Hace 2 años...
Va hacer casi un año de mi vida como pirata, en dos meses concretamente. Un año donde he estado sin ver a Eva más allá de todas esas imaginaciones que he tenido, los sueños con sudores haciendo que las noches sean eternas y el reflejo del mar que a veces me ha querido regalar su imagen tímida haciendo que la recuerde para un tiempo más largo del que mi cabeza se ve capaz de hacer. También hace un mes que pertenezco al Ondina, cuando Fer vino a sacarme del Penélope temí que eso pudiera afectar a Gato, pero sorprendentemente tal como me dijo conseguiría colarse en el barco junto a mí y salir de ese otro infierno que le resultaba el Penélope ya que era el segundo barco pirata que él pisaba y por lo visto huyó pensando que sería mejor pero lo único bueno según sus palabras es que me encontró a mí. "Un amigo de los que valen la pena perder la vida por ellos", esas fueron sus palabras cuando me habló de lo malo que era ese otro barco quejándose incluso de la cama que la del Penélope no era mejor pero desde entonces yo no me volví a quejar de nada delante suya sabiendo que todo.
-¿Sabes que es una Ondina?- me sorprende Gato por la espalda mientras me esfuerzo por apretar un nudo.
-No y para tu interés estoy ocupando con un par de tareas solo por si te lo preguntabas.
-Ah que va, si te veo que estas liado, tranquilo- su mano golpea mi espalda en señal de amistad-. ¿Quieres que te cuente que es?
Cuando oigo de nuevo su pregunta resoplo sintiendo como mis manos se queman al tirar de ambos lados de la enorme soga para dejarla bien anudada y que no vuelva a causar ningún problema como la última vez donde en medio de la tormenta el mismo que está intentando distraerme tuvo que subirse al palo de madera trepando para poder recolocarla ya que pertenece a una de las velas y la fuerza del viento hizo que se perdiera igual que nuestro rumbo por lo que estamos camino a la costa balear cuando nuestra finalidad era Italia y su gran cantidad de oro de la que nos habían llegado varias noticias por las diferentes tabernas donde habíamos parado a lo largo del mes.
-Gato, estoy ocupado. ¿Te lo repito?- sueno con seriedad a lo que él se limita a encogerse de hombros.
-¿Y? Puedo hablarte mientras haces ese nudito, tranquilo que no pasa nada por mí eh.
-Ya, por ti, pero por mí si. Necesito concentrarme para que salga bien- reprocho sintiendo que la paciencia que tenía se agota hoy como la cerveza en el barco.
-Si solo es un nudo venga ya, trae que lo acabo yo.
Mi mirada sale cortante a sus manos estiradas contra mí que empiezan a retirarse poco a poco con el miedo que le infundo a cortarselas con la mismisima soga si no me deja tranquilo. Solo necesito un momento para comprobar que he atado bien el nudo y corroborar que la cuerda está colocada en su sitio sin que vuelva a peligrar en la próxima tormenta que amenaza con ser pronto.
-Lo comprendo, te dejo en paz tío joder- suspira dando media vuelta sobre sus pies para dejarme solo por fin.
Cuando compruebo que sus pasos se oyen lo suficientemente lejos termino mi tarea rápido levantándome del suelo donde me había puesto de rodillas para colocar bien la cuerda una vez finalizado todo. Con los brazos en jarra alzo la mirada al cielo que está atardeciendo dejándome llevar de nuevo por uno de esos tantos recuerdos que me trae todo lo relacionado con ella, ahora probablemente debería estar junto a mi tío viéndola a ella y a su hermana para mirarla con un solo movimiento de ojos decirla que a la noche la esperaría.
"Me giro sobre mi espalda esperando a que salga del agua para dejarla esa intimidad que tanto la gusta, el cambio de forma sirena a humana.
-Ya no hace falta que te gires cuando salgo del agua- me dice abrazándome por la espalda.
Mis manos se enredan en sus brazos rodeando mi cintura dejando que gire la cabeza para mirarla de reojo, aún tiene unas pequeñas gotas en la cara resbalándola fugazmente que apresuro a secar pasando mi dedo pulgar por ahí para después dejarla un beso en los labios como saludo.
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Serea, la tradición
Roman pour AdolescentsCuenta la vieja leyenda que las sirenas son seres que pocas veces se dejan ver pero cuando lo hacen debes atenerte a las consecuencias. Un cruce de miradas inadvertido, el roce tras el hundimiento del barco o cualquier cosa que te involucre con ell...