[29] No se va a quedar así

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La competencia seguía su curso sin demasiados retrasos, además de esas más de 150 bajas de concursantes debido a lesiones y descalificaciones en el último evento, no había muchas noticias. De esas 150 personas, un gran numero estaba en la parte más alta de las clasificaciones. Por suerte el equipo había salido ileso.

Aunque sus lugares seguían subiendo, aún estaban debajo del top 50, tenían que asegurar bien su clasificación.

Siguieron dando todo su esfuerzo en la siguiente prueba del laberinto y la última, que fue una batalla contra una criatura mágica de nivel medio.

Definitivamente no había sido sencillo y tenían que seguir lidiando con aquellas malas jugadas de otras personas, pero realmente habían logrado entrar al top 30.

Hasta el momento, poco más de 250 estudiantes ya estaban fuera de la competencia.

Ellos ya se encontraban en un excelente lugar, lo suficiente como para comenzar a ser admirados por más personas, para estar un poco más en el ojo del público y otros compañeros, lo que también lo hacía un poco peligroso.

Aunque otros equipos se habían mantenido incluso más alto en estas pruebas, Evolet había notado su falta de compañerismo. Tania, quien dominaba de vez en cuando el primer lugar y su equipo eran un gran ejemplo. A veces incluso parecían desconocidos.

Teniendo eso en cuenta, aún tenían oportunidad para dominar la competencia en equipos.

En esos días Evolet había logrado notar cierta presencia conocida, aquel rubio con un porte elegante que había visto hace un tiempo. Esta vez no era Sorran, sino su hijo Ersa.

Lo había visto pasar tiempo platicando con maestros, conversaciones aparentemente normales. Justamente estaban en el último día, el cierre de la primera parte de la competencia estaba sucediendo y Evolet lo había visto dirigirse por primera vez con Anaid.

Aquellos dos fueron a hablar en privado y Evolet no había pensado mucho cuando ya se encontraba siguiéndolos.

Se escabulló entre las salas de espera y logró infiltrar una pequeña mariposa dentro de aquel lugar, era tan pequeña para pasar desapercibida que su efectividad no era muy buena, al menos pudo escuchar algo.

"Ya está empezando"

No hubo una gran platica entre aquellos dos, o al menos no que Evolet pudiera lograr escuchar, quería averiguar que estaban planeando pero tendría que pensar bien en eso luego.

Apenas se giró y comenzó a alejarse cuando se encontró chocando con alguien más. Levantó la mirada, un tipo alto con una expresión fría, cabello negro levemente ondulado y cejas abundantes, extrañamente le recordaba a alguien.

No pudo apartar su mirada al notar el gran parecido con Rean.

El otro chico no entendía la repentina reacción de Evolet, así que con desagrado lo empujó del camino con el costado de su brazo y se abrió paso.

Evolet no quiso, y no podía comenzar una pelea justo ahí, así que incluso si se molestó por aquel golpe, simplemente lo dejó pasar.

Regresó junto a su equipo, aquellos parecían haberlo estado buscando por sus expresiones de alivio, Pinky se acercó gritando — ¿Dónde estabas?

¿Acaso estaba a punto de ser regañado? Estaba comenzando a pensar en una excusa cuando fueron interrumpidos por un grupo de personas.

12 magos caminaban con gran autoridad en sus pasos, su vestimenta era más elaborada y de un color blanco con exquisitas decoraciones en verde. Llevaban un parche en la ropa con el dibujo de un sol que los identificaba, con tan sólo ver eso Evolet se dio cuenta de quienes estaban frente a ellos, y no fue el único.

Este libro necesita un nuevo protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora