Capítulo 49.- La segunda batalla

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Lena:

Ella estaba completamente extraña, como siempre, como tanto la amaba en ese entonces; Kara Zor-El era eso, una mezcla entre extrañeza y amor desbordante, quizás con un poco de picardía y demasiada suspicacia como para regalar; y por eso la amaba. La manera en que ella se había comportado ese día me había hecho amarla más, porque extrañamente parecía dispuesta a acatar cualquier orden que le diera, o cualquier capricho que tuviera.

Todo había partido, con un desayuno en la cama, mucho antes de que alguno de los niños pensara en despertar para reclamar un poco de atención.

-Los niños aún no despiertan.- Puntualizó cuando entró con la bandeja entre sus manos.- Así que pensé que era hora de que su mamá tuviese una atención bien merecida.- Como siempre, una sonrisa inocente y desbordante de cariño adornaba su cara, igual que la de un niño pequeño esperando alguna felicitación por el trabajo bien hecho.- Y sé que sería más bonito si lo hubiese hecho con mis propias manos, pero al menos yo hice el huevo, y Marta me ayudó con el resto.

- Y sé que sería más bonito si lo hubiese hecho con mis propias manos, pero al menos yo hice el huevo, y Marta me ayudó con el resto

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-¿Estás segura de que Marta no hizo el huevo? - Cuestioné con cierta gracia.- Di la verdad, Kara Zor-El, tú solo serviste el jugo.

Un puchero apareció en sus labios carnosos.- Yo ayudé a Martita, y si intenté hacer el huevo.- Se excusó.- Pero se me pasaron de cocidos mientras servía un poco de jugo de manzana.- A veces no podía creer que esa muchacha me llevase 7 años de diferencia, y que fuese la cabeza de una cadena de hoteles multimillonaria; porque realmente era como una niña carente de amor.- Entonces, Martita se enojó y me corrió de la cocina para terminar de preparar el desayuno. Pero, yo ayudé a ordenar todo y serví los jugos.

-Te quedó lindo, cielo.- Susurré mientras enterraba mis dedos entre sus cabellos para darle suaves caricias.- Eres la mejor esposa del mundo.- Halagué mientras tiraba de ella para poder llevarla más cerca de mis labios. -Tierna, atentan, hermosa y la mejor madre del mundo.

Una risa pequeña y algo idiota escapó de sus labios, quitando por completo ese semblante intimidante que solía tener en la oficina y cuando algo la molestaba demasiado. Kara, a mi lado, se convertía en una especie de pequeña niña que buscaba desesperadamente un poco de cariño; y la adoraba, adoraba poder arrancar esas sonrisas tan espontáneas con solo acariciar su cabeza, darle un abrazo o robarle un beso cuando menos se lo esperaba.

-¿Te gustó mi sorpresa? - Preguntó dejándose caer a mi lado, con su brazo rodeando mis caderas y su mano acariciando el nacimiento de mi trasero.- ¿Te gustó despertar así?

-Si mi despertar te tiene a ti al lado.- Comencé a buscar sus mejillas con mis manos, dejándonos envueltas en un abrazo simple, pero sincero.- Siempre será perfecto, Zor-El.

Los ojos radiantes de Kara me hicieron comprender lo muy enamorada que estaba, y en cierto momento me hizo dudar de esa necesidad creciente que había crecido desde el momento en que su boca tomó la mía de esa manera tan suave y dulce. Muchas veces llegué a cuestionar el hecho de que esa sensación de seguridad que me brindaba tomar su mano fuese real, pero luego veía la carita que ponía al mirarme, y todos esos pensamientos idiotas se iban por completo.

La Bella y La Bestia. (G!P) - [Supercorp] (Supergirl) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora