13. "Cediendo terreno".

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Estaba estupefacta

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Estaba estupefacta.

Lo ocurrido hace unas horas me había dejado un poco confundida, Kyle se había ido con Roger a hablar con el tal Héctor que fue punto clave en la conversación.

Claro, aún seguía un poco aturdida por mi encuentro con Kyle en la biblioteca. Aturdida por sus palabras, por sus besos, por manos en mi cuerpo, por... No, Melissa, no pienses en eso.

Su voz se reproducía en mi mente una y otra vez, los labios me picaban ante el recuerdo de sus besos, pero no podía ilusionarme de esa manera, no podía. Bueno, la verdad es que, si podía, porque ya era mayor de edad, cosa que parecía afectarle a Kyle. Y, bueno, la pelirroja que parecía ser otro gran problema, ya cómo que no lo es.

La pelirroja que había besado a Kyle hace unas semanas estaba sentada frente a mí, mirando sus largas uñas pintadas de color rojo y con el ceño fruncido. Era hermosa, tenía que admitirlo. Su cabello era muy rojo y tenía pecas, y sus ojos eran grandes y verdes...

—Solo tengo dos ojos, no encontrarás otro —murmuró sobresaltándome, me sonrojaré inevitablemente cuando me encontró mirándola—. Soy una persona, no un bicho raro.

—Perdón —susurré, ella suspiró.

—No, perdóname tú a mí —paseó sus manos por su jean claro, mi ceño se frunce—. Hace una semana, cuando vine aquí y lo besé... No sabía que estaba contigo, perdóname. De haberlo sabido, habría mantenido mi distancia.

—No, él y yo no... —trago forzado.

¿Qué podía responder a eso? Él y yo no tenemos nada, ¿o sí?

—¿No están juntos? —preguntó con el ceño fruncido, yo bajé la mirada y me encogí de hombros—. Pero si él y tú... Espera, espera —sacudió sus manos en el aire—. ¿Estás viviendo aquí? —asentí—. ¿Cómo es eso posible?

—Mi hermano hizo algo malo conmigo... —me interrumpí sin saber si podía contarle, pero terminé por hacerlo—. Me vendió a un hombre, y ese abusó de mí —era la primera vez que relataba lo sucedido en voz alta, seguía doliendo, pero ya no me daba asco—. Kyle me salvó la vida.

—Yo... lo siento, debió ser horrible —su voz es un susurro, y para mí sorpresa, su mano toma la mía—. No me imagino como debió ser eso para ti, si Héctor hiciera eso...

—No sé lo deseo a nadie más, créeme —ella me regaló una sonrisa comprensiva, y creo que es sincera—. ¿Tú y Kyle...?

—No —niega con rapidez—. Nunca tuvimos esa clase de relación, solo era físico y tampoco duró mucho tiempo. Lamento si di la impresión equivocada, pero no estoy enamorada de él y Kyle tampoco siente nada por mí.

—No tienes que seguir si no quieres —le dije, porque yo tampoco quería escuchar los detalles de ella y Kyle en esas situaciones.

—No seré un impedimento para que estés con él, si eso es lo que piensas —bufó—. Nunca tuve oportunidad con él, jamás lograría que él me mirara como te mira a ti.

La sed de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora