Origen

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Nota: Bienvenidos a la trágica narración de un accidente:


Hace años un joven nació con los ojos tan azules como el mar y el cielo estrellado, ingenioso y talentoso. Criado por su maestra entre libros, con el tiempo, el joven se dedicó a la química, en sus primeros años de formación.

Todos lo adulaban por su creatividad de ver cada mínimo detalle y consiguió un equipo a su altura, pese a ser muy joven, era brillante en su campo, ganando la admiración de los mayores y los premios que se acumulaban en la estantería.

Al cumplir la mayoría de edad ya era reconocido e incluso había escrito un par de ensayos ya publicados, competía contra los mejores y claro que tenia a la mejor en su equipo, al igual que el, una genio de cabello verde y ojos ámbar, juntos habían hecho descubrimientos en sus teorías, se admiraban y apoyaban.

Albedo, el nombre de este genio, no era quisquilloso y siempre se prestaba para ayudar a quien fuera necesario, incluso hacia todas las compras por Sacarosa su fiel asistente genio, puesto era un poco tímida en ocasiones. La vida de Albedo era buena, tenia todo lo que quería y no tenía limitaciones.

Pero todo eso cambio, cuando todo se volvió oscuro.

Había estado trabajando en un experimento, algo inestable y bastante más avanzado de cualquiera de los que había investigado. Sacarosa, lo apoyaba en todo lo que podía, devoraba los libros de teorías tratando de obtener las respuestas que requerían. Albedo era obsesivo, no lo podía negar, se enfocaba al máximo hasta el final, encontrar el origen, hacer claro su campo de visón.

Ese año, su maestra estaba de regreso, lo cual lo llenaba de orgullo, el poder mostrarle tales avances, así mismo había traído consigo una vieja amiga llamada Alice y a su hija Klee.

Los hechos sucedieron demasiado rápido, incluso para que la mente de un genio lo procesara, la policía llego a la escena, nada había quedado.

Esa noche albedo y sacarosa habían estado trabajando horas extras en el laboratorio que habían montado en casa, habían descubierto que su extraño experimentó era más inestable de lo normal y habían acordado deshacerse de las muestras para solo guardar los datos para la posteridad, cuando su equipo y talento fuera mayor, pero al final del día, eran humanos y se quedaron dormidos mientras aun tomaban muestras y organizaban el papeleo.

Su maestra y Alice se encontraban charlando cómodamente en la sala, como lo hacen las mejores amigas y Klee, pequeña y traviesa corría por la casa buscando al joven, al cual le había tomado mucho cariño, incluso llamándolo hermano. En las manos de Klee, una pequeña barríta de metal cubierta de pólvora.

Quien hubiera pensando que la puerta del laboratorio no estaba bien cerrada y cuando la ausencia de la niña se hizo notable, las dos adultas corrieron a buscarla, justo en el momento en el que Klee encendió su inocente juguete para mostrárselo a su hermano Albedo y entro al laboratorio.

-¡suelta eso Klee!- fueron las ultimas voces audibles, Klee asustada aventó su juguete brillante justo sobre la mesa, la explosión llego segundos después.

Albedo despertó, todo estaba en llamas, un pesado humo cubría el lugar, tan acido que el metal chillaba, Sacarosa estaba a unos metros de él, la explosión la había aventado contra la pared y sangraba. Klee estaba en los brazos de Alice, llorando y gritando, mientras su madre se había quedado presa entre la mesa y pedazos de concreto desprendidos por la explosión momentánea.

-sácalas de aquí- se formo en los labios de la mujer, Albedo vio como su maestra trataba de apagar las llamas, nada normales, -reacciona- de nuevo en los labios de su maestra, cuando el dolor lo atravesó, la adrenalina dentro de el de activo, tomo a sacarosa en la espalda y a klee en sus brazos, corrió, solo el sonido sordo de su corazón contra el pecho se escuchaba, todo lo demás era tan solo estática y una imagen a tonos rojizos.

Logro salir, cuando rompió una de las ventanas con su puño y se arrastro por el jardín, jadeando, aun cargando a Sacarosa y Klee, hasta desplomárse sobre el césped, la explosión final fue hermosa.

De colores azules, verdes y morados, se formo una aurora boreal de llamas, que se levantaron hasta el cielo y se exigieron tan rápido como detonaron, pero no dejaron nada a su paso, el metal era liquido y las paredes quedaron echas pedazos.

Cuando al fin pudo respirar, estaba en el hospital.

Beautiful MadnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora