[33] Él es mi hermano

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Evolet pasó algunas horas encerrado sin conocer la situación fuera. En algún momento finalmente pudo salir, aunque aun llevaba el sello y seguía atado. Mientras era entregado a nuevas personas pudo ver por primera vez el estado de la Ciudad de Lobam.

Casas destrozadas, cuerpos en el suelo, gente muy alerta. Un hombre alto que parecía el líder de la rebelión estaba frente a grandes magos y maestros. Entonces anunció al rehén Evolet, un inocente estudiante de la gran escuela Sorhano, conocido por ser un gran estudiante de primer año, algunas personas lo reconocieron, al verlo golpeado se preocuparon por su seguridad.

Gracias al rehen y la amenaza a su vida, la pelea realmente pareció haberse detenido por un momento. Sea cual fuera el plan de Ersa, estaban consiguiendo el tiempo que deseaban.



Estaba sólo de nuevo, el nuevo lugar al que lo habían llevado era una pequeña oficina vacía, aunque lo mantenían ahí sólo, de vez en cuando alguien llegaba a verlo y esta vez habían traído un poco de comida.

¿Puedo usar mis propias manos?

Aquel hombre lo miró cuidadosamente pero no contestó. Tomó un poco de comida con el cubierto y lo puso frente a su boca.

Sólo quiero usar mis propias manos, aún tengo el sello — intentó pedir de nuevo con cansancio en su voz.

¿Crees que haría algo tan e-

Comenzaba a hablar enojado mientras revisaba la comida cuando de pronto Evolet aprovechó el momento y logró tomar a aquel hombre por sorpresa, rodeándolo del cuello con sus brazos. No tuvo ni un poco de piedad y lo estrangulo hasta que perdió la consciencia.

Aun así los problemas no habían acabado, al escuchar el estruendo de la comida cayendo al suelo un nuevo hombre entró por la puerta y tan pronto como vio a su compañero en el suelo se lanzó por Evolet.

Si bien Evolet era muy bueno peleando, ahora tenía aquel sello y aunque había perdido casi todo su poder, aun le impedía dar todo de sí. Entonces, en vez de seguir peleando decidió únicamente pensar en una manera de escapar de ahí pronto.

Logró salir de la habitación con varias personas siguiéndolo. Corrió por los pasillos con la esperanza de que no llegara Caleb o cualquier otra persona con una fuerza superior, pues en ese caso tendría problemas.

Aunque Evolet pudo evitar a muchos magos y alejarse al bullicio de la ciudad en desastre, finalmente quedó en rodeado por algunas personas. Ahora todo se trataría de pelear y sólo había dos posibles resultados, escapar o muy probablemente morir.

Pero justo cuando la primera persona se disponía a atacar y comenzar la pelea, una figura rápida y poderosa llegó frente a él y lo defendió de aquel ataque, conduciendo toda la pelea hacia él.

Al ver a esa hermosa figura, aquellas gruesas cejas y hermosos ojos que buscaban golpes, se sentía aliviado.

Rean había ido por él.

Tal vez era porque no llevaba el sello, o quizá su fuerza siempre había sido impresionante, pero logró pelear contra aquellas personas por un rato. Cuando tuvo la oportunidad, logró cargar a Evolet en sus brazos y salir de ahí.

Mi salvador — sonrió mientras lo veía. Aunque aquel chico estaba en muy mal estado, realmente se había tomado el momento para hacer una broma.

¿Qué hacías peleando ahí? Te podría haber pasado algo —Rean regañó mientras seguían avanzando con rapidez.

Pero no sucedió nada, porque te tengo a ti

Este libro necesita un nuevo protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora