Capitulo 24. Cena de Navidad (otra vez)

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Hoy es la cena de Navidad del equipo madridista. Como todos los años, iremos a un restaurante y estoy segura de que decenas de periodistas se agolparán en la puerta para intentar sacar algún titular de conversaciones entre compañeros a la entrada o de las parejas con las que llegarán los más "importantes" y famosos, los futbolistas. Este año yo voy a apostar de nuevo por un vestido azul marino, un color poco utilizado para este tipo de cenas. Quería cambiar del típico rosa, rojo, blanco, negro o dorado. Es asimétrico, distinto al que llevé en la primera y, hasta hoy, última cena de Navidad con el equipo merengue a la que he ido. Una manga es larga y la otra de tirantes, tiene una raja en la pierna izquierda que le da mucho juego y la cola es corta y redonda. En los pies llevo unos zapatos de tacón dorados. Sí, hace dos años justos llevé los accesorios plateados y este año los llevaré plateados.

La verdad, y como ya habréis podido ver, para las cenas de este tipo no suelo arriesgar mucho

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La verdad, y como ya habréis podido ver, para las cenas de este tipo no suelo arriesgar mucho. Los dos vestidos que he llevado han sido azules oscuros y simples. Mi pelo es ondulado pero hoy he decidido alisármelo para cambiar un poco. Al contrario que en mi última cena de navidad, este año mi pelo está bastante largo y al alisarlo, se queda poco más arriba de la cintura. Me aseguro de que todo está perfecto y de que no me dejo nada, cojo las llaves de casa y el móvil, lo guardo en el pequeño bolso donde ya va mi monedero y salgo para llegar al restaurante.
-¡Carol!
-¡Aquí Carol!
-¡Por favor Carolina, para Antena 3! -me gritaban los periodistas a mi entrada y yo giraba la cabeza como si fuera una peonza. Posaba para un lado, para el lado, que si sonrisa a la izquierda, pose seria a la derecha. Un coche más llegó a la entrada y de él bajaron Sandra y Marco. Yo sonreí y les esperé para saludarles antes de dejarles a los medios para ellos solos. Sandra me sonrió y me abrazó. Seguida de ella vino Marco, que repitió si acción y me abrazó.
-¡Pero que guapa estás! -me dijo Sandra mirándome de arriba a abajo.
-No os quedáis atrás. -le dije sonriendo y me quedé hablando con ellos solo un minuto más. Los periodistas ardían de vernos a los tres juntos ya que tras las últimas apariciones de Marco y yo, aunque sabían que Marco y Sandra estaban juntos, ya estaban preparando nuestra boda. Más aún estallaron cuando nos vieron juntos en el aeropuerto y cuando compartimos fotos del viaje en nuestras redes sociales. Creo que no han hecho caso al sentido común ya que si el mundo le hubiera prestado un poco de atención, habrían caído en que no tiene lógica dejarnos ver juntos en el aeropuerto o subir fotos juntos en París si Sandra no lo sabía o Marco le estuviera engañando conmigo. En fin, una locura sin sentido.

-Ya decía yo que estábamos oyendo mucho ruido fuera. -me dijo Nacho riendo cuando me vio entrar. Me acerqué y saludé a todos los que ya estaban esperando. Creo que la cena de navidad es el único momento en el que estamos todos, absolutamente todos, sin chándal o ropa de entrenar y con traje.
-Nah, es que Sandra y Marco vienen detrás. -respondí yo quitándole importancia a mi llegada.
-Uno, sabes que esos gritos eran por ti y no por Marco y Sandra. Dos, entonces entiendo la euforia de los periodistas; Marco y tú con Sandra. Les explota el cerebro. -dijo Lucas riendo uniéndose a la conversación que había iniciado Nacho. Los demás reímos y seguimos hablando.
-Por cierto, os aviso. Si alguien me tiene que decir algo, bueno o malo, esperaos a que termine la cena. No me apetece irme otra vez de aquí sin fiesta. -dije yo riendo haciendo referencia a la discusión que tuvimos Marco y yo hace dos años aquí mismo que desembocó en lo que todos ya sabéis. Todos los que me oyeron rieron exceptuando a Marco, que hizo una mueca y tragó saliva.
En mi mesa estaban María y Nacho, Rudy Fernández y su mujer, y María Isabel y Olga Carmona, de fútbol femenino. Cenamos con bastante tranquilidad y buen rollo. Había bastantes conversaciones cruzadas ya que todas las mesas entablábamos conversación y, obviamente, los temas eran distintos. Después brindamos todos por la salud, por el equipo y por un año nuevo muy bueno. Claramente, después de eso, comenzó la fiesta. La música sonaba por los altavoces y el fotógrafo no descansaba ni un segundo de disparar flashes.
-¿Que te pasa Marquito? -le dije al mallorquín, que estaba sentado en una silla sin participar en nada, ni en el baile ni en las fotos.
-Me aburro.
-¿Como que te aburres? -respondí yo dramática. Alargué mi brazo y le levanté a regañadientes.- Mira que pareces un niño pequeño eh. Vamos a hacernos una foto. -añadí medio arrastrándole a la parte del fotógrafo y así hicimos. Nos hicimos dos fotos preciosas que quedaron bien a la primera. Una, haciendo el tonto. La otra, más formal y también muy bonita. Como hace dos años, el fotógrafo nos dio dos copias y Marco y yo volvimos a "la pista de baile". Comenzó a sonar Una en un millón, una canción que ya tiene unos pocos años pero que sigue animando más de una fiesta. Sandra, que estaba bailando con las chicas, miró a Marco y este le mando un beso y con sus labios cantó el "Eres una en un millón, no hay comparación." sin emitir sonido al ritmo de la música. Sandra sonrió y se giró de nuevo para seguir bailando.- Qué bonito, Marco.
-¿Bonito? ¿El que? -me dijo el subiendo una ceja y con media sonrisa en la cara sin entender a qué me refería.
-Lo de la canción.
-Buah, es una canción.
-A mí no me digas que una canción no significa nada, no a mí.
-Carol, es una frase. Ya está. No es bonito, es... normal.
-Pues a mí nunca me dedicaste una canción. -le dije rápido, casi sin pensarlo y él hizo una mueca.
-¿Sabes qué? Tienes razón. Yo no te dediqué una canción, yo te dedicaba todas. -me dijo el girándose un poco hacia mí para quedar enfrente el uno del otro y dejó el vaso que sostenían sus manos. Le iba a contestar pero sentí un agarre en mi muñeca que hizo que me girara.
-Vamos Carol, vente a bailar. -me dijo Pilar y básicamente me arrastró hacia donde ellas estaban. Yo no quité ni un momento la mirada de los ojos de Marco, que también me miraban. Me miraban hasta que llegué con las chicas y, entonces, bajo la mirada cortando nuestro contacto visual.

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¡Feliz Navidad a todos!❤️
Espero que hayáis pasado una nochebuena muy bonita incluso con esta situación tan dura, que Papá Noel os traiga muchos regalitos y que disfrutéis mucho de las fiestas!✨

2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora