[52] Bienvenidos a mi casa

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El grupo de jóvenes y un maestro viajaban juntos para encontrar a esa misteriosa persona. El gran mago Sorran no era alguien muy accesible, era difícil verlo salir y tampoco tenía realmente amistades, pero podías darte cuenta de que era una persona con muchas conexiones muy escondidas, o al menos Evolet sabía muy bien eso.

Gracias al maestro su camino se facilitó más y lograron llegar a la ciudad técnica para el día siguiente.

La ciudad técnica recibía su nombre por los numerosos magos que creaban artefactos mágicos en la antigüedad, aunque ya no era tan común aun existían ciertos lugares con una gran historia en la creación de estos objetos.

Por lo que se sabe, Sorran había vivido ahí desde pequeño, siendo parte de una familia creadora de objetos mágicos. Fue hasta que su padre falleció que el negocio familiar se detuvo, Sorran no tuvo mucho interés en mantenerlo y tampoco tenía algún hermano o familiar que lo hiciera.

Llegaron a la ciudad técnica algo tarde, el sol comenzaba a esconderse y la noche se asomaba poco a poco.

Tendremos que buscar algún lugar donde dormir —sugirió el maestro.

Todos estaban de acuerdo, así que rápido se pusieron en busca de algún buen lugar donde dormir. Por desgracia eso no sería posible.

Tan pronto como estuvieron en un lugar algo vacío y sin personas alrededor, algunas figuras vestidas de negro aparecieron sin aviso.

Los jóvenes sorprendidos rápido voltearon en busca de su maestro, seguía siendo la figura adulta entre ellos así que había sido una reacción natural. Cuando vieron a su maestro, aquel hombre ya estaba siendo arrastrado inconsciente por cuatro personas.

Evolet se había sorprendido por un momento, pero ahora estaba listo para pelear.

Kaidy y Pinky también ya estaban siendo arrastradas por esas personas, por lo que Miel también de pronto salió al ataque.

El maestro Sorran los invita a tomar el té en su casa —de pronto uno de los magos de negro habló y extendió una invitación hacia Evolet.

Los golpes que ya habían salido fueron esquivados en un segundo, esas personas definitivamente no pensaban pelear, en cambio querían llevarlos con tranquilidad.

¿Por qué haces esto? —señaló Evolet a los inconscientes siendo arrastrados.

Por seguridad

En el momento en el que aquella persona terminó la oración, el mundo de Evolet se volvió color negro, todo desapareció.

Se había descuidado demasiado.

Cuando abrió los ojos la noche había caído por completo, no quedaba ni si quiera un rayo del sol. Estaba en una habitación con grandes ventanas hacia un hermoso jardín. Cuando miró a su alrededor pudo ver a todos sus compañeros excepto una persona. No estaba el maestro Radía.

Todos comenzaron a despertar poco a poco, estaban en un gran salón que sólo tenía una gran mesa y una silla elegante al fondo.

Antes de que pudieran hacer algo o comenzar a investigar, el sonido del chirrido de la puerta abriéndose se pudo escuchar con gran eco.

Aquella persona de cabello rubio, alta, bien vestida, con un elegante porte; Sorran entró por la puerta con una amable sonrisa mientras saludaba.

Mis disculpas, creo que mis subordinados fueron un poco duros al traerlos aquí ¿no es así? No querían fallar, así que tuvieron que actuar así, espero que no lo guarden en su corazón.

Este libro necesita un nuevo protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora