10. Parte 2

563 25 1
                                    

— No llegues tarde, Marco.

— Sí, ma. No te preocupes, nos vemos. Te quiero.

Salí en dirección a la parada de bus.

No pensé mucho el cómo ir vestido. Las personas que me conocen tienen razón al decir que lo mío no son las fiestas y las reuniones sociales, tampoco el hecho de arreglarse mucho; por lo tanto decidí presentarme con un aspecto casual. Claro, de tonalidades oscuras: no me van tanto los colores.

Me percaté de que había pocas personas en el transporte público para ser fin de semana. Revisé mi teléfono por un rato hasta que llegó un mensaje.

— Oye, no pensaba que hubiera tanta gente. ¿Dónde estás?

Natt.

— Estaré ahí en un rato. ¿De verdad hay mucha?

Marco.

— Seguí algunas indicaciones para llegar, pero quizás pude haberlo hecho con solo seguir las luces parpadeantes.

Natt.

— Vaya.

Marco.

El tránsito estuvo considerablemente lento para mi mala suerte. Durante el transcurso pasé por unas cuadras cerca de la casa de mi tía, donde se encontraba Allison. Fijé la mirada en ese lugar mientras el bus cruzaba entre los automóviles.

Más allá de una hora del atardecer llegué a la puerta de la fiesta. Para ese entonces el cielo casi se encontraba oscuro. No es que sea un camino tan largo sino que todo fue culpa de la lentitud de las calles.

Al entrar noté que Natt no exageraba al decir que había mucha gente. Aparentemente no solo estaban los de nuestro ciclo de universidad, tal vez había de ciclos superiores e inferiores.

— Hey, por fin llegas.

— Natt, Lu.

— Hola, Marco.

— Hola... y ¿qué tal todo mientras no estaba, chicas?

— Todo igual que ahora: luces, alcohol, cigarros, parejas al borde del calor, entre otras cosas. Ten.

— ¿Qué es esto? ¿Ron?

— Vaya, te diste cuenta.

— Está un poco fuerte, ¿Verdad, Marco?

Al terminar de saborear el primer sorbo, di el segundo antes de responder.

— Algo, Lu. No soy tanto de tragos fuertes pero... me agrada, je.

— Bueno, vamos a bailar.

Natt terminó de beber y dejó el vaso sobre alguna mesa cercana.

— ¿Ba-Bailar?

— Claro, eso se hace en una fiesta, ¿no?

— Vamos, esta canción es buena.

Cada una me tomó de una mano y se dirigieron cerca de las personas que se movían debajo de las luces de colores.

— Es que... yo no sé bailar...

— ¿Por qué será que no me sorprende?

Dijo sarcástica Natt.

— ¿Te cuento un secreto?

— Di-Dime Lu.

— Yo nunca sé qué hacer en la música electrónica, así que solo me muevo en base a lo que salga.

Con una sonrisa en el rostro, Lu empezó a hacer movimientos que bien podría hacer a solas en su habitación; pero ella lo hacía en una fiesta y totalmente relajada.

— Eso me gusta de ella, sabes. Solo muévete, idiota. Primero los pies y luego lo demás.

Natt empezó a bailar en base a movimientos de caderas. Poco a poco moví los pies, los brazos y los hombros.

— Eso es. Muy bien.

— Solo siéntelo. Nadie puede criticarte.

La música aumentó y los gritos de todos en la habitación retumbaron al ritmo de diversión, despreocupación y alcohol.

Los vasos de ron iban y llegaban algunos de vodka. Por momentos se retiraba la música electrónica y entraba la salsa, el merengue y cualquier otra música que pueda encender el cuerpo para que los invitados demostraran sus pasos de baile.

Llegué a divertirme un rato con las chicas hasta que decidí darles su espacio. 

Me acerqué por algún vaso de lo que sea mientras ellas aún seguían bailando. Es genial ver a Natt tan contenta, creo que hacen una linda pareja.

Estaba algo cansado. No recordaba cuánto había bebido ni tampoco dónde se encontraba exactamente el angosto bar.

— ¿Y se suponía que esto era una pequeña fiesta?

Según yo, le hablé a un muchacho que estaba a mi lado pero nunca tuve respuesta. Dentro de un rato llegué a encontrar el bar. Pedí un par de vasos y me senté en el primer lugar que vi.

Miré fijamente la copa que traía en la mano por unos segundos y sentí una leve incomodidad dentro de mí. Es como si quisiera estar en otro lugar en esos mismos momentos.

— Bah, tal vez solo debo distraerme.

Dije antes de tomar el primer sorbo.

— Hey, Marco. Sí viniste.

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora