Empezar la competencia fuera de los primeros 10 lugares ya era malo. Pero comenzar siendo el último lugar era realmente vergonzoso. Al menos eso es lo que todos los demás equipos pensaron cuando vieron a Evolet en el último lugar entre los estudiantes de equipos formales.
Miel había sido la más alta, aunque aún así terminó en el lugar 39. En realidad era técnicamente bueno, pero que ese fuera el lugar más alto entre todos ya no lo hacía tan bueno. Rean estaba en el 40 y siguiéndolo, Bibian estaba en el 49. Pinky había quedado en 56 y Violeta, quien decidió pasar su tiempo castigando a otros sucios competidores, había terminado en el 59. No creyó que fuera tan malo, después de todo era sólo un ranking inicial, pero se sintió un poco mal por haber bajado el promedio del equipo, o al menos se sintió así hasta darse cuenta de que había alguien incluso más abajo que ella.
Evolet había terminado en el 123.
Ultimo lugar.
Que estuvieran en esos lugares automáticamente relajó a algunos que habían escuchado del equipo prometedor de primer año, que incluso habían roto un récord. Sólo había sido suerte.
— ¿Ese es el equipo de primero?
— Si, escuché de su legendaria prueba que rompió un récord, tal vez hicieron trampa
— Si a ese que quedó en ultimo no le hubiera ido tan mal, habrían sido equipo medianamente bueno.
Todos hablaban entre ellos, había sido un equipo que estaba en el foco de muchos, así que era inevitable. También era imposible pasar los chismes y comentarios sobre aquel escándalo. La razón por la que Evolet ahora ocupaba el último lugar. Un castigo después de aquel gran alboroto que se había creado.
Justo cuando la competencia terminó, se encontró a Bibian con algunos golpes en la cara y los brazos. Los hematomas color rojo comenzaban a hacerse notar para ese momento.
— ¿Qué pasó? — preguntó Evolet con esos ojos que parecían contener fuego, su mirada intentó buscar alrededor pero simplemente veía estudiantes por todos lados en sus asuntos. Pinky estaba cerca así que la miro intentando conseguir una explicación pero la pelirroja sólo pudo encogerse de hombros, no sabía o tal vez no quería decirle al verlo tan molesto.
Bibian no quiso contestar, su mirada era oscura y se dirigía al suelo, caminó sin mirar a nadie y sin decir una sola palabra.
Evolet intentó preguntar de nuevo, esta vez presionó su mano en el hombro de aquella chica — ¿Qué fue lo que pasó? — lo que la hizo finalmente reaccionar, aunque no parecía contenta.
— No entiendo por qué me pasan estas cosas a mí — Bibian comenzó a desahogarse con enojo en sus gritos, y su voz comenzaba a quebrarse un poco entre el llanto que intentaba esconder.
— ¿Yo le hice algo? ¿Alguna vez tan si quiera he hablado con ella? — se quejaba con Evolet, la única persona con la que se sintió capaz de hacerlo. Aunque normalmente se hubiera alegrado de que Bibian se abriera y expresara tan sinceramente, esta vez lo que escuchaba y veía lo hacía enojar aún más.
— Estoy harta de ella, de Anaid, de que todo lo malo me pase a mí — terminó de gritar y finalmente se alejó, pasó cerca de Miel y no pudo evitar sacar esas palabras que se habían guardado en su garganta — ¿No es esto tu culpa? Sigues peleando con ella ¿Por qué me meten?
Miel dejó salir una pequeña risa mientras sus hombros se encogían y sus ojos tomaban la forma de media luna — Tienes razón, es mi culpa.
ESTÁS LEYENDO
Este libro necesita un nuevo protagonista
FantasíaÉl era un chico común y corriente ¿Quién diría que al morir terminaría en la novela culpable de su muerte? Ahora es Evolet, un personaje no muy importante en un libro de magia. Debido a su odio por la protagonista ha decidido que convertirá a su per...