Capitulo 26.- Duro contra el muro.

8K 444 73
                                    

Lena:

¿Cuándo era propicio pedirle a tu novia que fuera al psicólogo por ser una depravada sexual? Y no, no era exagerada, en absoluto era exagerada, porque el hecho de que ella no parara de provocarme y de (claramente) hacerme caer a sus brazos desde que nos levantamos, me lo confirmaba.

Así es señoras y señores, Kara Zor-El me había despertado a eso de las 09:00 de la mañana, desatando el infierno con una simple frase que en otras circunstancias, en otro lugar y en otro tiempo, no sería relevante en absoluto.

-Amor.- Dijo con una sonrisa traviesa.- Estamos solas.

Si hubiese sido más astuta, o incluso, si hubiese reparado en la viveza de sus ojos en ese momento, habría podido descifrar su malvado plan desde un principio, pero no, me había quedado embobada por esa encantadora sonrisa y por esos pozos azules que no dejaban ver la maldad al interior se ese ser (aparentemente) bueno.

-Que bueno.- Le respondí en esa inocencia de que ella estába feliz por no ser víctima de chistes por parte de su madre.- Podrás andar libre por ahí.

Y ahí, mientras yo inocentemente creía que Kara estaba feliz por motivos sin malicia y completamente ajenos a cualquier cosa que fuese sexual, mi linda rubia comenzaba a trazar un plano mental de la casa y de todas las partes en las que me haría el amor, y en efecti, lo hizo, porque ahora, unas muchas horas después y luego de mi quinto orgasmo, ella seguía mirándome con ese mismo fuego, intacto desde las 9 de la mañana.

-Kara.- La llame estirando mis extremidades entumecimiento a los pies del escritorio del despacho de su padre.- ¿De verdad tienes esa afección cardíaca? - Pregunté con incredulidad.- ¿O solo es una patraña para que no te moleste?

-¿Por que lo dices? - Retribuyó mi pregunta con voz amortiguada, apenas moviéndome su cuerpo desnudo de sobre mi.- Si, tengo esa cosa desde que tengo uso de razón, mi mamá siempre ha dicho que tenga cuidado.

-Es imposible.- Resoplé cansada.

-¿Por qué? - Preguntó moviendo la cabeza ligeramente hacia un lado mientas escalaba por mi cuerpo para recostarse a mi lado.- ¿Acaso no viste uno de mis ataques? ¿No recuerdas cuando Maggie me llevo al hospital? Habia gritos, yo convulsionando, medicinas desperdigadas, tu me odiaba ¿No?

Mire sus ojitos, como si de verdad esperase que ellos me dijeran algo más, o quizas solo la mire porque sus ojitos eran los únicos que me daban esa calma que tanto buscaba desde que había conocido el mundo completo. Ella pensaba que yo la había odiado, y no la juzgaba, nunca había tenido reparos en decirle que lo hacía, y era ahora cuando me arrepentía de haberlo hecho, porque en realidad, nunca podría odiarla.

-No...no te odiaba.- Respondi con una sonrisa en el rostro.- Solo me sacabas de quicio de muchas maneras diferentes, y gran parte del tiempo quería pegarte, muy, muy muy fuerte.

-No me respondiste.- Lanzo con su voz perezosa, mientras sus labios se las arreglaban para besarme el cuello con cierta maldad.- Quiero que me respondas amor ¿Por que no crees que tenga esa afección cardíaca?

Le sonreí, solo porque a ella tenía esa carita que desarmaba a cualquier persona.- Porque no es posible que una persona con una afección cardíaca pueda hacer... tal...tal actividad física.

-¿Te refieres a darte duro contra el muro?

De inmediato sentí como el color subia a mis mejillas, era como si simplemente supiera exactamente lo que tenía que decir para que la sangre saliera irrefutablemente disparada a mis mejillas.

-¡Eres una maldita cerca!

La sentí reir contra mi piel, erizándome el vello de la nuca en segundos, y antes de que pudiera reaccionar, ya había movido su hermoso traserito sobre mi, posicionando su cuerpo entre mis piernas.

La Bella y La Bestia. (G!P) - [Supercorp] (Supergirl) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora