31. "Este soy yo, diciendo: te amo".

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Dos días después

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Dos días después.

La Dra. Mason limpia atentamente la herida en mi pierna, pasando el algodón suavemente por mi piel, para luego terminar y colocarme una venda alrededor del muslo. Me dijo que las heridas no necesitaban sutura, ya que no eran tan profundas, pero sí mucho cuidado y limpieza constante.

Tenía un total de tres heridas: una en mi brazo, otra en mi muslo y una en mi abdomen bajo. Ninguna había sido de gran gravedad, lo cual me tranquiliza, tampoco tenía ningún golpe de más y todo marcaba estar en orden. La doctora me garantizó que no me quedarán cicatrices, que con un tratamiento en dos o tres semanas estaré libre de marcas, y lo agradecí mucho eso.

Aún me sentía entumecida, sobre todo de los brazos gracias a las restricciones y debido a eso, tenía dos vendas alrededor de mis muñecas por la irritación que me causaron las esposas de metal. Por suerte, el moretón en mi mejilla estaba desapareciendo, lo que era bueno, ya que Kyle se estaba volviendo loco y para de mirarme con culpa.

-Debes tener mucho cuidado con la del abdomen, ¿sí? -asiento en dirección a la doctora-. Cómo ya te dije antes, las heridas no son profundas, pero no queremos que con un mal movimiento se vean afectadas, ¿está bien?

-Okey -la mujer es castaña y bajita, pero es gentil y eso la hace amigable.

-Te veo mejor desde la última vez -dice, mi ceño se frunce ante la confusión-. Yo te revisé hace un par de meses, pero estabas inconsciente y por eso no me recuerdas.

-Oh -muerdo mi labio-. Gracias.

-No hay problema, linda -sonríe-. Es mi trabajo, me gusta ayudar.

-Es admirable.

La puerta del baño se abre, dejando ver a un Kyle Black vestido totalmente de negro. ¿Qué tiene este hombre con la ropa negra? En todo caso, se ve realmente hermoso y sexy así.

Parpadeo para salir de mi aturdimiento cuando la doctora termina de vendar mi brazo.

-¿Todo bien? -pregunta llegando a mí, el hecho de que esté sentada sobre el mesón del lavamanos ayuda a qué estemos a la misma altura.

-Sí -asiento, sus labios se pegan en mi frente unos segundos, luego su mano baja por mi cabello y se detiene en mi nuca.

-Todo está perfectamente, la señorita Mel está en muy buen estado -informa la doctora. Ahora con un semblante serio, y supuse que se debía a Kyle, él podía influir temor aún y cuando no era necesario-. Es normal que sientas dolor, las heridas están muy recientes. Pero te recetaré unos calmantes por si acaso, junto con las cremas para la cicatrización. También debe mantenerse en reposo unos días, nada de movimientos bruscos ni estar de pie mucho tiempo. Solo por precaución.

-¿Eso es todo? -cuestiona el pelinegro junto a mí.

-Por el momento, sí -asiente-. Ya sabes, si tienes algún malestar, no dudes en llamarme.

La sed de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora