Capitulo 32. Visitas

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-Chicos, acaban de llamar. Carol está bien, hizo mucho la intervención de Álvaro. No os preocupéis. -nos dijo el bailarín poniendo una de sus manos en su pecho, que subía y bajaba alterado, y la otra en la pared, ladeando su cuerpo para apoyarse en ella.
-¿De verdad? -preguntó Isco mientras se "peinaba" el pelo con sus manos.
-No, de mentira. -respondió el rubio haciéndonos reír a todos.

Seguí los mismos pasos que realizo todos los días; llego a casa por las escaleras que la comunican con el garaje y, una vez arriba, dejo la bolsa de deporte pegada a la pared. Bebo un vaso de agua en la cocina y desde allí voy a la puerta principal para dejar en el mueble recibidor mis llaves y así saber siempre dónde están. Al dejar mis llaves, veo las de Sandra allí, lo que me informa de que está en casa, aunque todavía no la he oído. Me asomo al salón, pero no hay nadie. Tampoco está en el gimnasio ya que al subir no he oído nada. Subo a nuestra habitación y la veo allí, medio tumbada en la cama mirando a la televisión, que proyecta una película de NETFLIX con el volumen tan bajo que me parece misión imposible enterarme incluso estando en el dormitorio.
-Ya he llegado. -digo, aunque sea una completa obviedad.
-He oído la puerta. ¿Que tal el día? -me dice levantándose de la cama, pero no se acerca a mí.
-Bien, como siempre. La ambulancia ha venido a por Carol, pero Dani nos ha dicho que está bien.
-Lo sé. María ha escrito por el grupo y ella y Pilar nos han informado de todo. Se ha ido con Odriozola, ¿no? -me dijo y yo asentí mientras me quitaba las zapatillas sentado en mi parte de colchón.- Al parecer, Miguel no ha llegado porque no está en Madrid y Carol ha pedido el alta voluntaria en cuanto se ha encontrado algo mejor. Prefería descansar en su casa.
-Ah. -dije parando de hablar durante un momento.- A lo mejor deberíamos ir a verla, ¿no? -añadí y ella asintió con la cabeza. Me levanté de la cama y, cuando estaba a punto de salir de la habitación, Sandra me llamó.
-Marco. -dijo y yo paré en seco. Me giré y la vi parando la película con el mando.- Esto... esto no va.
-Mmm, ¿qué? ¿Qué no va? -respondí yo sin saber de lo que hablaba al mismo tiempo que me cruzaba de brazos.
-Lo nuestro. -dijo ella subiendo los brazos como si fuera una más que clara evidencia.- Solo hace falta verte hablar de Carol o simplemente verte cuando la miras. Estás enamorado de ella, Marco, y yo no quiero ser el segundo plato de nadie.
-Sandra, nunca te he usado como segundo plato. -le dije yo.
-Lo sé, pero creo que ninguno nos merecemos estar en una relación en la que no debemos estar. -me dijo tranquila y yo asentí.- Te deseo lo mejor, Marco.
-Yo a ti también, de todo corazón. -dije abrazándola.
-Mañana vendré a por mis cosas, ¿vale? Ahora me voy, que mis padres me esperan para irnos a la bolera.
-¡Pasáoslo bien! -exclamé yo con la mejor sonrisa que supe poner. Sí es verdad que nuestra relación no avanzaba, pero Sandra ha sido una gran amiga incluso durante nuestro noviazgo y la he querido mucho. Ella se giró una última vez antes de perderse por el pasillo y, sin enseñar los dientes en la sonrisa, me dijo un "Todo está bien." Y se fue. Ahí acababa más de un año de relación, en tres palabras.
Suspiré y me senté en la cama.

Narra Carol
-Que sí, Nacho, que estoy bien. No, no te preocupes. Yo te llamo, sí, adiós. -dije colgando la última llamada que me ha hecho Nacho desde que he salido hace dos horas del hospital, 7 en total. "¿De verdad que estás bien? Mira que te llevo al hospital. Bueno, vale, te creo, pero llámame si te encuentras peor eeh." Me dijo el defensa al final de la llamada. Le quiero mucho y le agradezco que se preocupe tanto por mí, sé que yo soy igual de pesada, pero estoy cansada de oír lo mismo de todo el mundo. He pedido el alta voluntaria porque de verdad estoy bien y prefiero descansar en mi casa, viendo la televisión o simplemente tumbada en el sofá y no en una cama de hospital.
Le vuelvo a dar al play al tercer capítulo de Insatiable, una serie de NETFLIX. Me acomodo en el sofá y me relajo extendiendo todo mi cuerpo a lo largo de este.
Din don
Sonó el timbre al poco tiempo de tumbarme para ver NETFLIX y, aunque lo hice bufando, me levanté para abrir la puerta, no sin antes parar el capítulo.
-Uy, Álvaro, hola. -dije cuando abrí la puerta encontrándome a Odriozola, una de las últimas personas a las que esperaba ver.
-Hola, Carol.
-Mm, pasa si quieres. -dije echándome a un lado en el interior de mi casa pero él negó.
-No, no te preocupes. Solo venía a ver cómo estabas. -me dijo él pasándose una mano por la nuca.
-Estoy bastante bien. -contesté yo.- Oye, muchas gracias, de verdad. Me has salvado literalmente la vida. Si fuera por los demás aún estarían haciéndome la maniobra de heimlich por creerían que me estaba ahogando. -añadí y ambos reímos.
-No ha sido nada, de veras.
-No sé cómo agradecértelo... -empecé a decir yo pero él me cortó antes de que pudiera terminar.
-Con que me perdones me sobra. Fui un gilipollas contigo y no me gustaría que tuvieras esa visión de mí toda la vida. -me dijo y yo asentí.- Bueno, Carol, ahora me voy y te dejo descansar. Nos vemos pronto.
-Sí, nos vemos. -dije yo y cuando le vi llegar a su coche, cerré la puerta para volver al salón, aunque dejé de ver la serie y cogí mi cuaderno de composición para intentar escribir algo.
Últimamente se me ocurren muchas frases pero no consigo hilarlas todas juntas para formar aunque sea una estrofa. No me corre mucha prisa, pero sí debería tener algunas escritas para el disco que se supone que debo de tener en mis manos para últimos de año como muy tarde. El lápiz con el que estoy escribiendo no deja de golpear mi pierna en un intento de concentración, pero nada. Solo he escrito dos versos sin tener ni idea de cómo empezar la canción.
Din don
Sonó de nuevo el timbre de casa y dejé el cuaderno encima de la mesa situada en frente de la televisión, donde aún aparecía la serie de NETFLIX parada. Miré mis calcetines negros durante un segundo y después recordé que había alguien esperando a que le abriera detrás de la puerta, así que medio correteé para llegar antes a la puerta principal. Al abrirla, un Marco con la mirada perdida en el cielo me esperaba.
-Hola. Perdón por tardar, he tenido un lapsus y me he quedado mirando mis calcetines. -dije yo y ambos reímos. Me eché a un lado y el mallorquín entró.
-Venía a ver cómo estabas pero después de esto empiezo a dudar de si realmente estás bien. Bueno, también me pregunto si el lapsus viene de la reacción o de antes. -me dijo él metiéndose conmigo en broma y yo le golpeé en su hombro, a lo que él rió más. Cuando llegamos al salón, dejó de reír y volvió a hablar.- Ahora en serio, ¿qué tal estás?
-Estoy bien. Al principio un poco aturdida, ahora mucho mejor. Estaba componiendo y todo.
-Oh, si estás haciendo algo me voy, al menos ya sé que estás bien. -dijo haciendo el amago de levantarse del sofá, pero yo le paré.
-Que va, tampoco es que haya sido muy productiva. Esto es lo que he escrito en toda la tarde. -dije tendiéndole mi cuaderno.- Por no hablar de lo sola que estoy. Hace nada tenía veinticinco mil personas llamándome y ahora ninguna, ni siquiera Miguel está aquí.
-Qué feo, que me has dejado para el último plato. -dijo el mallorquín riendo y yo le golpeé de nuevo, pero esta vez con la libreta.- ¡Oye!
-Por decir tonterías, listo. -le dije yo cuál niña pequeña respondiendo a su queja.
-A ver, vamos a ver qué has escrito. -dijo y cogió por primera vez el cuaderno.- Déjame devolverte las rosas que son venenosas, y llévate todas tus cosas, me ponen nerviosa. Está bien. -dije y yo asentí no muy convencida. La entoné y Marco me miró con una ceja levantada cogiendo el lápiz que tenía encima de la mesa. Bajó la mirada al cuaderno, dio unos toquecitos y me volvió a mirar a mí.- ¿Y si pones tus mariposas en vez de todas tus cosas? Por las mariposas en el estómago y eso. -yo le miré seria, a lo que él negó con la cabeza como si quisiera deshacer sus palabras.
-¡Marco! ¡Me encanta! Le bajo medio tono y ya está. -dije sonriendo y apuntando las palabras de Marco, que sonreía.- Cuando dejes el fútbol te puedes plantear esto de componer eh.
-Quita, quita. Que pierdo prestigio. -añadió y yo reí aún más fuerte.
-Y lléeevate, tus mariposas me ponen nerviosaa. -empecé a tararear y Marco soltó una carcajada haciéndome recordar los buenos momentos que he vivido con él, obviando unos pocos dolorosos. Con lo fácil que era todo con él...

2a temporada {El mejor error de mi vida} Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora