Capitulo 20. Confianza

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Narra Marco
Carol lleva un par de días de capa caída. Ayer tuvimos partido en casa y decidió no venir. Ayer nos cruzamos varias veces con ella y no hizo más que bajar la mirada. No tiene nada en contra de nosotros, está más que claro, y como pude comprobar en mi casa cuando vino para buscar mi apoyo, está decepcionada con ella misma. Guarda silencio en la ciudad deportiva y provoca tensión en el equipo. Ni es un silencio como el que guardaba cuando se enteró de la apuesta ni es una tensión como la que había en esos momentos. El silencio lo mantiene porque está demasiado concentrada y absorta en sus pensamientos y en su debate mental entre si la capitanía debe ser de ella o no, que olvida que el mundo a su alrededor sigue girando y que no estaría mal que se olvidara al menos un momento para saludarnos. La tensión es producida por nuestra ignorancia sobre si seguirá luciendo el brazalete del equipo de baile o no, cosa que creo que ni ella misma sabe. Aunque hablé con ella y pareció irse de mi casa mucho mejor que como había llegado, ahora esa teoría se me cae porque no la veo con ninguna mejora.

-Es que si no puede ella, no puede nadie. -me dijo Reguilón y yo asentí con la cabeza. Como no, se refería a Carol. Estábamos viéndola cantar desde nuestro campo de entrenamiento. Para hoy había elegido Firework de Katy Perry.
-Por favor, ¿el empoderamiento que tiene esta mujer? -dijo Lucas haciéndose una pregunta a él mismo. Yo encogí mis hombros.
-Si buscas empoderamiento, da igual si es femenino o masculino, en general, en la historia, aparecerá Carolina Díaz. -dijo Marcelo y nosotros asentimos riendo. Zidane nos llamó para dar oficialmente como terminado el entrenamiento mañanero, aunque para nosotros había terminado hace unos dos minutos, ya que el entrenador se quedó hablando con el cuerpo técnico sobre estrategias, posiciones, puntos débiles, fuertes, etc. durante ese tiempo. Decidimos quedarnos mirando desde nuestro campo lo que pasaba en el de los bailarines. Su entrenador puso final al entrenamiento pero, cuando iban a marcharse, Fernando, un bailarín que entró hace no mucho en el equipo, le pidió ayuda a Carol. Por lo que llegamos a entender, Fer no estaba del todo contento con el resultado de su "actuación" y Carol cogió un micro y le dio otro a él. Puso el play a la canción que Fernando había cantado hace nada, Señorita de Abraham Mateo y la rubia se colocó en la misma posición de su acompañante pero algo más separada, supongo que para bailar. Ella le dio un par de indicaciones y, como si hubiera sido la actuación que ella había preparado, se puso a cantar y bailar encima del escenario al mismo tiempo que Fernando, que obviamente se sabía la coreografía ya que era suya. La rubia jugó varias veces con el micro, cambiándoselo de mano, tirándolo dejando que hiciera una pirueta en el aire para volver a cogerlo, etc.  Cuando terminó la actuación, el resultado fue un dueto increíble. Sus voces empastaban bastante bien y los dos se movían a la vez. La actuación fue grabada por Marcelo, que se guardó el vídeo en su móvil. Carol bajó del escenario seguida de Fernando después de haber apagado el equipo de música, los micrófonos y haber dejado estos en su sitio.
-Tienes que jugar con el micro, relajarte en el escenario. No te preocupes, es coger práctica y seguridad, lo aprenderás con el tiempo. Al final te saldrá solo, te lo aseguro. -le dijo la rubia con una media sonrisa que de nada se parecía a las alegres sonrisas que habituaba lucir.
-Muchas gracias, Carol. Lo que todavía no me explico es cómo te sabías tan bien la coreografía. -le dijo él y ella, aunque intentó reprimirlo, terminó esbozando una sonrisa mucho más natural. Estaban andando hacia el comedor ya que era la hora de la comida y nosotros les seguíamos muy de cerca.
-Bueno, al fin y al cabo todavía soy vuestra capitana. -le dijo concluyendo la conversación y dejando, una vez más, su capitanía en el aire con ese "todavía". Durante la comida Carol no habló, solo se limitó a comer mirando fijamente el plato. Su mirada reflejaba concentración máxima como si dentro de su cabeza estuviera disputándose una guerra entre un "quédate" y un "deja el brazalete". Cuando terminó de comer, se levantó y llevó el plato al mostrador donde se cogían y se dejaban los platos. Florentino se levantó y se acercó a Carolina. Ella le recibió con una media sonrisa ladeada y escuchó atentamente lo que el presidente le decía. Tampoco llevó mucho trabajo saber de qué le estaba hablando. Carolina llevó una mano a su cuello para quedarse ahí, girar su cabeza y cerrar los ojos como si le pesara el discurso que el presidente le estaba diciendo. Nuestra mesa es la más próxima a la de los entrenadores y el presidente, así pudimos enterarnos, más o menos, de la conversación.
-Lo siento, presi. Agradezco el apoyo, de verdad, pero todavía tengo que conversar con la almohada un poco más. En cuanto tenga la solución en firme, te aseguro que serás el primero en saberla. -le dijo la rubia y a Florentino no le quedó otra que asentir con la cabeza para después abrazar a Carol. No fue un abrazo largo ya que la rubia se despidió y salió del comedor.
Para la sesión de entrenamiento a la tarde, los chicos bailaron en el campo exterior porque hacía muy buen día para estar en diciembre. No estaba yendo todo lo bien que el entrenador quería, así que paró el entrenamiento.
-Vale chicos, esto no va bien. -dijo el entrenador y me fijé en la rubia, en el centro del grupo. Ella subió la cabeza mirando al cielo, suspiró y se pasó las manos por la cara. No sé muy bien en qué momento, Carol empezó a cantar This is me de nuevo. Sus compañeros y el entrenador le rodearon formando un círculo dejándola en medio. Bajo las órdenes del entrenador, sus compañeros comenzaron a pegar pequeños empujones a Carol a la vez que le decían los comentarios más sonados en las redes últimamente. "Gorda" "descuidada" "mala capitana" "nefasta bailarina" "increíble" "perfecta" "preciosa" "mejor bailarina y probablemente deportista del país", etc. Ella, casi sin poder evitarlo, comenzó a derramar lágrimas que rodaban feroces y rápidas por sus mejillas. Me comía la rabia por dentro y la impotencia por no poder borrar esas lágrimas ni poder abrazarla. Vi a Florentino con Butragueño a su izquierda mirando por el gran ventanal de su despacho fijando sus miradas en el campo del que provenía la música. Comentaban entre ellos pero sin despejar un ojo de la rubia. El entrenador hizo desaparecer el círculo humano que él mismo había creado cuando la canción que Carol interpretó había terminado. Todos bajaron del escenario menos él.
-¿Conoces Esta soy yo del Sueño de Morfeo? -preguntó el entrenador y Carol asintió. Era un mar de lágrimas. Sin decir nada más, él bajó del escenario y dejó a la rubia sola con un micrófono, un escenario vacío y la canción de Sueño de Morfeo sonando por los altavoces. La madrileña empezó a cantar mientras absorbía mocos y secaba las lágrimas que no cesaban de bajar por sus mejillas.
-Esta soy yo, asustada y decidida. Una especie en extinción tan real como la vida. Y esta soy yo, ahora llega mi momento; no pienso renunciar, no quiero perder el tiempo. -cantó buscando la fuerza que la canción necesita. En el "no pienso renunciar" rio a medias, dejando sonar una pequeña carcajada y dejando ver los dientes entre sus labios, que rápidamente volvieron a no dejarlos ver. Subió una ceja y siguió cantando. Al terminar, el entrenador había logrado lo que buscó desde el principio; que Carol soltase todo lo que llevaba reteniendo estos días, se relajase y expresara lo que sentía, claramente un nudo que lo único que le permitió sacar fueron lágrimas.

2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora