20. Parte 3.

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Pude sentir la luz de la mañana a través de mis cortinas. Seguramente ya era más tarde de lo que imaginaba pero realmente no importa, tenía ganas de continuar durmiendo. Volví a conciliar el sueño hasta que sentí cómo sobre mí cayó alguien.

- ¿Qué demonios?

- Ja ja ja sigues siendo así de vago, ¿eh?

Era la voz de Allison, mi prima. Ella aprovechó el hecho de que estaba durmiendo para poder colarse a mi habitación.

- ¡Allison, bájate!

- No.

- ¿Cómo es posible que peses tan-to si solo mi-des menos de 1.40 cm?

- ¡Cállate, mido 1.55 cm!

- Aun así, para mí eres una enana.

- Verás lo que puede hacer esta ''enana''.

Al salir de la cama, Allison me jaló del brazo logrando que me cayera al suelo de mi habitación. Inmediatamente después ocupó mi lugar, y empezó a desordenarla las sábanas.

- Ja, ¿Qué te parece esto?

Al no obtener respuesta se asomó para verme.

- ¿Enserio eres tan vago como para no levantarte y quedarte dormido?

- Uhmm...

- Ya... ¡levántate!

Lo último que sentí fue el impacto de la almohada en mi cabeza.

Vaya que será difícil tenerla aquí...

Al levantarme, salí de mi habitación y me dirigí al baño. Ella se quedó ya que la obligué a tender y ordenar mi cama a pesar de que intentara escapar de eso.

Me di un baño y me lavé los dientes. Al terminar, vi a mi madre y a Allison sentadas a la mesa. Esta última con una mirada que te dice fácilmente "me las pagaras por obligarme a arreglar el desorden que yo hice".

O algo así.

- Buenos días.

- Buenos días, hijo.

- Hola, vago.

- Monse.

- Flojo.

- Enana.

- ¿Cuándo harás algo productivo?

- ¿Cuándo tomarás leche?

Mi madre rio debido a mi último comentario.

Mi prima solo me miró como diciendo "te mataré".

- Ya no peleen. Marco, ella tiene razón. Te levantas muy tarde.

Incluso tu prima llegó temprano hoy. A las 8:00 am, y mira, son las 11:30 am.

Yo solo permanecí callado.

- El lunes empiezas la preparatoria y debes ser más responsable.

- Bien...

Al terminar de desayunar, mi madre se dirigió a su habitación. Lavé los platos y tazas antes de digerirme a la mía; pero al entrar, encontré algo que no esperaba.

- ¿Enserio? ¿Y ahora quién es la vaga?

- No te quejes, yo tendí tu cama así que si la des-tiendo de nuevo solo la ordenaré.

- ¿Por qué estás echada?

- Me levanté muy temprano.

- Estás vieja.

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora