Lena.
Estaba viendo a mi esposa darse vueltas de un lado a otro sin detenerse a pensar lo que en realidad estaba por pasar yo tampoco; ella estaba desesperada, temerosa y un poco paranoica, pero la entendía, porque todo lo que tanto trabajo había costado construir se estaba tambaleando sobre una fina base, y no hablo únicamente de nuestro matrimonio, sino que cada logro que había tenido en su vida, desde su título profesional hasta su trabajo de renombre en el negocio hotelero.
-¿Por qué está pasando esto, Lena? - Preguntó temerosa mientras se dejaba caer en el sofá de la sala.- ¿A quien le hicimos mal?
-A nadie.- Respondí segura, deslizándome discretamente a su lado para entrelazar nuestros dedos.- Es por eso que necesites que seas fuerte.- Sus ojos quedaron fijos en los míos, implorando de alguna manera que no la abandonara.- Necesito que seas fuerte, porque hasta ahora, yo no he sabido serlo.
-No sé cómo ser fuerte ahora, Lena.- Jadeó completamente desvalida, temerosa. En cosa de días, Kara se había convertido en una pequeña aterrada por la noción de ser abandonada de algún modo.- Yo no sé como sentirme fuerte si puedo perderlos.
-Te amo, idiota.- Susurré tirando de sus orejas para tener de cerca su boca.- Y el hecho de que estés tan asustada por perdernos, en vez de porque tu vida solo hace que te ame más, como si eso fuese posible.
El cuerpo de Kara se curvo lentamente hasta que su cabeza terminó recostada en mis muslos y sus manos tadas en mi vientre. Si no la estuviera viendo en este momento, juraría que las lágrimas habían comenzado a migrar.
El hecho de que estuviera a unos minutos de subirme a un carro y de enfrentarme a un interrogatorio que definiría su "grado de culpa" en una red de tráfico humano. Kara podía perder todo, su imperio podía caer estrepitosamente a sus pies, pero ella sólo pensaba en las muchas maneras que los niños o yo pudiéramos ser alcanzados por ese salpicadero de mierda que había formado Andrea Rojas.
-No quiero arrastrarte conmigo.
-Estoy contigo.- Susurré dulcemente, proporcionando una caricia tierna en su mejilla cálida.- Estoy contigo desde el primer beso, aunque no lo admitiera a buenas y a primeras.- La abracé como pude, intentando darle calor, tibieza y amor.- Estoy conmigo, mi amor.
Lori y Lex parecieron comprender abiertamente que su madre necesitaba más que solo palabras, así que comenzaron a patalear y balbucear un sinfín de cosas, expectantes a que los ojos de su querida madre se centrasen en ellos. Kara alzó a los chicos, en ese intentos desesperados por sentirse en casa, por sentirse bien.
-Cariño.- Llamé su atención con suavidad.-Creo que ya es hora de irnos.- De inmediato, su carita experimentó una especie de sombra.- Lo siento, pero dijimos que estaríamos allí a las 12.
-Y a la señorita no deja de ser obsesiva con el tiempo.- Susurró con gracia lúgubre y algo nostálgica.- Aunque nunca llegues a tiempo.
-Gran parte de mis atrasos en mi vida, han sido su culpa, señora Zor-El.- Sonrió pícaramente, como si quisiera tergiversar de alguna manera lo que había dicho.- Es mejor que camines, Zor-El, no quiero llegar tarde a mi cita con esos cretinos, para dejarles en claro que son unos completos incompetentes.
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La Bella y La Bestia. (G!P) - [Supercorp] (Supergirl) [Adaptación]
FanfictionElla es una bella Rosa vendida en una subasta, la otra, es la bestia que todo el mundo le hizo creer, una poderosa altanera. La Rosa acusa a la Bestia de ser un monstruo. La Bestia llora por los maltratos sufridos durante toda su vida. La Bestia pro...