Capitulo 37. Barbacoas

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Narra Marco
-Y ahora les dejamos con una de las últimas colaboraciones de la cantante española con más repercusión musical de los últimos meses, Carolina Díaz y Reik, Enemigos. -dijeron en la radio para dejar paso a la canción de mi acompañante.
-¡MARCO! ¡Que soy yo, que es mi canción! ¡Que estoy en la radio! -gritó Carol, que estaba en el asiento de copiloto de mi coche (habíamos venido de Valdebebas con solo un coche, el suyo se quedó allí), como una loca.- Las mentiras ya no valen para resolver, todo lo que tú me escondías. -cantó la rubia entonando la canción en la parte de sus compañeros.
-Estás loca. -dije yo aún entre risas por su reacción. Le miré durante un segundo para comprobar, como ya daba por hecho, que la rubia radiaba felicidad, y fijé mi mirada en la carretera de nuevo.
-Ya sabes que sí. -contestó sonriendo y asintiendo con la cabeza.- Nunca me había oído en la radio, ¿sabes? En plan, sí sé que me ponen en la radio y eso, pero nunca había ido en el coche escuchándola, vamos, escuchándome. Ni esta ni ninguna.
-Pues yo sí. Estoy hasta el moño de oír las canciones de esta chica de verdad. -contesté riendo y volví a mirarla. Ella me fulminó con la mirada pero enseguida una sonrisa volvió a decorar su cara porque sabía perfectamente que estaba en broma. - No sé qué tienes tú. -empecé a cantar.
-Que nunca me dejas aunque te alejas. -me siguió ella con una sonrisa de oreja a oreja.

-Marco, ¿puedes dejar de entretenerte? Coge una bandeja de cada cosa y ya está. -me dijo Carol desesperada por terminar de hacer la compra. Sin duda, es la tarea "doméstica" que más odia y lo pude comprobar cuando vivimos juntos (aunque fue muy poco tiempo).
-Ay, que sí, que ya termino. Que conste que si la barbacoa queda de 10 es por mí, no por ti, pesada. -le contesté yo gracioso dejando las bandejas de carne en el carrito de la compra para la barbacoa de esta noche. También echamos algo de verdura para hacer un poco de parrillada.
-¿Y si queda como el culo qué? ¿Mérito tuyo también? -me dijo ella con una sonrisa en posición de jarra, es decir, con sus brazos descansando a ambos lados de su cintura. Yo la miré como si me hubieran afectado seriamente sus palabras.
-A mí nada me queda como el culo. -le contesté yo muy serio. Me di media vuelta y cogí el carro para empezar a andar con él hacia el final del pasillo. No pasaron ni dos segundos cuando ya tenía a Carol intentando robarme el carro riendo como una loca por mi magnífica actuación, la cual no duró más tiempo porque la bailarina me contagió su risa haciéndome ceder y dejándole el carro a ella.
La compra terminó rápido, tan rápido que Carol salió sonriendo del supermercado por haber terminado pronto nuestra tarea.
-¡Sonríe! -me dijo ella sonriendo hacia el espejo con su móvil preparado para tener una foto. Yo la miré con una ceja levantada y ella aprovechó para hacer una foto improvisada, pero preciosa.
-¿En serio, Carolina? ¿En el ascensor del Mercadona? -dije yo riendo.
-¿Carolina? Mira que te pego. -me contestó ella rodando los ojos para darme por imposible y volvió a repetir;- Sonríe. -y fue lo que hice. Sonreí hacia el espejo izquierdo del ascensor que baja a los parkings de Mercadona. Carol tomaba la foto y, con la otra mano, sostenía el carro de la compra. Luego, como es costumbre siempre que nos hacíamos una foto, después de la seria y bonita; la tonta, real, y más bonita si era posible.

-¡Por fin! Creía que iba a morir de hambre. Muchas gracias, tome la propina, adiós. -dijo Isco abriéndonos la puerta de la casa de Marcelo como si fuera la suya. Cogió en varias veces las bolsas que llevábamos dejándolas al lado de la puerta como si fuéramos un repartidores de Telepizza y nos cerró la puerta. Marco y yo nos miramos en plan "cada día está más gilipollas" hasta que Isco volvió a abrir entre risas a los pocos segundos. Marco saltó sobre su espalda como un niño de 5 años y al fin pasamos.
La mayoría de los chicos y sus mujeres ya estaban en el patio de la casa del brasileño. Unos jugando, otros, en la piscina, o si no, hablando sentados en la mesa. Hoy hacía bastante calor en la capital así que no me lo pensé y me tiré después de una pequeña carrerilla a la piscina, donde, cuando salí, Sergio me hizo volver a meterme en forma de aguadilla. El mallorquín, sin embargo, prefirió sentarse a hablar con los chicos que estaban como él.
-¡Joder! Que manía más tonta tenéis conmigo. -dije yo tosiendo al salir a la superficie de nuevo. Los que me oyeron rieron y Sergio vino a abrazarme pasando uno de sus brazos por mis hombros, pero yo me aparté creyendo que volvería a hundirme, lo que provocó aún más risas.

La cena, como siempre, fue rodada. No hubo fuego ni comida quemada, afortunadamente no hubo lloros ni enfados de los niños (ni de los adultos) y las risas no faltaron en ningún momento. Marcelo, al terminar, como fiestero del grupo que es y anfitrión, puso algo de música para animarnos. Una copita, y la mayoría sólo tomó una, tambien nos ayudó a soltarnos y salir a bailar a la pista de baile improvisada, el gran jardín de la casa del defensa.
De la playlist variada que Marcelo seleccionó, pasó de Robarte un beso a ADMV , la última canción de Maluma que no deja de sonar en todas las cadenas de radio, YouTube o en cualquier cafetería desde primera hora de la mañana.
Yo cogí a Ale de mi mano y me puse a medio bailar con ella tan solo moviendo sus pequeños brazos. Los demás, excepto unos pocos que estaban sentados, estaban junto a sus parejas bailando como si esto fuera baile de salón. Alejandra no tardó mucho en cansarse y salir disparada a jugar con los demás niños. Isco vino a por mí para bailar y no le negué el baile.
-A tu lado parezco un pato mareao'. -me dijo el malagueño haciéndome soltar una fuerte carcajada. Al reír y echar mi cabeza para atrás, vi a Pilar agarrada a Marco, con el que hablaba animadamente. No me dio tiempo a ver mucho más ya que Isco me dio una vuelta con la que me dejó sola, es decir, sin volver a bailar. Pilar me cedió a su compañero y, de una forma u otra, se las arreglaron para que terminara bailando con Marco.
-Te han hecho el lío. -me dijo el mallorquín cuando me tuvo con él. Nuestro baile no era nada romántico, casi parecía que nos daba miedo tocarnos. Yo cogía su cuello con mis brazos y él mi cintura con los suyos, pero ambos sutilmente.
-No me molesta eh. Alguien tiene que enseñarte a bailar. -dije graciosa. La canción avanzaba y nuestros cuerpos, como el de nuestros amigos, se movían lentamente. Isco y Pilar, que ahora bailaban juntos, en una vuelta, me dieron por la espalda haciendo que me acercara más a él y él a mí, afianzando sus brazos en mi cintura. Oí a Pilar reír y yo negué con la cabeza. Después, apoyé mi cabeza en el hombro de Marco y seguí bailando.
En el penúltimo "Eres el amor de mi vida", levanté lentamente mi cabeza de su hombro y me quedé completamente de frente al mallorquín.
-Eres el amor de mi vida. -cantamos en silencio, solamente moviendo los labios y clavando nuestras miradas en la del otro. Nos fuimos acercando poco a poco y, en la risa suave de Maluma, nuestros ojos se cerraron y nuestros labios llegaron a rozarse.
-Esto... -dije separándome de él tras ese acercamiento.- se me ha hecho muy tarde. Mañana va a ser un día movidito, tengo presentación de canción y vuelo para mi último concierto de gira. -dije para todos recogiendo mis cosas que había dejado en la silla en la que me había sentado para cenar.- Adiós.
Y me fui.
Besé a Marco.
Volví a besar a Marco.

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Perdonadme por desaparecer😖 este verano he estado trabajando y ahora he empezado de nuevo los estudios. Pero tengo muchas muchas ideas para Carol y Marco, así que no os preocupéis.
Espero que os guste🤭

2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora