—Entonces... ¿Satisfecha? —pregunta Kyle mirándome con burla.
—Oh, por favor —ruedo los ojos, sintiendo como sus dedos se aprietan alrededor de los míos mientras caminamos por la casa. Suelta una carcajada al verme sonrojada—. ¡Basta! No es como si tú no estuvieras igual.
—Sí, deberías visitarme más seguido al estudio —rodea mis hombros con su brazo.
—Lo tendré en cuenta —sonrío mordiéndome el labio inferior.
La casa está sumergida en un silencio tranquilo, todos deben estar dormidos, aunque no estoy segura de esto último, pues hicimos demasiado ruido. «No nos habrán escuchado, ¿Verdad?» Sacudí la cabeza intentando no pensar en eso, así que solo me dediqué a subir las escaleras aferrada a la mano de Kyle.
—¿Estás cansada? —pregunta al verme soltar un bostezo involuntario.
—Algo, me duelen los pies desde hace días —murmuro enfurruñada, lo veo fruncir el ceño y abrir la puerta de nuestra habitación.
—Has estado durmiendo mucho últimamente —tira de mi cabello detrás de mi oreja, mirándome fijamente—. ¿Estás segura de que estás bien?
—Perfectamente —sonrío, me impulsa hacia arriba con sus manos para darme un tierno beso.
—Necesito una ducha —dice—. ¿Vienes conmigo?
—Me encantaría, pero tengo sueño —hago un puchero, uno que él besa con rapidez—. Te esperaré en la cama.
—Eso suena bien —me sonríe y se aleja para después perderse en el interior del baño.
Suelto un suspiro y camino hacia la cama. Me agacho para recoger una almohada que está en el suelo, pero al levantarme con rapidez, un leve mareo junto con un pinchazo me atraviesa la cabeza. Suelto un pequeño quejido y me llevo una mano a la cabeza, me siento en la orilla de la cama, para poder tranquilizarme un poco. Cierro los ojos e inhalo profundamente para llevar algo de aire a mis pulmones, e intentar ahuyentar las repentinas náuseas que invadieron mi sistema.
—Cariño, ¿Sabes dónde está mi...? —la pregunta de Kyle muere en el aire—. ¿Mel?
No soy capaz de responder, pues el mareo y las ganas de vomitar no me dejar formular ninguna palabra. De un solo salto me levanto de la cama y corro hacia el baño, esquivando a Kyle en el proceso. Me arrodillo con rapidez y soy consciente de que expulso todo mi estómago dentro del inodoro. Las arcadas incrementan y con ello, el ardor en mi garganta.
—Shhh —Kyle me da tiernos y suaves golpecitos en la espalda, ayudándome con mi asfixia, me sentía ahogada y llegó un momento en el que no me salía nada más de la garganta—. Ya, cielo, basta.
Comencé a toser, dejándome caer estrepitosamente en el suelo, atrayendo todo el oxígeno que me es posible por la boca.
—¿Qué es, preciosa? —sujeta mi rostro, dándose un poco la vuelta para tirar de la palanca del baño y tomar una toalla—. Respira.
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La sed de mi alma
RomanceKyle Black es un ser despiadado e inescrupuloso, el mundo le teme por el ser dueño y señor de su universo. Tiene el control de todo lo que lo rodea, maneja a todos a su antojo. Es el rey de La Orden. Su vida se pone de cabeza cuando Melissa Müller s...