13. Vuelco sin quererlo

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Hace 8 años...

Hacía poco que Eva me había avisado del primer avistamiento de ballenas, recuerdo la ilusión con la que me contó como ella había presenciado eso. En sus ojos pude ver la ilusión por las migraciones y lo feliz que la hacía hablar de los preparamientos que se estaban empezando hacer en su casa con ese motivo.

"-Mi padre me ha dicho que estas migraciones son muy especiales para mí- me dice apoyada en el borde de la barca.

-¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia?

-No me la ha explicado, le pregunté pero me dijo que tendría que esperar a que llegase el día para que en la ceremonia me lo contasen.

-¿Y qué piensas que puede ser? Quizás es que ahora te dejan salir aquí fuera sin tu hermana, o a lo mejor puedes beber trabajar como nosotros. Yo ya he empezado a trabajar en un herrería- la explico emocionado por saber si su mundo se arece en algo al mío.

-En Serea no trabajamos, en Serea nos esforzamos toda la comunidad para ayudarnos unos a otros y salir adelante cada día sin problema. Y lo de venir fuera sin mi hermana desde luego que ni en cinco migraciones que pase lo conseguiré.

-Ojalá poder cruzar el arco e ir a Serea algún día. ¿Sabes? Tengo ganas de conocer todo lo de allí y ver a tu familia. Me imagino las casas hechas de coral o de piedras como el arco- exclamo con una risa que no tarda en contagiarse a su voz.

Cuando volvemos a la calma veo en sus ojos un destello que me avisa sobre la idea que ronda por su cabeza. Eva baja la mirada un par de veces mordisqueando sus labios mientras piensa si debería decirme aquello que piensa o es mejor que muera entre sus labios. Al alzar la vista la suplico con la mirada que no vuelva a huir de mis ojos y se queda ahí quieta, con la intensidad del color que hay en su vista y formulando la frase que está apunto de removerme todo por dentro.

-Podrías venir el día de las migraciones, vivir tu primera migración conmigo. Quiero decir junto a mí- se apresura a recalcar lo último.

-¿Sí? ¿Lo dices enserio?- alzo la vista al arco de piedra que separa dos mundos diferentes.

Veo como su cabeza se mueve de arriba abajo en afirmación y en mi estómago la sensación de cosquillas que tengo siempre que estoy con ella se propaga hasta mi garganta.

-Vente, nadie te verá- su voz de súplica me vuelve a ella.

Noto como mis labios se estiran de extremo a extremo de mi cara sin llegar a decir que sí ella sabe que todo en mi quiere cruzar esa fina línea que nos separa. No solo como amigos sino porque quiero saber si podré vivir allí con ella o si ella debería venir conmigo. Mi cabeza empieza a imaginarse una vida al completo junto a Eva y entonces me lanzo abrazarla notando la corriente de electricidad que nos rodeó aquel día que nos rozamos al contacto del collar o cuando su mano tapó mi boca al hablar de las migraciones. Creo que este calor abrasador que me invade cada vez que nuestras pieles entran en contacto es mi sensación favorita hasta lo que llevo de vida."

Hace ya una semana que me comentó sobre la fiesta que se celebraría hoy y a la cuál acudiría yo en el anochecer ya que aún en la tarde seguíamos viéndonos con su hermana y mi tío haciendo de esos dos extraños que ni son capaces de cruzar una tímida mirada. 

No me ha costado dejar a mi madre dormida pronto y a mi tío en una taberna de mala muerte donde pasará la noche acompañado de mujeres y litros de alcohol. El haberle acompañado me ha servido para reencontrarme con la joven muchacha que el mismo día de mi cumpleaños me confesó que su pasión era pintar, cuando nos hemos visto ha intentado esquivarme pero la he alcanzado gracias a mi capacidad de esquivar todos los obstáculos, borrachos y mesas de por medio.

Serea, la tradiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora