Kara:
Los días se habían vuelto extraños, no entre nosotras, sino que entre los muchos factores que nos rodeaban. Apenas habían pasado dos semanas desde que la madre de Lena había venido a decir esas verdades que había hecho tanto daño, dos semanas desde que mis padres se habían enterado de que el principio de nuestra historia de amor de ensueño no era tan perfecto como la habíamos descrito.
-Mi amor.- Llamé temerosa desde sus espaldas.
Ella se giró distraídamente, clavando sus ojitos apagados en los míos.- ¿Dime? - Quizás podía ver la súplica en mis ojos, o quizás era por esa tradición que habíamos implantado luego del trabajo.- ¿Cómo te fue en la empresa? - Susurró con los brazos alrededor de mi cuello.
La abracé con fuerza, amoldando mi cuerpo al de ella, desde mi mentón hundido en el hueco de su cuello, hasta sus cálidas piernas acunando mis muslos en una caricia suave que pretendía devolverme al mundo idílico en el que éramos nosotros cuatro y nadie más, en donde éramos completamente felices y ajenas a la maldad del mundo.
-Te amo.- Susurré temblorosa.- Te amo demasiado.
-¿Estás segura de estar bien? - Cuestionó insegura.- Te sientes tensa, amor.
Suspiré.- Todo es más difícil cuando no estás conmigo, Lena.- Me confesé.- No me gusta esto de estar lejos de ti durante tantas.- Me sentía vulnerable, exhausta y demasiado ajena al mundo hasta este momento en específico, cuando estaba entre sus brazos.- Te extraño a ti, extraño a los niños, extraño mi hogar a cada hora. Extraño poder ver tu rostro mientras almorzamos, o simplemente estar a tu lado mientras les das de comer a los niños.
Lena tomó mis cabellos con más fuerzas, enredando sus dedos con más fuerzas en mi cabello, como si quisiera fundir nuestros cuerpos y proteger mi corazón junto al suyo. La necesitaba, la necesitaba tanto que deseaba estar a toda hora a su lado para poder eliminar cualquier amenaza a su felicidad, y de paso, a la mía.
-Creo que estás estresada.- Susurró contra mi oído, instándome a abrazarla mucho más fuerte.- Creo que necesitas relajarte un poco, Kara, necesitas dejar de pensar en...
-Tu no has dejado de pensar en ello.- Espeté con voz temblorosa.- Sé que todavía tienes pesadillas con ese día en que te separaron de tus padres, sé que esa mujer te arruinó la vida por completo.- Tenía tantos deseos de llorar, quería hacerlo por todo el sufrimiento en sus ojos.- No es justo, no después de todo lo que pasaste. Mereces ser feliz, y esa imbécil de Andrea Rojas sigue opacando tu felicidad; y yo no sé, no sé cómo devolvértela y protegerte de esa maldad que la rodea.- Mi corazón saltaba con fuerza, como si en verdad estuviera a punto de romperse, o como si fuese a estallar volando mi pecho en mil de pedazos, volando mi pecho de forma cruel.- ¡Quiero hacerte feliz! ¡Quiero que nuestra familia sea feliz y no sé cómo parar todo lo que está pasando! - Me separé de ella, intentando que la vida me volviese al cuerpo con solo mirarla, pero no pasó, solo encontré esa misma desesperación que me azotaba a mí.- Necesito devolverte la felicidad que me has dado, necesito hacerte reír y verte feliz; necesito, sin importar que, que me ames como yo te amo a ti. Lena, necesito sanar tus heridas...
Lena no soportó que siguiera hablando, solo tomó mis orejas, en ese gesto tan suyo, y me besó con suma dulzura. Mis manos suspendidas a sus costados bajaron con suavidad hasta posarse en sus caderas y apretarla nuevamente contra mi pecho; adoraba tanto esa sensación de paz con sus labios.
Volví a atacar su boca con furia cuando nuestro aire se acabó; una y otra vez, sin darnos tregua y sin pasar de eso, de simples besos cargados de amor, pasión y completa entrega. Porque eso era lo que sentía yo por Lena, era su esclava voluntaria, una fiel sirvienta que se movería cual sabueso dispuesto a cumplir las órdenes de su amo; y pese a que ella sabía del poder que ejercía sobre mí, no hacía nada por ejercerla de manera brutal.
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La Bella y La Bestia. (G!P) - [Supercorp] (Supergirl) [Adaptación]
FanfictionElla es una bella Rosa vendida en una subasta, la otra, es la bestia que todo el mundo le hizo creer, una poderosa altanera. La Rosa acusa a la Bestia de ser un monstruo. La Bestia llora por los maltratos sufridos durante toda su vida. La Bestia pro...