20. Encuentros extraños

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Hace 5 años...

-Esta ilustración es muy buena, me gusta bastante Zulima- digo merodeando por el dormitorio que esta había improvisado en su cuarto hacía cosa de un año.

-Gracias, tenía pensado que lo llevases al mercadillo como alguna que otra vez.

-Eso está claro, seguro que algún curioso me da un par de monedas o quizás algo de comida por este amanecer- la confirmo acabando por sentarme en su cama.

Desde hace dos años monté este pequeño negocio con la chica que conocí en mi duodécimo cumpleaños en la taberna donde mi tío creyó darme uno de los mejores regalos de aquel día aunque sin duda el mejor regalo fue el rato que pasé tras escabullirme junto a Eva donde me explicó su forma de cumplir años e hizo que se empezase a crear ese fuerte vínculo que ahora nos unía porque somos dos críos, yo con quince años y ella con catorce migraciones. Hace una semana que fue la fecha de su cumpleaños humano, el que pusimos ella y yo, robé un par de dulces de una pastelería para comerlos en la que ahora era nuestra casa, y aún recuerdo su felicidad al ver que lo recordaba.

"Por primera vez en el mes había conseguido llegar antes que ella a nuestra ya más que habitual cita. Era como ser dos adultos que trabajan desde bien temprano, se ven en el descanso de la tarde a escondidas de sus jefes y finalmente al caer la noche se reencuentran en casa donde el amor sigue latente desde que cae la noche hasta que los rayos de sol advierten de la separación. Todo a escondidas de la gente para evitar miradas y cuchicheos. Vivíamos bien, o al menos vivíamos felices en nuestra propia burbuja de amor sin que nadie nos estorbase.

-Vaya ya estás aquí, te has adelantado- murmura Eva entrando y cerrando la puerta asegurándose de que no se vea nada.

-Si, hoy tenía que llegar antes porque hoy es un día especial- sonrío levantándome para recibirla entre mis brazos.

-¿Ah si? ¿Qué pasa hoy?- pregunta curiosa pero demostrándome que en realidad solo espera una respuesta.

-Pues que como bien pusimos hace un par de años atrás, es tu cumpleaños humano y he traido unos dulces para celebrarlo como cada año solemos hacer.

-Sabía que lo ibas a recordar, no hacía falta nada de esto eres un completo idiota.

Se mueve en mis brazos como una niña pequeña mientras que mis manos la aprietan más fuerte junto a mí sintiendo como casi podemos formar una sola persona. Dejo un beo en su frente cuando nos separamos aún con nuestros cuerpos juntos rozándose, me permito el lujo de agarrar su cara entre mis dos manos y deslizar así mis pulgares por sus mejillas redondas que más de una vez ya he podido mordisquear en nuestros juegos tonto sintiendo la chispa que nos mantiene vivos.

-A comer se ha dicho venga- dice Eva estirándo sus brazos hacia arriba sonriéndome pra envolver mi cuello después.

Deja tan cerca sus labios de los míos que debo contenerme para no empezar con el juego de los mordiscos y nuestras lenguas que solo hace por llevarnos a la cama para abrazarnos y dar vueltas y más vueltas dejando las horas pasar juntos que pese a ser más de cinco siempre se sienten como una o dos.

Eva se encarga de abrir el envoltorio en el que he metido los dulces para que no sufrieran en el camino hasta aquí en la barca. Envuelve en sus manos el dulce con cuidado para mirarlo con la delicadeza en sus ojos que me muestra, me mira tras este y sonríe siendo una vez más esa tierna niña que juguetea conmigo a ser adulta en las noches. Abre su boca para darle un bocado y yo inmóvil frente a ella miro como mueve sus músculos de la mandíbula para masticar y poco después tragar al movimiento que dibuja su garganta al paso del dulce.

Serea, la tradiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora