¿Recuerdas cómo las usabas con las...

-...las botas, ¿verdad?

- Exacto. Y ya que no eres tan alta, al verte con esa ropa te me hacías muy sexy.

- Uhmm... ¿así?...

Tomó el teléfono y enfocó para mí como le quedaba esa tanga tan atrevida.

- S-Sí... Muy sexy...

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora