7. Parte 2

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— ¿¡Qué mierda están haciendo aquí!?

— ¿¡A-Allison!?

Al ver la puerta sin llave lo primero que se me ocurrió fue que él estuviera dentro, pero no acompañado de ella.

— ¿¡Pero qué carajo tienes en la cabeza!? ¿Cómo traer a esta a la casa?

— Espera, ¿Cuál "esta"? No seas igualada.

— A ti no te hablo y tápate con algo, zorra.

No tuve respuesta pues se acomodó el sujetador carmesí que por milagro no se caía de lo flojo que estaba sobre sus pechos quizás operados.

— Deberías estar en el trabajo.

— No me vengas con esa mierda. ¿Cómo es posible que te encuentre besando a esta tipa sobre el sofá y a medias ropas? ¡Vivimos aquí con nuestra hija, imbécil! Que tú y yo estemos separados no significa que puedas hacer lo que quieras en el ambiente donde convivimos.

— ¡Tengo el derecho de usar este lugar también!

— ¡Pero no como un puto hotel!

— Será mejor que me vaya.

Fue lo último que dijo la golfa al tocarle el brazo ligeramente y salir del departamento. Yo me sentí realmente impotente y explosiva, no podía entender qué tenía en la cabeza.

— Realmente eres un imbécil de mierda.

— Deja de pretender que aún estamos juntos.

— Oh no, descuida. Supe muy bien que lo nuestro se acabó cuando me engañaste con esa zorra.

— Eso hará que siempre que la veas hiervas de ira, ¿no?

— ¡No, baboso! Por mí te puedes coger a cualquiera pero lo que me jode es que te valiera mierda el sitio en el que estamos.

Creo que soy un poco grosera al enojarme.

— Nadie estaba. Todo salió de improviso; me llamó y quería verme. Yo también quería verla y...

— Ni siquiera sé qué carajo hacías aquí.

— Bueno, eso...

— Olvídalo. Eres un puto desastre, ya me cansé.

— ¡Y yo me cansé de ti! Te haces la correcta y perfecta pero cuando te conocí no eras más que una perra.

— ¡Pues una perra es la única que se enamoraría de ti! ¡Nadie con buenas expectativas y dos dedos de frente podría fijarse en una mierda de hombre como tú!

— Eso parece, si no mírate.

— Me voy a ir con mi hija.

— Yo soy su padre.

— Y eso no cambiará. A mí no me importa nada que no sea que cumplas con ella como padre, cosa que no hiciste al no respetar nuestra vivienda, pero ya no podemos vivir contigo.

— ¡Qué puta mierda, Allison! ¡Deja de comportarte así!

— ¡Vete a la mierda!

Horas después él no se encontraba y yo no pude evitar llorar por todo lo que había pasado. Recordé lo que sentí al saber de la existencia de la teñida esa. Fue cuando mi familia se destrozó.

Aunque quizás eso pasó mucho antes con las peleas que tenía con él y los desacuerdos que empezaban a incrementarse. Los mensajes se intensificaban, las llamadas se daban y los encuentros salían a la luz.

Realmente soy una reverenda idiota al elegir tan mal.

¿Será este una especie de "karma"? No creo tanto en esas cosas pero... ¿y si tal vez?

Cuando mi pequeña regresó del jardín toda mi rutina fue idéntica a la de siempre, hasta la hora de la cena. Por suerte siempre cocino por las mañanas.

— ¿Papá?

— Tu papá aun no regresa del trabajo, cariño.

Pude desviar sus preguntas hasta poder verla sonreír, cosa que me gustaba hacer todos los días. Aurora es lo más lindo que he podido hacer en la vida. Su nombre se debe a las auroras boreales, son tan lindas a simple vista y me tentaron a ponerle así a mi niña.

Mientras ella veía televisión antes de dormir me percaté que en mi teléfono estaban tres llamadas perdidas: eran de mi madre. Recuerdo haber puesto en vibrador mi móvil después de no contestar su primer llamado y con todo lo que pasó no tuve cabeza para nada, pues lo dejé por cualquier lugar.

Medité por unos segundos y marqué. Sentí las tonadas de espera dos o tres veces antes de escuchar una voz.

— ¿Hola?

— Hola mamá.

— ¿Allison? hola... por fin podemos hablar.

— Creo que pudimos hablar antes pero no estabas dispuesta a hacerlo.

— Es posible que me odies, cariño.

— No, no te odio. Decepcionada sí estoy.

— De verdad lo siento, Allison. ¿Cómo están? ¿Aurora?

— Ha preguntado por sus abuelos antes, la última vez papá la llamó. Le preguntó por su abuela y él cambió de tema.

— Bueno, Allison... creo que debemos hablar. 

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora