15. "Sin marcha atrás".

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Dos días

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Dos días.

Dos días han pasado y aún no me atrevo a verlo a la cara, es que ni siquiera lo he visto, lo que me comprueba una cosa: soy una maldita cobarde. Eso es lo que eres Melissa Müller. Me encerré en mi habitación y desde entonces no he pisado el piso inferior. Azucena ha venido y me ha traído la comida, me dijo que Kyle ha preguntado por mí, pero ella le envío mi mensaje de que estoy indispuesta y que no quiero ver a nadie.

Por lo menos respetó mi petición. ¿Eso es una señal o algo así? ¿Eso quiere decir que aquel beso no significó nada para él? ¿Tal vez solo es una estrategia para hacerme pensarlo todo el tiempo? ¿Para tenerme interesada?

Estaba muy confundida, porque me Kyle y me estaba comenzando a faltar el aire cada vez que pensaba en él. Pero no sabía si estaba lista para enamorarme, pero ¿se está listo para enamorarse? ¿Hay una edad específica? ¿Solo pasa de un segundo a otro?

¡Basta, Melissa!

Solté un grito ahogado sobre la almohada y sollocé en impotencia. Tomé lentas respiraciones y me puse de pie, tenía sed, pero la botella de agua que estaba en mi mesita de noche ya se encontraba vacía. El reloj digital marcaba las doce de la noche, todo el mundo debería estar dormido.

Entonces, decidí escabullirme y bajar las escaleras con cuidado, ya que no llevaba mi bastón de apoyo. No hice ningún ruido, hasta que llegué a la cocina y me serví mi bien merecido vaso de agua. Mi garganta agradeció rápidamente el agua, miré a mi alrededor y todo estaba oscuro y silencioso.

También, hacía un frío tremendo y me dolía la pierna. Creo que debería cambiar mi pijama por uno más largo, o sino, la noche se me hará eterna.

El agua cae en cascada dentro del vaso de cristal, pero lo más interesante, son las burbujas que se mueven alrededor del mismo.

Ojalá pudiera hacerme pequeña y poder nadar en el vaso de agua.

Unos pasos se escucharon, pero no me moví, en cambio, vacíe el vaso sobre el lavadero y volví a llenarlo con agua. Una mirada potente me erizó la piel y no tuve que girarme a comprobar quién era.

Mi cuerpo comenzó a irradiar sensaciones extrañas y placenteras al mismo tiempo, lo que jamás me había pasado en la vida y me agitaba la respiración. Lo sentí acercarse a mí despacio, sin siquiera hacer ruido. Sin embargo, su potente presencia se situó detrás mí y luego percibí su respiración pausada cerca de mi oído.

—La vida es tan rara, ¿no crees? —su voz profunda salió en un susurro que impactó contra mi oído—. Un día tenía todo organizado. Fríamente calculado. Mi vida, mi familia, La Orden, mis empleados, mi casa...

Un escalofrío me recorrió la columna cuando sus dedos tocaron los míos, puesto que mi mano derecha estaba a mi costado.

—Estaba bien con eso. En realidad, me gusta tener todo en orden, a mi completo orden —su tono se hacia cada vez más bajo y mi corazón empezó a acelerarse de manera pausada—. Pero, de pronto, todo se me salió de las manos. Mi mundo se sacudió completamente, de tal manera que, de no estar así, no podría respirar.

La sed de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora