12.

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Marco's P.O.W

Realmente había sido un fin de semana agitado. No solo por la fiesta o la reciente noticia del matrimonio, sino también por lo que pasó con Allison.

Ambos expresamos cara a cara lo que sentimos. Si esto pasara por mi mente cada cinco minutos, incluso así seguiría sin poder creerlo.

Estaba esperando a que llegase Natt. Faltaban quince minutos para el inicio de clases, parece que se le hizo algo tarde. Me siento un poco avergonzado por el estado en el que me vio esa noche, sin poder caminar bien y esas cosas...

Poco rato después la vi cruzar la puerta del aula. Traía una expresión despreocupada e indiferente, todo muy típico de ella.

— Hey.

— Hey...

Logré responderle el saludo mientras se sentaba al lado mío.

— ¿Te sucede algo?

— No, yo... bueno...

— ¿Qué pasa?

— La-mento... lo del sábado... la fiesta y eso.

— Ah, eso era.

— Fue muy tonto ponerme en ese estado.

— No te preocupes, solo te hice un favor.

— Gracias por ayudarme.

— Los amigos lo hacen.

— Sí... De todas formas no quería arruinar tus momentos con Lu.

— Ella fue la que dijo que buscara en tu teléfono a quién pudiera llamarle. Sabes que también estaba preocupada por llevarte a casa, idiota.

— ¿Acaso te sacaste la lotería, boba?

Ella no respondió, simplemente se retiró las gafas y las observó por unos breves momentos. Creo que la llegué a ver sonreír pero no estoy seguro debido a que reaccionó ante la llegada del profesor, al igual que el resto de la clase.

A lo lejos vi una persona que si bien no llevamos tantos cursos en común algo me hizo prestar mi atención sobre ella. Val se encontraba hablando con un par de compañeras. No se veía tan alegre como de costumbre, creo imaginar el porqué.

— Por cierto, Natt. Mi mamá y Ryan se van a casar.

— ¿¡Qué!?

— ¡Shhh!

A pesar de callarla inmediatamente después de su grito la mayoría del aula volteó a verla. Tuvo suerte que el profesor estuviera revisando su teléfono y no diera inicio a la clase. Digamos que en la universidad las cosas son un poco más flexibles, excepto las materias y las calificaciones.

— ¿Cómo se te ocurre gritar así?

— No alcé tanto la voz, que va.

— Todos voltearon a verte.

— Eso no importa. Cuéntame.

— Fue una sorpresa para mí también. Al llegar a casa, el día siguiente de la fiesta, me lo contaron.

— ¿Cómo te sientes con eso?

— Pues alegre, ¿no?

— ¿Enserio?

— Sí, claro, me alegro por mi mamá. Sé que es lo que siente correcto.

— ¿Incluso si se casa con ese hombre?

— Yo... sí...

Intenté disimular apartando la mirada. Este tema es un poco raro de tocar a pesar de decir que ya lo había procesado. No creo que alguien pueda culparme de sentir eso.

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora