Hace 1 año...
Si decía que mi primer año lejos de casa había sido fácil mentía, desde luego que mentía con la boca grande porque no había sido así y es que costaba sobrellevar el día a día sabiendo que mi madre se encontraba a kilómetros de mí junto a mi tío y la chica que me había impulsado a tomar este rumbo. Había imaginado muchas veces como sería mi vida si me hubiese quedado en tierra o si el Penélope no me hubiese aceptado, con las estrellas en la noche iluminando el cielo mientras me apoyaba en la barandilla controlando que no hubiese nadie cerca. La brisa nocturna del mar me acariciaba siempre limpiándome esas lágrimas que terminaban por salir cuando nos veía a los dos juntos conviviendo el día a día en la casa de la playa. Podría haberla contado de mis antepasados, sobre mi sangre híbrida para así poder volver a Serea, conocer a su familia y después ella a la mía. Aún era pronto para imaginarnos con hijos, pero por supuesto que los había visto en esos planes de futuro que imaginaba aún sin estar junto a ella.
-¿Otra noche dura?
La voz de Gato me alarma haciendo que me separe de la barandilla donde estaba empezando adoptar mi pose para recordarla como solía hacer siempre. Giro mi cuello ladeando la cabeza al ver que no viene solo sino que le acompaña Hades, cada uno se pone a un lado mío. Gato se sienta sobre la fina barandilla manteniendo el equilibrio para no caer hacia atrás y Hades apoya su peso en esta con una sola mano sin partirla.
-Todas lo son pero hoy hace un año que me fui de casa- suspiro dejando caer mi hombros abatido.
-El primer año es difícil- habla Hades que ha ido cogiendo soltura poco a poco-, después de ahí solo vas sintiéndolo tan lejano ese momento en el que te fuiste que dejas de lamentarte por no tomar otra decisión.
-No sé la verdad, creo que me va costar porque no me despedí. Mi madre se enteró que me iba por mi tío y ella igual así que creo que jamás me perdonaré esa forma rastrera de irme que tuve.
-Mejor eso a que sean ellos quien te echen- murmura Gato mordisqueando sus uñas-. Quiero decir, mis padres me echaron porque no me querían simplemente, cualquier cosa que hacía era detestable para ellos así que no echo de menos mi casa porque ellos no me echan de menos a mí.
Hades y yo le miramos sin saber que decir, las realidad de Gato es dura y siempre que me quejo por todo llegan sus palabras que me hacen retractarme dándome cuenta de que a fin de cuentas resulto ser un afortunado en la vida.
-¿Cómo sabes eso? Que no te quieren digo- le pregunta Hades cruzándose de brazos.
-Porque me echaron de casa tío, no hay nada más claro que eso, ¿no?
Suelto una pequeña risa ante su tono absurdo en la contestación. Me limito a girar sobre mi cuerpo apoyando mis hombros en la barandilla de espaldas al mar mientras ellos discuten sobre si es una justificación bastante sólida como para afirmar que no te echan de menos. Hades argumenta a favor de que se arrepienten mientras Gato se ríe de lo absurdo que le suena el arrepentimiento en su familia.
-La única que me puede echar de menos es la chica que quería y ni eso porque seguro que me odia- lamenta cambiando el tono de burla.
-¿Por qué debería odiarte?- pregunto yo frunciendo el ceño.
-Joder con las preguntitas, a cada cuál más tonta eh. ¿Es algún tipo de concurso entre vosotros o qué?
-Sí, nos hemos apostado una birra a la pregunta más absurda, ¿te parece bien?- digo siguiéndole el rollo.
-Perfecto, apostando a mi costa eh, entonces me uno y me autopregunto. Dejadme que piense a ver ... mmmhmm.
Suelto una gran carcajada observando como sujeta su barbilla alzando la mirada al cielo pensando que pregunta hacerse para ganar la cerveza que he inventado como apuesta en un concurso que era inexistente.
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Serea, la tradición
Novela JuvenilCuenta la vieja leyenda que las sirenas son seres que pocas veces se dejan ver pero cuando lo hacen debes atenerte a las consecuencias. Un cruce de miradas inadvertido, el roce tras el hundimiento del barco o cualquier cosa que te involucre con ell...