Capitulo 31. Pesadillas

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Narra Marco
Un día más, como desde hace una semana, me despierto sobresaltado en mitad de la madrugada por la misma pesadilla que me lleva atormentando todos estos días. En ella, aparezco con Carol en una playa, perfectamente podría ser Mallorca. Ella, con un vestido largo blanco de encaje y yo, con un traje de novio negro. No hay nadie más en el sueño, pero cuando la rubia y yo nos acercamos para besarnos, Carol desaparece y Sandra me sonreía en el lugar que anteriormente ocupaba la madrileña. Esta última nos miraba desde la arena a pie de calle, al contrario que nosotros, en la orilla del mar, junto a Miguel Herrán. Al incorporarme entre sudor en la cama, vuelvo nuevamente a la normalidad al ver el pelo castaño de Sandra en la almohada, de espaldas a mi parte del colchón. Decidí despertarme una noche más para seguir los mismos pasos que todas las madrugadas de esta semana, bajo en silencio a la cocina, me tomo un vaso de agua y después de 10 minutos, subo de nuevo para intentar dormir, lo que casi siempre consigo porque últimamente estoy agotado, tanto física como mentalmente.

-¡Chencho espabila! -me recuerda con un grito entre risas Lucas. Acabábamos de terminar el rondo y con él el entrenamiento de esta mañana, donde me han caído muchas collejas, más aún que caños, por estar distraído. Cuando el gallego se juntó a mí para pasar juntos al comedor, me soltó una colleja más y volvió a reír.
-Coño Lucas, qué pesado eres. -contesté yo llevándome una mano a la nuca después del golpe de Lucas.
-Joder, dejadme al niño, que está irritable. -dijo Nacho riendo pasando un brazo por mis hombros. Yo le miré haciéndole burla y, tras reírme falsamente, le aparté su brazo de mis hombros, lo que provocó aún más risas entre mis compañeros.
-Irritable y empanao', que no da una. -añadió Isco cuando pasamos al comedor dispuestos a sentarnos y llevarnos algo de comer a la boca. Cada uno nos sentamos en nuestras respectivas sillas en nuestra mesa, la primera en el comedor y la más cercana a la puerta. En el centro está la de los bailarines y al lado, la mesa más alejada de nosotros, los jugadores de baloncesto. Normalmente todas están bastante animadas.
-¡Chencho pilla! -dijo Sergio lanzándome una servilleta a la cara, donde impactó de lleno. Intenté evitarlo, pero no pude y una sonrisa apareció en mi cara bajo las risas de mis compañeros, que ya no desaparecieron en toda la comida. En las demás mesas las risas tampoco cesaron, en ninguna de ellas.
Podría poner la excusa de que está en mi campo de visión, pero la verdad es que, aunque hubiera estado en la otra punta de este edificio, miraría siempre a donde una melena rubia estuviera. Estaba riendo y yo la observaba como si todo ocurriese a cámara lenta en una película, con música de fondo e incluso me atrevería a decir que a veces puedo ver su pelo moverse por el efecto del aire que no hay.Estaba en su silla, presidiendo la mesa, teniendo a Dani a su izquierda y a Ana a la derecha, seguida de Raúl. Todos ellos mantenían una conversación constante y, por lo que dejaban ver, de lo más entretenida. Cogí mi móvil para distraerme un poco y enterarme de las noticias del mundo mientras que esperaba a que el resto de mis compañeros terminaran la comida para comenzar con el postre. Reinicié la pantalla de instagram y me apareció una foto de la rubia. De ella con Miguel. Suspiré y subí mi mirada para verla, riendo.

carolinadiaz ☑️

carolinadiaz te quiero pa siempre, como Tokio a Río⚡️❤️ @ miguel

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carolinadiaz te quiero pa siempre, como Tokio a Río⚡️❤️ @ miguel.g.herran

mcm1989 pero que pareja más bonita😍
netflixes que buena esa referencia😏😉
ursulolita creo que a partir de ahora va a ser como Tokio a Carol🤤
miguel.g.herran enana❤️

Sin siquiera darme cuenta, fruncí el ceño, de lo que me avisó Nacho. Apagué el móvil y lo dejé en la mesa con la pantalla boca abajo. Casi todos habían terminado su comida ya, así que podíamos avanzar a la parte dulce, sana pero dulce, del día. En mi campo de visión apareció una Carol tosiendo mientras reía que pedía agua a su compañero. Él le tendió la jarra pero Carol no pudo terminar de llenar el vaso, derramando un poco de agua. Se apartó rápidamente arrastrando la silla mientras seguía tosiendo llevándose las manos a la garganta. Álvaro Odriozola se cruzó la mesa entera para dejar en la barra su bandeja de comida y, como todos, se quedó mirando a la rubia.
-¡Que se ahoga! -gritó Casemiro pero Carol negó con un dedo. Se notaba que lo estaba pasando realmente mal. Más de dos veces le vimos cerrar los ojos en una cara claramente angustiada.
-Que coño, ¡le está dando una reacción alérgica! -dijo alarmado Odriozola dejando como pudo la bandeja en la barra y acercándose hasta la silla de Carol. Todos los presentes en el comedor nos levantamos de golpe pero pocos consiguieron moverse. Álvaro tumbó rápidamente a Carolina en el suelo y la puso de lado mientras que le decía que se tranquilizara y que no le iba a pasar nada.- ¡Llamad a una ambulancia! ¡YA! -gritó moviendo la cabeza hacia nosotros en busca de ayuda. Lucas cogió rápidamente su móvil de encima de la mesa y llamó a emergencias. Pedro, uno de los trabajadores del equipo médico del equipo, se levantó de su mesa y se acercó.
-Llevadla a enfermería en lo que llega la ambulancia. Miraré si tenemos algo. -dijo Pedro y Álvaro, con la ayuda de Nacho, cogió a Carol en brazos como una princesa mientras que Sergio la mantenía despierta.
Yo estaba en shock. No reaccioné. No me moví, creo que ni siquiera pestañeé. Apenas dos minutos antes de que pasara, yo estaba molesto por ver una foto de Carol con su novio, con una persona que la supo valorar y querer, no como yo. Un manotazo de Isco en mi espalda me sacó del trance y para lo único que me moví fue para girarme y abrazarle. Él entendió perfectamente que necesitaba unos brazos que me arroparan y me respondió el abrazo, acariciándome varias veces la cabeza.
-Ay pisha, pisha... -me dijo el malagueño.

La ambulancia no tardó en llegar a la Ciudad deportiva y, de nuevo, fue Álvaro el que la dejó en la camilla. Nacho insistió en ir con la rubia en la ambulancia, pero Odriozola se negó rotundamente bajo la mirada de todos nosotros, que nos agolpamos en la puerta para ver a Carolina marcharse en el vehículo más triste. Nacho y Sergio, después de que Álvaro se montara en la ambulancia y de que esta se fuera con la sirena puesta, corrieron y se fueron al hospital en el coche del sevillano.
-Vamos chicos, Carol estará bien. Nosotros tenemos que seguir. En cuanto nos avisen de algo os lo haremos saber, de verdad. -dijo Butragueño mandándonos a todos a nuestros puestos de trabajo.

Esta madrugada pensé que la pesadilla que se repite una y otra vez no podía ir a peor y que esa sería la peor pesadilla que me podría pasar, pero viendo a Carolina en una ambulancia, con un respirador en su cara y a Álvaro a su lado, me ha demostrado que no, que la peor pesadilla que puedo tener es ver a Carolina sufrir.
Antes de irnos a las duchas, Dani llegó corriendo a la salida de nuestro campo con la respiración agitada, supongo que bajó corriendo desde la sala de baile, en la planta 3.
-Chicos, acaban de llamar. Carol...

2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora