Capitulo 15. 1 de diciembre

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Está más que claro que las noticias vuelan, y los rumores ya... Marco y yo hemos vuelto al top 10 de las "parejas" más virales e importantes del momento. Digo "hemos vuelto" porque ya lo fuimos una vez, antes de que empezáramos a estar juntos, cuando lo manteníamos en secreto, cuando lo "confirmamos" en la cena de Navidad aunque nos salió rana y en menos de dos horas todo había acabado, y también cuando ya no éramos novios. La gente, después de ver que no interactuábamos entre nosotros en las competiciones y partidos en los que la prensa hablaba de nosotros, de no vernos juntos (como si hacíamos incluso antes de ser novios, ya sabéis cómo estábamos y éramos) en las fotos grupales o de no ver comentarios, likes y mi seguimiento a Marco en Instagram, ya que yo durante el periodo en el que me cerré al mundo y, obviamente, dejé de hablar a los chicos, dejé de seguirle en las redes sociales, pero él a mí no, se olvidaron de nuestra relación y entendieron que era no mejor tantear el terreno. Cuando la relación en general con los trabajadores del equipo merengue mejoró, volví a seguirle y ya no he vuelto a pulsar el "unfollow" en la cuenta marcoasensio10.

Salgo de mi habitación de Valdebebas, a la que he subido a ducharme, y me dirijo al comedor para comer. Ando por la ciudad deportiva mirando mi móvil y, cuando bajo la pantalla para que aparezca la barra de notificaciones y así poder ver la hora, me doy cuenta de que ya es 1 de diciembre. No me había dado cuenta de lo rápido que ha pasado el tiempo desde que llegué de vuelta a Madrid. Tampoco me había dado cuenta de que solo quedan 5 días para que tenga que actuar en frente de un gran número de personas (a las pocas horas de anunciar la gira y que el primer concierto sería en el Bernabéu, se agotaron las entradas para llenar nuestro templo) en el estadio más importante de la capital española y del mundo entero. Me paro durante un segundo, quedando estática en el pasillo que conectaba el comedor con el resto del edificio, y pienso. Mi espíritu navideño me inunda y por fin puedo sentir la época más bonita del año para mí. Sonrío instintivamente y cambio mi dirección para acercarme al cuarto de los altavoces para conectar mi móvil a ellos. No lo programo muy alto para no dejar sordos ni muertos a muchos de mis amigos y amigas y corro hacia el comedor. He calculado perfectamente el tiempo y cuando me dispongo a entrar la música empieza a sonar. Todos dejan de comer o lo hacen mientras que fijan sus miradas en mí. Yo empiezo a cantar (más bien hablar cantando, tal y como pide la canción al principion de esta) y a interactuar con los presentes; que si acercarme a Florentino, cambiar mi dirección para agacharme un poco al lado de la silla de Lucas Vázquez apoyando mi brazo en la silla y señalar a Sergio Ramos, a pasar a ponerme en mitad del comedor.
-All I want for Christmas is you. -digo subiendo los brazos y señalando a todos ellos para que después la música se torne en más movida y yo comience a bailar entre las mesas de mis compañeros, que me miran divertidos.
-¿Cómo que Navidad? Si es uno de diciembre, chiquilla. -me dijo Isco riendo.
-Parece mentira que me conozcáis. Amo la Navidad y para mí siempre ha empezado y empezará el uno de diciembre. Por no hablar de que hoy se empieza el calendario de adviento. -dije esto último apuntando a la nada con mi dedo índice. Todos ellos rieron. Después de mi actuación, de la conversación que mantuvimos todos entre mesas (tanto futbolistas, jugadores de baloncesto, bailarines, entrenadores y cuerpo técnico) y de la cantidad de mensajes de Instagram con un "**** te ha mencionado en su historia" de muchos de los presentes en el comedor que han grabado mi actuación y la han posteado a las historias de la app con diferentes mensajes añadidos, comimos. Algunos de esos compañeros fueron Nacho, Sergio Llull, Ramos, Raúl, Diana, Felipe Reyes o Marco.

-¿Cómo que no vas a poner decoración de Navidad? -le digo a Marco, que acaba de soltar una bala en mi dirección.
-Noup. Aparte, a Sandra la Navidad no le llama mucho la atención.
-¿Y me puedes explicar qué importa eso? -le dije yo cruzandome de brazos. Había venido a mi casa para devolverme una bolsa que se me olvidó en su coche ya que se entrepapeló con las suyas. Hemos empezado a hablar sobre mi aparición en el comedor de hoy. Él, cómo repuesta, se limitó a subir los hombros.- Eso no te lo acepto, no puedo. Y siento mucho que Sandra se enfade contigo, pero ahora mismo nos vamos a comprar.
-¿Comprar? ¿Comprar el qué? -me dijo él siguiéndome. Ya me estaba poniendo el abrigo y cogiendo mi bolso.
-¿El que va a ser? ¡Decoración navideña! Tú te vienes conmigo a decorar Valdebebas y otro día vamos de cabeza a decorar tu casa. No acepto un no, que lo sepas. -dije, abrí la puerta y salí. Abrió la puerta de su coche mientras reía.
Llegamos a El corte inglés y me gustaba absolutamente todo. Había cogido figuritas, espumillones, cojines, tres árboles y decoración para ellos y, en definitiva, media planta que la marca había dejado para decoración navideña. Marco reía y reía. Me ayudaba a coger las cosas mientras que me recordaba numerosas veces lo loca que estoy y lo imposible que soy. Yo asentía sin hacerle mucho caso para que no se le subiera el ego mientras que me distraía mirando más cosas en la estantería de al lado para intentar olvidar la carcajada que mi cuerpo intentaba contener pero que no estaban muy seguro de si podría hacerlo durante mucho más tiempo. Metimos todo lo que entraba en el coche de Marco y lo demás se quedó en la tienda para ser enviado mañana.
Nota mental: avisar a Carmen (la recepcionista) de que va a llegar este pedido para que no se asuste o crea que ha habido un error.
-¿Y no lo podemos decorar mañana? -me dijo Marco.
-Venga Marco, tampoco llevábamos mucho. Los cojines si que podemos ir colocando por la ciudad deportiva, el árbol de la entrada lo tenemos así que también podemos poner el árbol, aunque sea ese y luego los otros dos. Al final Marco supo que, por mucho que dijera, esta vez no le iba a dejar escaparse y le tocaría decorar conmigo. Empezamos con el gimnasio, en el que colocamos varios espumillones por las máquinas en las que podíamos, lucecitas en las máquinas más "estructurales" y varios retoques navideños. Seguimos con el comedor, en que el que colocamos todas las tazas navideñas que habíamos comprado, las servilletas y los centros de mesa. Colocamos guirnaldas con estilo de árbol. El árbol de la recepción fue lo siguiente que hicimos. Lo montamos, colocamos las bolas y las luces y, por último, colocamos los dos juntos y a la vez la estrella, entre risas y miradas emotivas. Subimos a la sala de descanso y colocamos los cojines en los sofás, un centro de mesa, algunas figuras como ciudades en miniatura o renos y, por último, nos dirigimos a la sala de baile.
-¡Marco! ¡Marco! -dije yo emocionada riendo y él se giró. Estaba colgando la parte de arriba de las luces que habíamos comprado a posta para el gran espejo de esta sala. Me miró con una ceja levantada y luego negó con la cabeza mientras yo asentía.- Sí, sí. Claro que sí.
-No, Carol no.
-Pero si te va a quedar precioso. -dije y empezó a retroceder hacia atrás para que no llegara a él. Terminamos corriendo alrededor de un círculo imaginario. Al final, como Marco es un angelito y no puede decir no a nada, terminó dejándome ponerle el gorro de papá Noel que sostenía entre las manos. Yo tenía el mismo, un gorro de Santa Claus rojo, normal, pero con dos trenzas blancas, una a cada lado de la cabeza. Nos miramos al espejo que teníamos enfrente y reímos por nuestras pintas. Saqué mi móvil e hice varias fotos, no para compartir ninguna en redes sociales, solo para tener un recuerdo "físico" de este momento.
-¿Ves? Ya te dije que te iba a quedar fenomenal.
-A ti sí que te queda genial, rubia. -dijo tirando flojamente de las trenzas de mi gorro. Terminamos juntos, bastante juntos, pero después de que la canción cambiara, ya nos habíamos separado con una sonrisa enorme dispuestos a seguir trabajando. Colocamos entre los dos varias bandas de árbol de navidad con bolas (del árbol) en las ventanas de la sala y luego pusimos grandes lazos en las columnas. Colocamos en el suelo varias cajas vacías envueltas en papel de regalo y sonreímos orgullosos de ver lo bien que nos había quedado esta sala, como el resto de las instalaciones.

Bendito 1 de diciembre

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2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora